Capítulo 50

Una pequeña campanilla sonó insistentemente. San Pedro detuvo el sonido de un pequeño despertador a cuerda. Un nuevo día empezaba. Las carpetas quedaron archivadas. San Pedro salió de su oficina y se dirigió hacia Ángelo a quien le dio las últimas indicaciones.

—No te pongas nervioso. Siempre hay una primera vez para todo. No te preocupes de hacerlo bien a la primera, eso vendrá con el tiempo.

—San Pedro, no creo estar preparado.

—Si te equivocas no será la primera ni la última vez que lo hagas. Yo también me he equivocado muchas veces. Eso se llama experiencia.

San Pedro le entregó el manojo de llaves antiguas a Ángelo y lo abrazó.

—Desde ahora estás a cargo. Sé que lo harás bien.

Ángelo metió la llave para abrir las puertas del Cielo y un golpe de energía espiritual, hizo que Ángelo lanzara lejos las llaves.

—Viste, a mí también me pasa a veces —dijo San Pedro sonriendo.

Ángelo desconectó la energía espiritual y abrió las puertas del Cielo. San Pedro se dirigió al transportador principal. Del transportador salieron cuatro espíritus asustados.

—Sigan derecho hasta el fondo y encontrarán el Cielo —les dijo San Pedro.

Los espíritus caminaron lentamente por el suelo de nubes blancas, mirando nerviosos hacia todos lados. San Pedro entró al transportador y desapareció.