Capítulo 49

San Pedro en su oficina, revisaba un alto de carpetas de vida apiladas en su escritorio.

Ángelo se encontraba detrás de las puertas del Cielo, practicando para recibir a los nuevos espíritus.

—Bienvenidos al Cielo, espero que se queden para siempre… No, así no.

—Bienvenidos al Cielo. No, primero abro la puerta, los saludo y luego me presento.

—Bienvenidos al Cielo, soy Ángelo, ayudante de San Pedro.

—No diré que soy el ayudante. Mejor Ángelo a secas.

—¿Qué venía después? Inserten sus discos de identificación en el eje giratorio y luego los abrazo.

—¿Los abrazo primero o les doy la mano?

—Mejor les doy la mano. A continuación les digo que inserten sus discos de identificación en el detector áureo.

—Pero primero tendré que ir a conectar el detector luego de saludar a los espíritus.

—Ahora sí. Dejo conectado el detector. Desconecto la energía espiritual. Saludo. Abro las puertas del Cielo. No. Abro las puertas y luego saludo…