¿Ahora sales? Pero si es hora de volver
¡Ay! ¡Qué nostalgia! Bueno, nostalgia, quien dice nostalgia: creo que hace un par de meses me lo dijo, pero es que llevo tantos años acompañada de este consejo…
Cuándo lo utilizaba:
Vamos por partes. Si alguien escucha este consejo pensará que yo no he tenido hora de vuelta a casa. Bueno, realmente si alguien piensa esto es que ésta es la primera vez que se enfrenta al concepto drama mamá y no ha leído nada del libro. Bueno, y también que tuvo una adolescencia afortunada en la que podía quedarse por ahí cuando empezaba lo mejor, es decir, cuando yo me iba a casa.
Yo tuve hora de vuelta siempre, y no sólo eso: mi madre iba a buscarme.
—Nena, que hay mucha gente muy mala, y por lo oscuro te puede pasar cualquier cosa. ¿Has oído lo del violador del ascensor? —En todas las épocas de mi vida había uno, que ya es casualidad—. Mira que si te pasa algo. A mí no me cuesta nada, y estoy más tranquila. Además, así te veo cómo llegas, que cualquiera se fía. Que ahora tenéis mucha libertad, y que si me tomo una Coca-Cola y que si la Coca-Cola llevaba vinito y no, no quiero una hija borracha. Como te vea piripi, ¡ay!, como yo te vea piripi una vez en tu vida… Ni en tu boda. ¿Me oyes? Ni en tu boda te dejo ponerte piripi. Nada, que te espero a las 10 en la plaza. Y puntual.
—Pero mamá, que a todo el mundo le dejan hasta las 12.
—A mí me da lo mismo lo que hagan los padres de los demás. Tú a las 10, y así mañana aprovechas el día. Que ya me dirás tú qué haces a esas horas que no puedas hacer a las cinco de la tarde.
—Es que a las cinco no hay nadie, están a las doce.
—Pues quedad antes, chica, quedad antes, que mira que es fácil la solución. ¡Las doce! Ésas no son horas para que una niña ande por las calles. Te espero a las 10, y ven rectica, que como te vea dar un traspié no vuelves a pisar la calle. ¿Me oyes? Y como te huela a tabaco, te enteras.
Cuando ya no me iba a buscar, es decir con 20 años o así, yo seguía teniendo hora. No lo hablábamos claramente, para evitar el enfrentamiento, pero si tú a mi casa llegas después del periódico del que mis padres son suscriptores, vas lista. Más te vale que parezca que has salido a correr, porque si no, correrás de verdad.
Consecuencias del consejo:
Soy absolutamente nocturna. Toda la vida pensando que lo mejor pasaba cuando yo me iba, así que nunca veo el momento de ir a la cama. Me lío. «Me voy a ir ya a dormir, total, no dan nada en la tele. Bueno, igual me meto a Facebook. Y ¿Twitter? Espera, igual ha pasado algo increíble en el mundo. Debería ordenar esas fotos de vacaciones. Este programa lo he visto. Un zapping. Me voy a depilar las cejas mientras. A ver qué dicen en Twitter.» Las dos de la madrugada.
Segunda consecuencia: arrastro un sueño perenne. «Y si ahora pasa lo mejor, ¿qué? Aguanta un poco, nena, aguanta un poco.»
Tercera consecuencia: broncas infinitas e interminables cada vez que iba a salir.
—¿Pero adónde vas a estas horas? Las 10 de la noche es hora de volver, no de salir.
—¡Ay, mamá! Pues a dar una vuelta.
—¿Con quién?
—Con éstas. —Ya sabes, típica edad comunicativa.
—¡Uy! ¡Sí! Me dejas mucho más tranquila. ¿Pero qué hacéis por ahí? No lo entiendo, de verdad que no lo entiendo. Con lo bonito que es el día, con su luz y su sol. Pero no, vosotros sólo sabéis estar por la noche. Que qué haréis…
—Pues bailar y hablar…
—Con lo mal que tú bailas, no lo entiendo. —Ahí, reforzándote—. No bebas nada. Y no vuelvas por lo oscuro, que el otro día dieron la noticia de que hay un nuevo violador del ascensor. A ver si vamos a tener un disgusto, nena, que un día tú a mí me matas de un disgusto. Total, por andar mal bailando, porque tú sabes que bailarina no puedes ser, ¿no? Chica, ya te podías quedar en casa haciendo algo de provecho.
Poder del clic. Clic y ya no la oigo, porque puede llenar el mundo de palabras y darle una vuelta, y otra, y otra, y otra…
Excepciones para utilizarlo:
Futuros hijos míos, tranquilos, sé que lo mejor pasa a última hora. Llegaremos a un acuerdo. Eso sí, me quedo con el consejo de mi no drama papá: «Nena, imagínate que yo me despierto una noche porque haces ruido al llegar de madrugada. Ésa es la última noche que tú duermes en esta casa. A esas horas se llega meada. Y si llegas más tarde que el periódico, compra churros, que me lo tomaré mejor.»
Versiones:
«La mía también me venía a buscar cuando salía de noche. Pero tengo que añadir el punto más dramático del asunto: ¡venía en pijama! En su coche y en pijama. Un día chocó a otro coche por detrás; era un padre que iba a recoger a su hija y adivina: ¡también iba en pijama! Te juro que es verdad absoluta, parece inventado, pero es ciertísimo. De hecho, lo recordamos cientos de veces durante años y años y años. Me meo de imaginármela.» Lula P.
«“¿Que vas a salir con tus amigas y sin tu novio?” Y lo que es peor aún, la semana pasada me dijo: “Yo no entiendo esta juventud. Te vas a cenar con tus amigas y dejas a tu marido en casa con los niños.” Las drama mamás nunca dejan de serlo, da igual que vivas en casa o la edad que tengas.» Anónimo