Capítulo 43

San Pedro apareció por el transportador exterior. Caminó rápidamente hasta llegar a las puertas del Cielo y apretó el botón del intercomunicador.

—Ángelo, abre las puertas, por favor.

Ksiel abordó a San Pedro de improviso.

—El Administrador del Cielo, no se encuentra en su horario de trabajo y deja a un subalterno a cargo de todo —dijo Ksiel irónico.

—No tengo tiempo para tus odiosidades Ksiel. Permiso, necesito hacer mi trabajo —contestó San Pedro molesto.

—Odiosidades dices. Dejar esperando a espíritus que ha sufrido toda una vida y dejar en manos de un subalterno la responsabilidad del Cielo. Creo que tenemos un problema de conceptos, y para que tú sepas, yo también estoy haciendo mi trabajo. Y por lo que puedo apreciar lo hago mejor que tú.

Ángelo abrió las puertas del Cielo. San Pedro le dio una orden con la mano para que Ángelo hiciera funcionar el detector áureo. San Pedro saludó efusivamente a los nuevos espíritus que llegaron.

—Antes de que entren, por favor, pasen sus discos de identificación por el detector —dijo San Pedro.

Ángelo, bajó una palanca doble y lentamente comenzó a aparecer del suelo de nubes, una cabina de cristal.

—Coloquen el disco de identificación aquí —le dijo San Pedro, apuntando a un eje giratorio.

—Ángelo, ¿por qué no abriste las puertas del Cielo y te encargaste de los espíritus? —preguntó San Pedro en voz baja.

—Preferí esperarlo a usted, que sabe cómo hacerlo.

—Ángelo, abrir un par de puertas y hacer funcionar el detector, no es ninguna ciencia.

—Sí, San Pedro, pero tuve miedo a equivocarme.

—Ten más miedo a no hacer nada que a equivocarte.

—Ksiel que siempre viene a molestarlo, me tenía nervioso.

—No le hagas caso. Ksiel va a crear polémica por lo que digas y por lo que no digas, y cuando no tiene noticias frescas viene a molestarme.

Luego que los espíritus fueron controlados por el detector, San Pedro se dirigió a su oficina y llamó por el intercomunicador.

—Nikola ¿Cómo estás?

—Necesito urgente que vayas a arreglar lo que conversamos. Por favor, lleva la caja de herramientas grande, puede que la tengas que utilizar.

—Sí. Si sé que tienes que pedir una autorización del Purgatorio, pero necesito que me hagas ese favor. Yo te esperaré en el taller para explicarte todo.

—Gracias amigo mío, nos veremos allá. Ve con Dios.

San Pedro le dio algunas instrucciones a Ángelo y luego se fue por el transportador que había en el interior del Cielo.