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El mercurio

DE MEDICINA PRIMITIVA A AZOTE MEDIOAMBIENTAL

En la clase de química has aprendido que el mercurio es un elemento metálico (número atómico 80; símbolo químico Hg) conocido sobre todo por su uso en termómetros, aunque este uso está en declive debido a la prohibición en algunos lugares de los termómetros de mercurio no prescritos. También puede que sepas que el mercurio es un plateado metal pesado, de transición (por su posición en la tabla periódica de los elementos), y que es uno de los cinco elementos que son líquidos a temperatura ambiente.

Pero el mercurio tiene una historia larga y variada que va más allá de los termómetros y de los laboratorios de química. Durante miles de años, el mercurio ha sido usado por personas en todo el mundo de formas muy diferentes, y solo recientemente hemos comprendido el terrible peligro que este elemento representa para la Humanidad.

LA ATRACCIÓN DEL MERCURIO

España produce el 60 por ciento del suministro mundial de mercurio y hasta la primera mitad del siglo veinte era motivo de orgullo nacional.

El mercurio se obtiene de un mineral rojo en la región de Almadén, y hay una historia interesante e ilustrativa de la España medieval. Debido a que se obtenía fácilmente y era agradable a la visión, los ocupantes de los palacios españoles ordenaban construir piscinas de mercurio como ornamentación. Los reflejos plateados creaban efectos hermosos y espectaculares, pero hay informes de que las personas que vivían en dichos palacios eran tendentes a estar enfermas, y a sufrir síntomas como temblores, salivación y paranoia —que ahora sabemos que son síntomas de una intoxicación por mercurio.

Los españoles no debieron entender la causa y efecto relacionados con el mercurio porque en fecha tan reciente como 1937, España encargó al escultor Alexander Calder la creación de una fuente de mercurio para el Pabellón Español en la Exposición Universal de París. La fuente de mercurio de Calder, que estaba en el vestíbulo de entrada enfrente del Guernica de Picasso, había sido diseñada, como el cuadro, específicamente para la exposición con la intención de ser una afirmación política contra el expolio de Francisco Franco de las minas de mercurio de Almadén, símbolo de orgullo nacional en la época.

La fuente de mercurio fue el primer gran encargo de Calder y hoy está instalada en la Fundació Miró en Barcelona; aunque está protegida por cristal.

QUÉ ES DE HECHO

El mercurio se encuentra tanto en su estado elemental como en compuestos orgánicos e inorgánicos, y está presente en el medio ambiente como resultado de la actividad humana así como la de recursos naturales como los volcanes y los incendios en bosques. Ha sido usado durante tres mil años como medicina y como materia prima industrial. Hay tres formas principales del mercurio:

  1. Mercurio elemental: es la forma líquida usada en los termómetros, barómetros, pilas, medicinas tradicionales, y por los estudiantes en las clases de química. Se evapora rápidamente cuando se calienta y es tóxico en su forma evaporada.
  2. Las sales de mercurio inorgánico se usan en cremas antisépticas y en ungüentos y en la electroquímica.
  3. Los compuestos orgánicos de mercurio como el dimetilmercurio o el metilmercurio se crean cuando el mercurio en el aire aterriza en el agua —o cuando el del suelo es arrastrado a este elemento— donde las bacterias pueden cambiarlo al metilmercurio, una forma altamente tóxica de la sustancia que se acumula en los pescados, mariscos y animales que comen a otros peces. Son, de lejos, las formas más peligrosas del mercurio, pues pueden ser absorbidas por el cuerpo.

En los EE.UU., el uso del mercurio se generalizó durante la Fiebre del Oro cuando vieron que se podía usar en amalgamas de oro y plata. Entonces, con el comienzo de la Revolución Industrial, se encontraron muchos usos para el mercurio, incluyendo la creación de daguerrotipos, azogar cristales y como conservante. De hecho, debido a sus cualidades conservadoras era un ingrediente valioso de la pintura de las paredes hasta 1990, cuando su uso fue prohibido.

El mercurio también se usa en la fabricación de químicos industriales o en aparatos electrónicos y eléctricos. El mercurio gaseoso ha sido usado en algunas formas de anuncios de neón, y el mercurio líquido a veces se usa como enfriador de reactores nucleares.

El mercurio tiene un efecto corrosivo cuando se aplica al metal, y se dice que los Aliados enviaron soldados a territorio enemigo para sabotear los aviones alemanes durante la Segunda Guerra Mundial aplicando pasta de mercurio a la capa fina de aluminio que mantiene unido al avión. Si la historia es cierta, esta técnica habría sido muy efectiva pues el mercurio corroe el metal rápidamente y los aviones se habrían desmembrado.

USO DEL MERCURIO COMO MEDICINA

El mercurio en la forma de pigmento rojo natural conocido como cinabrio, se usaba con fines cosméticos por los antiguos egipcios y chinos, y los griegos crearon usos medicinales con él que continuaron a lo largo de la historia. Desde el siglo XVI hasta mitad del siglo XX, las sales de mercurio fueron uno de los principales tratamientos contra la sífilis.

Se sabe que tanto el Presidente Andrew Jackson como Abraham Lincoln tomaron mercurio. En el siglo XIX, el calomel (cloruro de mercurio) era considerado un curativo y fue tomado por Andrew Jackson. Debido a que se han conservado mechones de su cabello (Jackson recibía peticiones frecuentes de muestras de sus cabellos, y como accedía a tales peticiones —y las muestras se conservaron— las tenemos para poder estudiarlas) los investigadores pudieron analizar muestras de 1815 y 1839. Ambas mostraban altos niveles de mercurio. Los historiadores informan de que muchos de los problemas físicos de Jackson —males digestivos, excesiva salivación, dolores de cabeza, temblor de las manos y disentería— podrían haber estado causados por este «tratamiento» con mercurio.

Se han escrito libros recientemente sobre las depresiones de Lincoln y se ha informado sobre su uso de las pastillas llamadas «masa azul». La «masa azul» era un tratamiento popular usado en el siglo XIX para numerosas condiciones físicas como la depresión, el estreñimiento, el dolor de muelas y los embarazos. Su principal ingrediente era el mercurio elemental, combinado con raíz de regaliz, agua de rosas, miel, azúcar y una mezcla de pétalos de rosa. Los investigadores ahora saben que estas píldoras contenían tanto mercurio elemental que pudieron causar cambios de humor, temblores y daños neurológicos a Lincoln. (Se cree que la pastilla media contenía 9000 veces más mercurio de lo aconsejado). Afortunadamente para la historia, Lincoln dejó de tomar las pastillas azules poco después de su elección.

A principios del siglo XX el mercurio se les daba a los niños anualmente contra las lombrices, y a veces se usaba en los dientes de los infantes. Incluso ahora, los compuestos de mercurio se encuentran en algunos medicamentos comunes como antisépticos, laxantes, ungüentos para bebés, colirios y espráis nasales.

Si tienes más de quince o veinte años, entonces es probable que recuerdes a tu madre usando mercromina —el líquido rojo— en cortes y raspaduras. La mercromina era anterior a la vigilancia federal sobre las medicinas, y el gobierno no se ocupó de los tratamientos antisépticos más antiguos hasta la década de 1970. Comenzaron un examen del mercurocromo en 1982, pero fue finalmente en 1998 cuando la FDA se pronunció decidiendo «que no se consideraba generalmente como seguro y efectivo» como antiséptico sin prescripción y prohibió su venta.

El problema más reciente con respecto al mercurio y la medicina ha sido su uso como conservante en las vacunas infantiles. (También se usa en la tinta de los tatuajes). Junto con el aumento del número de vacunas, ha habido un incremento en el diagnóstico de autismo en los niños.

«El sombrerero loco»

La locura del sombrerero deriva del uso del mercurio. Desde mitad del siglo XVIII, se bañaban las pieles de animales en una solución anaranjada consistente en un compuesto de mercurio para realizar los sombreros de fieltro. El proceso separaba el pelo del cuero haciendo posible que el pelo se apelmazara. La solución y los vapores eran altamente tóxicos, y los síntomas en los sombrereros incluían temblores, drásticos cambios de humor, insomnio, demencia y alucinaciones. Los Estados Unidos prohibieron el uso de mercurio en la industria del fieltro en 1941.

Aunque los estudios no han probado una relación entre el trimerosol, el conservante de mercurio que se usa en las vacunas, y el autismo —los científicos aún no saben por qué hay más autismo—, hay coincidencia en que el mercurio es una neurotoxina que puede causar graves daños a un sistema nervioso en desarrollo. Como resultado, el Consejo de Defensa de los Recursos Nacionales y otros han presionado con éxito para que se retire el trimerosol de las vacunas infantiles. Ahora todas las vacunas están disponibles en forma libre de mercurio, aunque algunas vacunas contra la gripe aún lo contienen como conservante, y algunas vacunas contra la difteria y el tétano tienen trazas residuales.

ODONTOLOGÍA

Incluso si evitamos el mercurio en los fármacos, una visita al dentista puede revelar que lo tienes en la boca. Si tienes empastes de «plata», entonces tu boca contiene mercurio. El mercurio elemental es el ingrediente principal en las amalgamas dentales.

El debate sobre la seguridad de empastar los dientes con una sustancia que contiene mercurio tiene ya mucho tiempo. En fecha tan temprana como 1843, la Sociedad Americana de Cirujanos Dentales obligó a sus miembros a firmar una promesa de no usarlo; sin embargo, a veces sigue usándose. Aunque algunos activistas de la salud afirman que el mercurio se filtra de los empastes a nuestro cuerpo, el Departamento de Alimentación y Drogas realizó una declaración en 2002 que reafirmaba la opinión general: «No hay pruebas científicas válidas que muestren que las amalgamas causan daño a los pacientes con restauraciones dentales, excepto en raros casos de alergia». Irónicamente, en 1988, los restos de amalgamas dentales —empastes que han sido extraídos— fueron declarados un producto de desecho peligroso. En un intento por llevar a la nación por una dirección más positiva, California fue el primer estado en prohibir el uso de los empastes de mercurio a partir de 2006.

¿NO TIENES EMPASTES? ¿NO TOMAS «MASA AZUL»? ¿ESTÁS EXPUESTO?

El mercurio se libera a nuestro entorno y contamina nuestras vías de agua, donde el pescado que comemos está siendo contaminado. El mercurio se acumula en la carne del pescado y es inodoro e invisible.

Aunque algunas personas son más susceptibles a la intoxicación por mercurio que otras, se están identificando unos sorprendentes niveles de intoxicación de mercurio en los EE.UU. Una vez en el cuerpo humano, el mercurio actúa como una neurotoxina, interfiriendo con el cerebro y el sistema nervioso, y en las mujeres jóvenes se incrementa enormemente la posibilidad de tener hijos con defectos de nacimiento.

El mercurio se asienta en el cuerpo adhiriéndose a la grasa, y como las mujeres tienen un 10 por ciento más de grasa que los hombres, las hace más tendentes a la intoxicación por mercurio. Los niños también están en riesgo debido a que su sistema neurológico aún se está desarrollando.

En 2005, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades con base en Atlanta estimaron que una de cada quince mujeres estadounidenses en edad reproductiva tiene un nivel de mercurio en sangre por encima de los 5,8 microgramos por litro de sangre —un nivel que podría ser un riesgo para un feto en desarrollo.

Unos años antes, un médico californiano realizó su propio estudio y encontró que el mercurio en sangre de sus pacientes femeninas era de hecho diez veces mayor que la lectura media de los CDC; en los niños el nivel era a veces un 40 por ciento más alto. Ya se deba esta diferencia al área del país o a otra explicación, lo importante es que nadie está dando buenas noticias sobre este asunto.

UNA DURA LECCIÓN APRENDIDA EN JAPÓN

Si los peligros del mercurio no estaban del todo claros a principios del siglo veinte, quedaron totalmente en evidencia en Japón durante los 50. Minamata, en la costa occidental de la isla más meridional de Japón, estaba más al sur del lugar de la Chisso Corporation, localizada en Kumamoto, que a mitad de los años 30 fabricaba acetaldehído, una sustancia usada para la producción de plásticos. Desde 1932 a 1968, Chisso arrojaba a la bahía una media de veintisiete toneladas de compuestos de mercurio, y pasaron décadas antes de que alguien se diera cuenta de que el pesado metal se había transformado en metilmercurio, una forma orgánica que entra fácilmente en la cadena alimenticia.

Dada su localización, los residentes del área consumían pescado regularmente, pero lo primero que levantó las sospechas públicas fueron los «gatos danzarines» del área. Primero, los gatos comenzaron a mostrar signos de comportamientos erráticos. Desafortunadamente, los síntomas comenzaron a aparecer en las personas. Finalmente, más de 3000 residentes mostraron los efectos de intoxicación por mercurio, también conocida como enfermedad de Minamata, y cuyos síntomas son: anormalidades, mareos, pérdida de destrezas motoras, habla empeorada, y graves defectos de nacimiento. Murieron cuarenta y seis personas.

¿QUÉ PASA ENTONCES CON EL PESCADO?

Hasta la fecha, cuarenta y ocho estados han emitido consejos de pesca sobre el mercurio. En agosto de 2004, la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) anunció que el pescado en prácticamente todos los lagos y ríos de los EE.UU. está contaminado, y a principios de 2005, un estudio en Ecotoxicology encontró altos niveles de mercurio en aves, salamandras y otros animales de Nueva Inglaterra que antes se pensaba estaban a salvo. Fueron noticias muy desalentadoras pues hasta hace poco se creía que las intoxicaciones por mercurio estaban limitadas a las especies que consumían la toxina directamente del agua. Lo que se está descubriendo es que cuando se emite al aire —por medio de las emisiones de centrales energéticas, por ejemplo— el mercurio viaja a distancias lejanas y se posa en hojas y plantas, donde es consumido por insectos, ciempiés, y otros pequeños animales que más tarde son ingeridos por aves y otros animales salvajes.

Más de treinta años después de que se diera la alarma, la acumulación de mercurio en los peces sigue siendo la mayor fuente de exposición al metal tóxico en los EE.UU. El Departamento de Alimentos y Medicamentos recomienda que las mujeres embarazadas, las mujeres que puedan quedarse encinta, las mujeres con niños de pecho, y los niños, eviten el tiburón, el pez espada, la caballa, los blanquillos y que limiten el consumo de atún blanco (atún enlatado y filetes de atún) a 170 gramos (una comida) a la semana. (Estos pescados están en la cima de la cadena alimenticia y contienen mayores niveles de mercurio ya que consumen pescados más pequeños en lugares contaminados). El atún claro enlatado, las gambas, el salmón, el abadejo y el pez gato pueden consumirse sin superar los 350 gramos a la semana.

Aunque la solución a largo plazo tiene que ver con reducir los niveles de mercurio en nuestro entorno, hay una solución a corto plazo. Si se detectan pronto altos niveles de mercurio en el cuerpo, la mayor parte de las personas pueden reducir estos niveles reduciendo la cantidad y la clase de pescado que consume. En casos más severos, un proceso de quelatación puede ser útil para liberar al cuerpo de esta toxina.

PERO ¿DE DÓNDE VIENE TODO ESTO?

Las centrales eléctricas que usan carbón son la mayor fuente de emisiones de mercurio en el país, con más de 45 000 kilos de mercurio emitidos al aire cada año —un tercio del total. Las plantas de cloro, que usan grandes cantidades de mercurio para extraer cloro de la sal, también liberan toneladas de mercurio cada año. Las instalaciones que reciclan partes de coches también son una fuente de contaminación por mercurio.

Hasta el 2001 las emisiones de las fábricas y de las centrales eléctricas estaban gobernadas por la Ley de Aire Limpio, que requería que las centrales tuviesen la mejor tecnología disponible ya instalada y en marcha para el año 2009. Las mejoras preveían reducir las emisiones en un 90 por ciento. La administración Bush cambió esto, sacando a las centrales energéticas de la Ley de Aire Limpio y proponiendo un primer esfuerzo regulatorio por reducir las emisiones un 70 por ciento en trece años. Además, la EPA también permite a las compañías energéticas que compren créditos de contaminación en lugar de reducir los niveles de emisiones. Si se les permite a los contaminadores que paguen por el derecho a contaminar, entonces las emisiones empeorarán a corto plazo.

Y aunque nuestra primera tarea es reducir las emisiones de mercurio, el problema también necesita ser encarado globalmente pues sabemos que para proteger nuestro entorno necesitamos tener en cuenta a todo el mundo.

De modo que cuidado con el consumo de pescado y escribid a vuestros congresistas y decidles que necesitamos reducir nuestra exposición al mercurio.