Eso es que estás creciendo
Tú te levantabas un día de la cama y se te doblaban las rodillas:
—Mami, me encuentro fatal, yo creo que esta noche durmiendo me he partido las piernas.
—No digas tonterías, que no dices más que tonterías. Eso es que estás creciendo.
—¿Crecer duele?
—En la vida todo duele, pero si me haces caso y eres una niña obediente, la vida te dolerá menos.
—¿Por qué duele?
—Ya estamos con los porqués, ¿eh, nena? ¿No habíamos hablado ya de que, a veces, las cosas son más bonitas si no sabemos porqué? Acuérdate del disgusto que te llevaste cuando tu padre te explicó que el frigo no era una caja mágica que hace frío. Acuérdate de que no te hizo ninguna gracia. Pues eso, a veces es mejor pensar que las cosas son mágicas, y punto.
—Mamiiiiiii, pero es que me duele.
—Mira, nena, te he dicho una y mil veces que no me llames mami, que no eres un bebé y yo me pongo muy nerviosa. Te duele porque sí, porque te tiene que doler.
—«Porque sí» no es una respuesta. —Ahí, en plan kamikaze.
—«Porque sí» es una respuesta si lo digo yo. ¿Te queda claro?
—Jo, sólo preguntaba…
—¡Ay! Qué pesada eres, de verdad. Pues la vida duele porque la hicieron así y tus piernas, porque los huesos se están estirando y empujan a tus piernas, por eso te duele.
—Pues yo no quiero crecer más.
—¡Ah, claro! Que te quieres quedar enana, muy práctico. Así no tendré que comprarte ropa nunca más, ni zapatos, ni cambiarás de clase, porque como no habrás crecido…
—Bueno, no sé… Si no tengo que crecer más…, ¿tendría que seguir comiendo vainas que son buenas para crecer? —Estaba loca, mirando directamente a los ojos del abismo y tan tranquila, como si no fuera conmigo.
—Mira, nena, tú te comes las vainas aunque midas la mitad de Pulgarcito, ¿me oyes? Y como te hagas la lista, dos platos cada vez. Y vete a hacer los deberes, que me tienes harta.
Consecuencias del consejo:
Miedo paralizante por las noches. «Y si mis huesos crecen mucho y me revientan la piel, ¿qué? ¿Cómo se vive una vida con la piel reventada?»
Segunda consecuencia: crecer me parece una mierda. No sólo te dolían las rodillas, cualquier catarro, angina, dolor de muelas, de cabeza e incluso moratón era «porque estás creciendo».
Tercera consecuencia: terror a ser un gigante. Yo crecí de golpe. Un martes. Pasé al metro setenta y tres de golpe, y mucho antes que mis amigas. Así que todos los dolores que padecí después de «El estirón» me aterrorizaban. «¡Por Dios, no quiero crecer más! Ni un centímetro. Esto me pasa por comer tantas vainas.»
Cuarta consecuencia: incredulidad en la sabiduría materna. Vamos, hombre, con 33 años que tengo y me siguen doliendo las rodillas, no fastidies que todavía me queda por dar un estirón.
Excepciones para utilizarlo:
Futuros hijos míos, la vida duele, es así. Me gustaría daros buenas noticias, pero duele. Ahora, que si sois obedientes…
Versiones:
«A mí también hubo una época de mi niñez en la que me dolían muchísimo las piernas, y me quejaba constantemente. Mi madre me daba friegas con pomadas para los dolores y me aliviaban bastante, al menos un ratito. Hasta que por lo visto un día no le quedaba pomada y me dio con crema de manos, y claro, noté alivio, pero por las friegas, no por el aloe vera. Ella creyó que lo que tenía yo era mucho cuento, y ya no me volvió a dar masajitos. Aún hoy me lo recuerda, que era una cuentista, y no he logrado hacerle entender que el alivio era ¡por las friegas! Jesús, qué cruz.» Ana
«Lo mío daba una vuelta de rosca más. Solía dolerme un costado o el otro, una pierna o la otra, pero nunca ambos lados al mismo tiempo. Tras quejarme, mi madre me espetaba eso de “estás creciendo” y mi respuesta (sincera y acojonada) se presentaba en forma de pregunta: “¿Y estoy creciendo sólo de un lado?” Ya me veía contrahecha y torcida para el resto de mis días. Realmente terrible.» Cintia
La opinión del experto:
«El dolor de huesos o de piernas es muy frecuente en edad escolar y en los adolescentes. Hasta el momento ha sido llamado dolor de crecimiento, aunque nada tiene que ver con éste, ni con ninguna enfermedad. En ocasiones se debe a contusiones, golpes o traumatismos. Todos esos dolores son agudos y aparecen y desaparecen en horas o pocos días… Los médicos no sabemos la causa del mal llamado dolor de crecimiento, conocemos que no es una enfermedad. Es posible que el dolor esté relacionado, sin que se sepa con exactitud, con el excesivo ejercicio físico de los niños, con el hiperentrenamiento, porque el reposo resuelve el dolor.» Doctor Juan Casado, jefe del Servicio de Pediatría y del área de Cuidados Intensivos Pediátricos del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid. (El gran libro de la pediatría.)
No me fastidies: resulta que ni los médicos saben qué es…