TREINTA Y CUATRO

Villanueva decide irse a dar un paseo solo. Parece ansioso, bloqueado. Ha llamado a la comisaria pero su móvil está apagado. Anda sin rumbo. Se cruza con coches de caballo que van por la ciudad, se fija en un hombre con bigote y pelo cano que vende incienso en la calle. Parece que no sabe muy bien adónde va, que sus pies le llevan. Llega a la Magdalena. Sierpes. El Salvador. Se está haciendo de noche y cuando se da cuenta está en la puerta del bar de Pepe. Y entra.

—¡Hombre! ¡Tamarindo!

Algunos de los clientes que quedan en el bar lo reconocen. Villanueva saluda y se acoda en la barra. Uno de ellos se marcha.

—Ea, pues me voy con el costal a otra parte.

Villanueva se despide sin mirar y se dirige al camarero.

—Un gin-tonic con un hielo, Pepe, por favor.

—Ahora mismo.

Villanueva se queda pensativo un buen rato. Parece ajeno a las conversaciones, tanto que no se da cuenta de que se ha quedado solo en el bar junto al dueño.

—Amigo, tengo que cerrar.

Villanueva tiene el rostro cansado.

—No tengo a donde ir, Pepe.

Pepe mira hacia un lado y hacia otro, no queda nadie. Sale, baja las persianas y saca un taburete de dentro que le ofrece.

—Hablemos claro, ¿qué estás buscando?

—Necesito respuestas, y solo tengo preguntas.

—Ya me han contado que persigues a una sombra. Perdona que te tutee, no es normal en mí, pero ¿hasta dónde quieres llegar por esas respuestas?

—Hasta el final.

—¿Sabes qué es la ayahuasca?

Villanueva mira incrédulo.

—Sí, estuve en narcóticos un tiempo, es una bebida alucinógena que se saca de unas hierbas. Hay gente que la utiliza para hacer viajes mentales y descubrir cosas sobre sí mismo, otros dicen que directamente ves cosas inalcanzables en un estado de conciencia normal.

—Tengo algo mejor y que puede ayudarte, pero tienes que ser tú el que decida si tomarlo o no porque es imprevisible.

—¿Me dará respuestas?

—Dependerá de ti.

—Entonces adelante.

Pepe se mete dentro del bar y saca un sillón de escay medio roto.

—Siéntate y déjame que te amarre. No temas, es para que no te hagas daño a ti mismo.