CAPÍTULO 29

Quien tiende bien, plancha la mitad

Lo tengo que reconocer: mi madre tiene razón. Un gran consejo. Estupendo. Pura sabiduría de madre. Una verdad como un templo. Si no te gusta planchar… Bueno, ¿a qué clase de persona le puede gustar planchar? Mi madre, que tiene su casa limpia, pero limpia tipo «en esta casa no hay atmósfera, por eso no hay ni una motita de polvo», odia planchar. Y tiene ese truco. Un buen truco. Vale, dejo de insistir, pero es que los buenos consejos de mi madre los paladeo con placer.

Matizaciones malas a un buen consejo:

Mi madre lo plancha todo.

—«Por supuesto que las sábanas se planchan. ¿Y si te pones mala y tiene que venir el médico a casa? Imagínate qué vergüenza si están arrugadas. Nena, las sábanas se planchan.»

—«Las toallas también se planchan, ¿cómo no se van a planchar? Es que tienes unas cosas. ¿Y si viene algún invitado a casa y las ve todas arrugadas en el baño, qué va a pensar de ti? Pues que eres una sucia, y eso no. ¿Me has oído? De una hija mía nadie va a decir que es sucia, antes me borro como madre.»

—¡Ay! Y ya que estás, no te cuesta nada darles un planchado a los calcetines, que quedan mejor, tú hazme caso, y si alguien abre el cajón de los calcetines, pues pensará: «Pero qué chica más limpia.»

—Pero, mamá, ¿quién narices va a abrir mi cajón de los calcetines?

—Nunca se sabe, tú por si acaso dales una planchada. Y, por favor, no digas «narices», que queda vulgar.

Para mi madre, la limpieza es LA VIRTUD, sin lugar a dudas lo mejor que se puede decir de alguien. Puedes saber si una persona le ha impresionado porque dice: «He conocido a la hija de Pili, ¡ay!, muy mona, muy estilosa, es médico, trabaja en una ONG, pero sobre todo ¡tiene una pinta de limpia!» Mi madre vio a Obama y dijo: «Me gusta ese chico, tiene pinta de ser muy limpio.» Tú estudia durante años, cúrrate una dura carrera política, sé el primer presidente negro de Estados Unidos y nada de eso valdrá tanto como que lleves los calcetines planchados.

Excepciones para utilizar el consejo (en realidad, variación del consejo):

Futuros hijos míos: quien tiende bien, plancha la mitad. Una buena sacudida, la ropa bien colgada, y no habrá que planchar.

Segundo consejo: existen tejidos que no hace falta planchar, así que compraos toda la ropa hecha con ellos. A excepción de la lycra, hijos, la lycra sólo se admite en un bañador y con mucho, mucho cuidado.

No perdáis tiempo planchando sábanas, toallas, bragas, calcetines, paños de cocina y la mayoría de las camisetas y pantalones. Si alguien dice que sois unos sucios por no planchar los calcetines, no pasa nada, el problema es suyo. Conoceréis más gente. Si es vuestra suegra, estáis jodidos.

Versiones:

«Mi madre lo planchaba todo a excepción de los calcetines. Pero poco a poco se empezó a dar cuenta de que hay cosas que no lo necesitan tanto, y que con una buena tendida está todo solucionado. Ahora ya está tan cansada de los añazos que lleva limpiando y ocupándose de la casa, que sólo plancha lo estrictamente necesario. Ya era hora de que descansara un poco (sólo un poco).» Queta

«Mi suegra plancha hasta la ropa interior. Y una temporada que tuvo a sus sobrinos en casa, le planchó al pequeño una camisa “moderna” de estas que están muy muy arrugadas, pero que son así. Pues le quitó hasta la última marca de la última arruga. ¡El chaval pilló un cabreo descomunal!» TNO

«Mi madre, cuando voy a su casa a comer, me dice: “Hija mía, quítate esa camisa que le voy a dar una planchadita.” Y lo peor, a mi marido, que trabaja con traje: “Miguel, quítate los pantalones que los llevas sin raya.”» Anónimo