CAPÍTULO 23

Si no comes, no vas a crecer

Éste es el típico consejo ¡QUE ES MENTIRA! Mamá: mentira, mentira. Ahora, desde mi metro setenta y tres, lo sé, pero con 10 años no lo sabía, no. Pasé mucho tiempo haciéndome a la idea de que iba a ser muy, pero que muy bajita. Mi madre no te da los consejos sin más, ella los refuerza con algo lo suficientemente catastrófico para que si no le haces caso, al menos sufras.

—Tú sigue así, con tus manías. No vas a crecer ni un poquito. ¡Ah!, y luego vendrán los lloros. No te vas a poder montar sola en los ascensores, no llegarás a los armarios, no te atenderán en las tiendas porque no te verán. Una pena. Pero te empeñas en no comer y eso es lo que te espera. Una vida pequeñita.

¡Mentira! Con lo malísima comedora que yo he sido, y sigo siendo, soy la más alta de mi familia. Ahora, que no le paso una. Cuando voy a comer a su casa y me dice:

—Anda, cógeme eso, que yo no llego…

Es que no me puedo aguantar:

—¡Uy! Mamá, igual de pequeña no comías lo suficiente. ¿Por eso eres bajita? ¿Por comer mal?

—Mira, nena, menos ironías y más garbo con esas lentejas, que de ahí no te levantas hasta que se le vea el dibujo al plato.

Sí, exactamente a los 33 años estoy obligada a verle el dibujo al plato. Lo sé, ligeramente deprimente.

Consecuencias del consejo:

Miedo y terrores infantiles.

Sorpresa y descreimiento cuando crecí tanto.

En mi interior me siento bajita.

Excepciones para utilizarlo:

Hombre, sin dramatismos. Algo un poco más científico y menos sentimental: futuros hijos míos, vuestro desarrollo depende de lo que comáis, así que vamos a intentar que las cosas salgan bien.

Ahora, la frase «de ahí no te levantas hasta que se le vea el dibujo al plato» pienso utilizarla. Sin criterio, pero es que me encanta.

Versiones:

«Una variación: “Si no te bebes la leche, no crecerás.” Consecuencia: un día estábamos en un paso de cebra y junto a nosotras había una señora enana, yo me volví hacia mi madre y le dije: “Mira, mamá, esta señora no bebió leche de pequeña.” Mi madre no supo dónde meterse, pero le está bien merecido.» Yaiza

«Este consejo me gusta. Me acuerdo de cuando iba a comer a casa de una tía con mis primas, y para convencernos de que tomáramos pan decía: “Venga, que si coméis pan os crecerán las tetas.” Parece mentira, pero mis primas se atracaban. Yo no, porque comer pan con los espaguetis me parecía y me sigue pareciendo una tontería.» Sara

«Mi madre era más de chantaje psicológico estilo: “Con los pobres niños de África que se están muriendo de hambre.” Razón no le faltaba, pero mi hermano pequeño, que era el peor comedor, respondía: “Pues dáselo a los niños de África, que yo no lo quiero”, y razón tampoco le faltaba al enano.» Meriyeini

La opinión del experto:

Por partes: «Los niños bajitos comen lógicamente menos que los niños grandes, y no son pequeños porque no comen, sino que no comen porque son pequeños.» Y ahora viene la mejor parte: «Los hijos de padres que fueron malos comedores en su infancia suelen ser también niños inapetentes.» Doctor Juan Casado, jefe del servicio de Pediatría y del área de Cuidados Intensivos Pediátricos del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid. (El gran libro de la pediatría.)

A ver, mamá, ¿tienes algo que decirme?