CAPÍTULO 20

No hables bajito, la gente que habla bajito tiene miedo al qué dirán

Mi madre les tiene una inquina absoluta a todas las personas que hablan bajito. Yo no lo entiendo, pero hablar alto, que para ella también significa claro, es una virtud. «Nena, tú fíate de la Mari, que es muy limpia y habla alto.» Uno de esos misterios de mi madre. Cómo justifica tanta inquina:

—Unos no pronuncian: «Eso es por mal aprendizaje de pequeños; no saben y no saben, y para qué hablar con alguien que no sabe…»

—Otros no vocalizan: «Es porque son unos vagos, andan arrastrando las sílabas, y yo vagos cerca no quiero.»

—Otros son tímidos: «Pobrecicos, es por miedo, andan acobardados, pero de los cobardes no se puede uno fiar.»

—Y a los que les tiene más tiña es a los que hablan bajito porque sí: «Eso es de pueblo, por el miedo al qué dirán. Cuando te importa tres pepinos lo que piensen los demás, pues hablas como yo: bien clarito y vocalizando. Además, quien habla así es porque tiene la razón de su mano. Y tú ya sabes que yo siempre tengo la razón.» Amén.

Consecuencias del consejo:

Si voy a mentir, grito. ¡Bien alto! «¡QUE YO NO HE ROBADO NADA, SEÑOR AGENTE! YO SÓLO PASABA POR AQUÍ.» O sea, que me cuesta mentir.

Nunca me juego pasta a las cartas. Soy nefasta con el póquer y al mus: «¡ENVIDO A GRANDES QUE VOY CARGADA!» Así no hay manera.

Excepciones para utilizar el consejo:

Nunca. Hijos, hay gente que habla bajito porque le sale así, por respeto, por discreción, por falta de capacidad en la garganta… Ahora, como consejo, a la abuela le habláis vocalizando, si queréis que os dé la paga.

Versiones:

«Mi madre es justo lo contrario. Es más de “no levantes la voz que no somos unas verduleras”. Y cuanto más gritamos, más bajito nos habla ella. Creo que no se entendería con tu madre.» Sara