Capítulo 25

San Pedro junto a los nuevos espíritus, llegaron en el transportador al Sector de Vibración Angélica. Se distinguían a lo lejos unos bulbos transparentes parecidos a ampolletas alargadas, de unos dos metros de altura. Había cinco bulbos transparentes a la derecha y cinco a la izquierda. Al fondo se encontraban tres bulbos blancos, siendo el del centro el bulbo más grande.

—Introduzcan sus discos de identificación en el bulbo correspondiente y esperen hasta que la escotilla se abra. Una vez dentro, cada bulbo de vibración angélica, detectará el grado de evolución de cada espíritu y según ese dato, serán enviados al sector del Cielo que les corresponda.

El primer espíritu entró al interior del bulbo y este produjo un sonido muy suave, casi melódico. Se originó una especie de flash de luz esmeralda y el espíritu desapareció. Luego le sucedió un flash violáceo, rosado y azulino. El último espíritu insertó el disco en el eje giratorio y el bulbo se iluminó de una hermosa luz albina. En ese momento llegó de entre las nubes un ángel informador acompañado de un espíritu que iba sobre una nube. El espíritu acomodó el trípode de una cámara antigua, sacó el protector del lente, ajustó el cono captador del sonido y por último insertó un cristal de grabación.

—¿Estás listo? —preguntó el ángel informador Ksiel.

—Cuando guste —contestó Érico.

—Espere, espere, ¿podría contestarme algunas preguntas? —dijo el ángel informador Ksiel, al nuevo espíritu.

—Eh… claro —contestó el nuevo espíritu.

—¿Érico, me veo bien desde ese ángulo? —preguntó el ángel Ksiel al espíritu que operaba la cámara.

—Sin duda divino, como siempre —contestó Érico.

—Bien, cuando quieras.

—Actitud, acción —dijo Érico y comenzó a dar vueltas a una manivela que salía de la cámara de grabación.

—Estamos en directo transmitiendo para ustedes desde el Sector de Vibración Angélica, con los últimos hechos acaecidos en el Segundo Cielo. Estamos al lado del espíritu que ha ingresado con un alto grado de evolución.

—¿Qué tiene que decir al respecto?

—Yo… este… siempre he tratado de ser mejor como persona y…

—Todo un prototipo de espíritu bueno, ¿no?

—¿Lo han tratado bien en su ingreso al Segundo Cielo?

—Si… eh… yo creo…

—¿Lo hicieron pasar por el área de espíritus importantes?

—No, eh… pasé junto con los demás.

—Como, ¿lo mezclaron con los demás espíritus menos evolucionados?

—Tratos vejatorios, ¿se lo merece un espíritu bueno, que ha llevado una existencia humana llena de sufrimientos? Véanlo hoy en el informativo central, en mi entrevista en profundidad. ¿Quedan espíritus buenos en la tierra?

—Corte ¿Cómo quedó? ¿Salí bien? ¿Tomaste mi mejor perfil? —preguntó Ksiel.

—Precioso, lo mejor que he visto desde su última entrevista —contestó Érico.

Ksiel con aire satisfecho, extendió sus alas y de un salto llegó hasta San Pedro.

—San Pedro, necesito que este espíritu esté para el informativo central ¿Podrás tenerlo listo a tiempo?, o, ¿es muy complicado para ti? —preguntó Ksiel irónico.

—No, no es muy complicado, lo tendré a tiempo.

—Así me gusta, buena disposición. Has cambiado tu actitud desde la última vez.

—Eh… sí.

—¿No has descubierto ningún demonio dentro del Segundo Cielo? —preguntó Ksiel sarcástico.

—No, porque con el nuevo detector…

—Sí, sí, que bien. Nos vemos en el noticiero central. Vámonos —le dijo Ksiel, quien se fue sin despedirse de San Pedro.

—Menos mal que se fueron —murmuró San Pedro.

—Amigo mío, usted es una celebridad en el Segundo Cielo, así que tendrá que acostumbrarse —le dijo San Pedro al espíritu evolucionado.

—No deseo hacer pública mi vida —contestó el espíritu modesto.

—No se preocupe, será sólo una entrevista, pues no todos los días llega un espíritu tan evolucionado. En cuanto termine unos asuntos pendientes, lo iré a buscar para que vayamos juntos al programa de entrevistas del ángel Ksiel y pueda hablar un poco de su vida en la tierra. Inserte de nuevo su disco de identificación. Cuando llegue al sector que le corresponda, un ángel le indicará su nuevo lugar de descanso.

—Que tenga un buen día. —San Pedro se despidió del espíritu con un apretón de manos.

El espíritu ingresó al tubo de vibración y desapareció, produciendo una suave luz albina.

San Pedro volvió a su oficina por el transportador.