[1] Gertrude Himmelfarb, Lord Acton, A Study in Conscience and Politics (Chicago: Chicago University Press, 1952), p. 241. <<
[2] Citado por Rufus Fears en la introducción al tercer volumen de ensayos de Lord Acton, Essays in Religion, Politics and Morality (Indianápolis: Liberty Fund, 1985), p. XLIV. <<
[3] Véase G. Himmelfarb, op. cit., p. 199. <<
[4] Véase Lord Acton, «Letter to Mary Gladstone», en Essays in Religion, Politics and Morality, cit., p. 515. <<
[5] Lytton Strachey comenta esta violenta respuesta de Lord Acton a la Historia del Papado de Creighton, y escribe: «Lord Acton montó en cólera (…). Se advierte con sorpresa y alegría el cambio de papeles: el fervor inflexible del católico reclamando el fuego del cielo contra sus propios papas abominables, y contra el mundano protestantismo que los disculpaba». Véase Retratos en miniatura (Madrid: Valdemar, 1997), pp. 198 y 199. <<
[6] G. Himmelfarb, op. cit., p. VIII. También pensaba Acton que las ideas «son extraterritoriales y no pagan derechos de aduanas cuando pasan de un país a otro» (Lord Acton, Essays in Politics, Religion and Morality, cit., p. 644), lo que recuerda la frase de S. Zweig en el sentido de que «Les idées n’ont pas de vèritable patrie sur terre». Véase Sigmund Freud y Stefan Zweig, Correspondance (París: Bibliotèque Rivages, 1991), p. 117. Es Mathew quien señala «ese mundo de ideas que él consideraba su propio mundo». Véase David Mathew, Acton. The Formative Years (Londres: Eyre and Spottiswoode, 1946), p. 103. <<
[7] John Emerich Edward Dalberg-Acton (Nápoles, 1834 – Baviera, 1902) pertenecía a una familia de aristócratas tanto por parte de padre como por parte de madre. Los Acton ocupaban Aldenham (Shropshire) desde el siglo XIV y los Dalberg tenían casa solariega en Herrnsheim. El padre de Lord Acton, Sir Ferdinand Richard Edward Acton, hijo de Sir John Francis Edward Acton, ministro del rey de Nápoles Fernando IV, le dejó al morir el título de octavo barón, y su madre, Marie Louise Pelline von Dalberg, hija del duque Emerico José de Dalberg que representó a Luis XVIII en el Congreso de Viena, estaba ligada a la familia imperial austriaca.
Después de haberse quedado viuda con tan sólo veintitrés años, su madre contrajo nuevas nupcias con Lord Leveson Gower, con quien no tuvo hijos. El futuro conde Gran ville, a pesar de tener un temperamento completamente opuesto al de Acton, siempre lo apreció mucho. A su vez, John Emerich, cumpliendo con una promesa que le había hecho a su madre, se casó con su prima Marie Anna Ludomilla Euphrosyne Acton-Valley, hija de un conde bávaro con la que tuvo cuatro hijos, de los que no todos le sobrevivieron. Así, pues, Acton se movió siempre entre lo más granado de la aristocracia europea. <<
[8] Antes de llegar a Alemania, Acton había estudiado en París en San Nicolás de Chardonnet con Monseñor Félix Dupanloup, confesor de la familia. En 1843 se incorporó a St. Mary’s College, Oscott (Warwickshire), dirigido por Nicolás Wiseman, centro del mundo católico británico en el que algunos profesores de Oxford impartían clases. Después de un breve periodo en Edimburgo con un instructor privado, Mr. Logan, y tras el rechazo de su solicitud en Cambridge a causa de su catolicismo, entra en contacto con Döllinger, de quien varios autores aseguran que representaba para él la figura paterna. <<
[9] Véase Rafael Olivar Bertrand, Dos católicos frente a frente: Lord Acton y Ramón Nocedal (Madrid: Ateneo, 1955), p. 23. Lord Acton consiguió su primer escaño en 1859 en Carlow (Shropshire, Irlanda) gracias a su padrastro Lord Granville. En 1865 consigue de nuevo, y con muy pocos votos de diferencia respecto a su rival, otro escaño por Bridgnorth, cerca de Aldenham, en Shropshire. Pero ya en 1868, al no conseguir escaño alguno, abandona definitivamente su escasamente brillante carrera política.
Por otra parte, Acton poseía una estupenda biblioteca en Aldenham. Acaparaba libros y documentos de todos los viajes que realizaba con su maestro Döllinger o con familiares y amigos. No obstante, en 1890, debido a una crisis financiera, tuvo que venderla. Aunque gracias a Chamberlain, su comprador, Andrew Carnegie, le permitió su cuidado y su uso a condición de que nunca se le revelara el nombre de su benefactor. Hoy sus setenta mil volúmenes se encuentran en Cambridge. <<
[10] Parece ser que Lord Acton fue muy apreciado por Su Majestad por sus maneras, conocimientos e integridad. En virtud de este nombramiento, Acton se dedicaba al cuidado de la biblioteca y documentos de la corte. Pero E. Capozzi asegura que para Lord Acton el nombramiento fue «casi humillante». Véase su Introducción a Lord Acton, Storia della libertà (Roma: Ideazione, 1999), p. 33.
No obstante, Andrés de Blas Guerrero, escribe: «Acton disfrutó de una siempre envidiable condición para un intelectual con vocación pública: la de consejero del poder». Véase «Lord Acton y el pensamiento político liberal», en Sistema, n. 93, noviembre de 1989, p. 29. <<
[11] Véase Rocco Pezzimenti, Il pensiero politico di Lord Acton. I cattolici inglesi nell’Ottocento (Roma: Edizioni Studium, 1992), p. 235. El concepto religioso de la libertad propio del historiador británico ha sido señalado por varios autores, entre los que destacamos a E. Capozzi y Bruno Leoni. El primero escribe sobre este concepto de libertad que se trata de «libertad como religión, autonomía de la esfera espiritual respecto al dominio material del poder político». Op. cit., p. 13. Y Leoni: «La libertad que tenía en mente era la que Franklin Delano Roosevelt, en el más famoso de sus slogans, denominó libertad de religión… Muy probablemente, esto mismo era también lo que los miembros de las iglesias libres en el Reino Unido y muchas otras personas de la era victoriana entendían por ‘libertad’, término entonces ampliamente relacionado, entre otras cosas, con tecnicismos legales como la Corporation Act o la Test Act». Bruno Leoni, La libertad y la ley (Madrid: Unión Editorial, 2.ª ed. 1995), p. 44. <<
[12] Véase Mathew, op. cit., p. 177. <<
[13] Lord Acton, Essays in Religion, Politics and Morality, cit., p. 529. <<
[14] Véase J. R. Fears, en la introducción a los Essays in Religión, Politics and Morality, cit., p. XXIV. <<
[15] Además de describir muy acertadamente el ambiente que reinaba en Roma durante la celebración de este concilio, Strachey dice de Lord Acton que se trataba de un historiador a quien «no se le había otorgado la sabiduría y el juicio en igual proporción, y que, después de años de investigaciones increíbles, y, a decir verdad, casi míticas, había llegado a la conclusión de que el papa podía errar». Lytton Strachey, op. cit., p. 107. <<
[16] Miguel de Unamuno, Paz en la guerra (Madrid: Alfaguara, 1998), p. 108. <<
[17] Las cifras a las que alude el texto son las que ofrece Paolo Alatri en su introducción a los ensayos de Acton en italiano, Cattolicesimo liberale, Saggi Storici (Florencia: Le Monnier, 1950), p. XIII. <<
[18] Véase la introducción de Paolo Alatri, op. cit., p. XXII. <<
[19] L. Strachey afirma irónicamente no saber si a Lord Acton no le excomulgaron por ser demasiado importante o por no serlo en absoluto. Véase op. cit., p. 111. Sin embargo, Capozzi afirma que la excomunión no llegó porque se habría producido un gran escándalo, al tratarse de un hombre conocido y bien relacionado con los gobiernos europeos. Op. cit., p. 10. <<
[20] Tal vez convenga recordar aquí que Acton era católico por tradición familiar y educación. Los Acton se hicieron católicos en 1750, mientras que la familia de su madre, los Dalberg, pertenecía a la aristocracia católica de Baviera. Cuando —tras la muerte de su padre— su madre, que era una mujer muy piadosa, volvió a casarse, exigió a su marido, Lord Granville, que era anglicano, que el niño fuera educado dentro del catolicismo. <<
[21] G. Himmelfarb, op. cit., p. 182, escribe que Acton deseaba una aproximación espiritual a la economía política, algo probablemente muy difícil de conseguir. Parece, pues, que el Acton maduro no se mostraba totalmente hostil a un tipo de socialismo ético compatible con la libertad y el individualismo. <<
[22] Ibídem, p. 183. <<
[23] Véase D. Mathew, op. cit., p. 170. <<
[24] Acton había escrito que tanto el absolutismo como la revolución son enemigos de la libertad, pero cuando se trata de una revolución liberal como la que protagonizaron los EE UU, su opinión es favorable. De hecho, llegó a escribir que el liberalismo es «esencialmente revolucionario». Véase G. Himmelfarb, op. cit., p. 205. <<
[25] Véase J. R. Fears, en su introducción al primer volumen de ensayos de Lord Acton, Essays in the History of liberty (Indianápolis: Liberty Fund, 1985), p. XV. También Andrés de Blas señala la autoridad y la influencia de Lord Acton en lo que se refiere a la reflexión liberal sobre el nacionalismo, y asegura, asimismo, que esta influencia es comparable a la ejercida por la obra de E. Renan ¿Qué es una nación? Véase op. cit., p. 30. <<
[26] G. Himmelfarb, op. cit., p. 153. También Eugenio Capozzi asegura que fue siempre un outsider, extraño al establishment político y cultural británico. Véase op. cit., p. 7. <<
[27] Lytton Strachey, op. cit., p. 107. <<
[28] Lo expresa muy bien un autor ya citado con estas palabras: «Sus escritos son, en buen número de ocasiones, oscuros y barrocos… Su estilo tortuoso y la acumulación de matizaciones y cautelas en nada ayudan a la lectura de sus textos por un lector del siglo XX». A. de Blas., op. cit., p. 37. <<
[29] Paloma de la Nuez es Doctora en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense con premio extraordinario. Actualmente es Profesora de Historia del Pensamiento Político Contemporáneo en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Especialista en teoría política liberal, es autora de los libros La política de la libertad. Estudio del pensamiento político de F. A. Hayek (Unión Editorial, Madrid, 2010, 2.ª ed.) y Turgot, el último ilustrado (Unión Editorial, Madrid, 2010). <<
[30] De los «Tracts for the Times» del «Movimiento de Oxford». Véase supra, p. 21. <<
[31] Poynet, en su Treatise on Political Power. <<
[32] Lugar de ejecuciones capitales en Londres, junto al río Tyburn [N. T.]. <<
[33] Juego de palabra entre matter (‘materia’) y to matter (‘importar’). [N. T.]<<
[34] «Le vrai principe de Luther est celui-ci: La volonté est esclave par nature… Le livre examen a été pour Luther un moyen et non un principe. Il s’en est ser VI, et était contraint de s’en servir pour établir son vrai principe, qui était la toute-puissance de la foi et de la grâce… C’est ainsi que le livre examen s’imposa au Protestantisme. L’accesoire devint le principal, et la forme dévora plus ou moins le fond». (Janet, Histoire de la Philosophie Morale, II, 38, 39). <<
[35] «Si prohíben la verdadera doctrina y castigan a sus súbditos por recibir el sacramento completo, como Cristo lo ordenó, si obligan al pueblo a practicar la idolatría con misas por los muertos, indulgencias, invocación de los santos y cosas así, entonces, en estos asuntos, se exceden de su cargo y pretenden privar a Dios de la obediencia que le es debida. Porque Dios exige de nosotros sobre todo esto: que escuchemos su palabra y le sigamos. Pero cuando el gobierno desea impedirlo, los súbditos deben saber que no están obligados a obedecer» (Luther’s Werke, XIII, 2244). «Non est, mi Spalatine, principium et istius saeculi Pontificum tueri verbum Dei, nec ea gratia ullorum peto praesidum» (Luther’s Briefe, ed. De Wette, I, 521, Nov. 4, 1520). «Yo no obligaré ni coaccionaré a ningún hombre por la fuerza. Porque la fe debe ser voluntaria y no impuesta, y debe adoptarse sin violencia» («Sermón en Carlstadt», Werke, XX, 24, 1522). <<
[36] «Schrift an den christlichen Adel» (Werke, X, 574, junio 1520). Su proposición, Haereticos comburi esse contra voluntatem spiritus, fue una de las que condenó León X como pestilente, escandalosa y contraria a la caridad cristiana. <<
[37] «Nihil non tentabunt Romanenses, nec potest satis Huttenus me monere, adeo mihi de veneno timet» (De Wette, I, 487). «Etiam inimici mei quidam miserti per amicos ex Halberstadio fecerunt moneri me: esse quemdam doctorem medicinae, qui arte magica factus pro libito invisibilis, quemdam occidit, mandatum habentem et occidendi Lutheri, venturumque ad futuram Dominicam ostensionis reliquiarum: valde hoc constanter narratur» (De Wette, I, 441). «Est hic apud nos Judaeus Polonus, missus sub pretio 2000 aureorum, ut me veneno perdat, ab amicis per litteras mihi proditus. Doctor est medicinae, et nihil non audere et facere paratus incredibili astutia et agilitate» (De Wette, II, 616). Véase también Jarke, Studien zur Geschichte der Reformation, p. 176. <<
[38] «Multa ego premo et causa principis et universitatis nostrae cohibeo, quae (si alibi essem) evomerem in vastatricem Scripturae et Ecclasiae Romanae… Timeo miser, ne forte non sim dignus pati et occidi pro tali causa: erit ista felicitas meliorum hominum, non tam foedi peccatoris. Dixi tibi semper me paratum esse cedere loco, si qua ego principi illi, viderer periculo hoc vivere. Aliquando certe moriendum est, quamquam jam edita vernacula quadam apologia satis aduler Romanae Ecclesiae et Pontifici, si quid forte id prosit» (De Wette, I, 260, 261). «Ubi periculum est, ne iis protectoribus totus saevius in Romanenses sim grassaturus, quam si sub principis imperio publicis militarem officiis docendi… Ego vicissim, nisi ignem habere nequeam damnabo, publiceque concremabo jus pontificium totum, id est, lernam illam haeresium; et finem habebit humilitatis exhibitae hactenusque frustratae observantia qua nolo amplius inflari hostes Evangelii» (Ibíd., pp. 465, 466, julio 10, 1520). <<
[39] «Estas mentiras diabólicas salen del Evangelio y de la divina verdad… la corrupción sale de la sangre de nuestro cuerpo; de Lutero salen Müntzer y los rebeldes, anabaptistas, sacramentarios y falsos cofrades» (Werke, I, 75). <<
[40] «Habemus —escribió Erasmo— fructum tui spiritus… Non agnoscis hoce seditiosos, opinor, sed illi te agnoscunt… nec tamen efficis quominus credant homines per tuos libellos… pro libertate evangelica, contra tyrannidem humanam, hisce tumultibus fuisse datam occasionem». «¿Y quién negará —añade un autor clásico del protestantismo— que, en parte, su error se debía a ellos mismos?» (Planck, Geschichte der protestantischen Kirche, II, 183). <<
[41] «Ich sehe das wohl, dass der Teufel, so er mich bisher nicht hat mögen umbringen durch den Pabst, sucht er mich durch die blutdürstigen Mordpropheten un Rottengeisten, so unter euch sind, zu vertilgen und auffressen» (Werke, XVI, 77). <<
[42] Schenkel, Wesen des Protestantismus, III, 348, 351; Hagen, Geist der Reformation, II, 146, 151; Menzel, Neuere Geschichte der Deutschen, I, 115. <<
[43] Véase la mejor de sus biografías, Jürgens, Luther’s Leben, III, 601. <<
[44] «Quid hoc ad me? qui sciam etiam Turcam honorandum et ferendum potestatis gratia. Quia certus sum non nisi volente Deo ullam potestatem consistere» (De Wette, I, 236). <<
[45] «Ante todo, le ruego que no contribuya a apaciguar al Conde Alberto en estos asuntos, sino que le deje seguir como ha empezado… Anímele a continuar con energía, a dejar las cosas en manos de Dios y a obedecer su divino mandamiento de manejar la espada mientras pueda hacerlo». «No permitáis que esto os perturbe demasiado, porque redundará en beneficio de muchas almas que se aterrorizarán y se salvarán». «Si entre ellos hay personas inocentes, es seguro que Dios los salvará y preservará como hizo con Lot y Jeremías. Si no lo hace, entonces es que en realidad no son inocentes… Debemos rogar por ellos para que obedezcan; por lo demás, éstos no son tiempos para la compasión. Dejad simplemente que las armas se las entiendan con ellos». «Sentio melius omnes rusticos caedi quam principes et magistratus, eo quod rustici sine auctoritate Dei gladium accipiunt. Quam nequitiam Satanae sequi non potest nisi mera Satanica vastitas regni Dei, et mundi principes etsi excedunt, tamen gladium auctoritate Dei gerunt. Ibi utrumque regnum consistere potest, quare nulla misericordia, nulla patientia rusticis debetur, sed ira et indignatio Dei et hominum» (De Wette, II, 653, 655, 666, 669, 671). <<
[46] «Wir lehren die christliche Obrigkeit möge nicht nur, sondern solle auch sich der Religion und Glaubenssachen mit Ernst annehmen; davon halten die Wiedertäufer steif das Widerspiel, welches sie auch zum Theil gemein haben mit den Prälaten der römischen Kirche» (Declaración de los Protestantes, citada en Jörg, Deutschland von 1522 bis 1526, p. 709). <<
[47] «Respecto a tu pregunta sobre cómo deben ser castigados, yo no los considero blasfemos, sino que los veo como a los turcos o falsos cristianos, a quienes el poder civil no debe castigar, al menos corporalmente. Pero si rehúsan reconocer y obedecer a la autoridad civil, entonces pierden todo lo que son y lo que tienen porque la sedición y el asesinato se hallan ciertamente en sus corazones» (De Wette, II, 622; la opinión de Osiander en Jörg, p. 706). <<
[48] «Dass in dem Urtheil und desselben öffentlicher Verkündigung keines Irrthums oder Ketzerein… sondern allein der Aufruhr and fürgenommen Mörderei, die ihm doch laut seiner Ursicht nie lieb gewesen werde» (Jörg, p. 708). <<
[49] «Principes nostri non cogunt ad fidem et Evangelium, sed cohebent externas abominationes» (De Wette, III, 50). «Wenn die weltliche Obrigkeit die Verbrechen wider die zweite Gesetzestafel bestrafen, und aus menschlichen Gesellschaft tilgen solle, wie vielmehr denn die Verbrechen wider die erste?» (Lutero, apud Bucholtz, Geschichte Ferdinands I, III, 571). <<
[50] Planck, IV, 61, explica por qué no se pensó en esto. <<
[51] Linde, Staatskirche, p. 23. «De Papst sammt seinem Hayfen glaub nicht; darum bekennen wir, er werde nicht seling, das ist verdammt werden» (Table-Talk, II, 350). <<
[52] Kaltenborn, Vorläufer des Grotius, 208. <<
[53] Möhler, Symbolik, 428. <<
[54] «Quodsi unam legem Mosi cogimur servare, eadem ratione et circumcidemur, et totam legem servare oportebit… Nunc vero non sumus amplius sub lege Mosi, sed subjecti legibus civilibus in talibus rebus» (Lutero a Barnes, septiembre 5, 1531; De Wette, IV, 296). <<
[55] «Todas las cosas que hicieron los Patriarcas en el Antiguo Testamento debían ser libres y no estar prohibidas. La circuncisión está abolida, pero no de modo que sea un pecado practicarla; de ser opcional, no sería algo pecaminoso, pero tampoco totalmente aceptable. De la misma manera, no está prohibido que un hombre tenga más de una mujer. Incluso hoy en día no podría prohibirlo, aunque no lo recomendaría» (Comentario del Génesis, 1528; ver Jarcke, Studien, p. 108 ). «Ego sane fateor, me non posse prohibere, siquis plures velit uxores ducere, nec repugnat sacris literis: verum tamen apud Christianos id exempli nollem primo introduci, apud quos decet etiam ea intermittere, quae licita sunt, pro vitando scandalo, et pro honestate vitae» (De Wette, II, 459), enero 13, 1524). «De estos ejemplos de bigamia (Lamech, Jacob) no puede deducirse ninguna ley para los tiempos actuales. Y esos ejemplos no tienen poder entre nosotros los cristianos, porque nosotros vivimos bajo nuestras autoridades y estamos sujetos a nuestras leyes civiles» (Table-Talk, V, 64) <<
[56] «Antequam tale repudium, probarem potius regi permitterem alteram reginam quoque ducere, et exemplo patrum et regum duas simul uxores seu reginas habere… Si peccavit ducendo uxorem fratris mortui, peccavit in legem humanam seu civilem; si autem repudiaverit, peccabit in legem mere divinam» (De Wette, IV, 296). «Haud dubio rex Angliae uxorem fratris mortui ductam retinere potest… docendus quod has res politicas commiserit Deus magistratibus, necque nos alligaverit ad Moisen… Si vult rex successioni prospicere, quanto satius est, id facere sine infamia prioris conjugii. Ac potest id fieri sine ullo periculo conscientiae cujuscunque aut famae per polygamiam. Etsi enim non velim concedere polygamiam vulgo, dixi enim supra, nos non ferre leges, tamen in hoc casu propter magnam utilitatem regni, fortassis etiam propter conscientiam regis, ita pronuncio: tutissimum esse regis, si ducat secundam uxorem, priore non abjecta, quia certum est polygamiam non esse prohibitam jure divino, nec res est omino inusitata» (Melanchthonis opera, ed. Brestschneider, II, 524, 526). «Nolumus esse auctores divortii, cum conjugium cum jure divino non pugnet. Hi, qui diversum pronunciant, terribiliter exaggerant et exasperant jus divinum. Nos contra exaggeramus in rebus politicis auctoritatem magistratus, quae profecto non est levis, multaque justa sunt propter magistratus auctoritatem, quae alioqui in dubium vocantur» (Melanchthon a Bucer, Brestschneider, II, 552). <<
[57] «Suadere non possumus ut introducatur publice et velut lege sanciatur permissio, plures quam unam uxores ducendi… Primum ante omnia cavendum, ne haec res inducatur in orbem ad modum legis, quam sequendi libera omnibus sit potestas. Deinde considerare dignetur vestra celsitudo scandalum, nimirum quod Evangelio hostes exclamaturi sint, nos similes esse Anabaptistis, qui plures simul duxerunt uxores» (De Wette, V, 236. Firmado por Lutero, Melanchthon y Bucer). <<
[58] «El que se cree sabio nunca estará satisfecho con las cosas que hacen los demás. Debe hacer algo por sí mismo, y lo que haga debe ser mejor que todo lo demás. Este loco (Copérnico) quiere trastrocar toda la ciencia de la astronomía. Pero, como nos dicen las Sagradas Escrituras, Josué dijo al sol, y no a la tierra, que no se moviera» (Table-Talk, IV, 575). <<
[59] «Das ist die christliche Freiheit, der einige Glaube, der da macht, nicht dass wir müssig gehen oder übel thum mögen, sondern dass wir keines Werkes bedürfen, die Frömmigkeit und Seligkeit zu erlangen» (Sermon von der Freiheit). Un historiador protestante que cita este párrafo continúa diciendo: «Por otra parte, debe disciplinarse el cuerpo por todos los medios para que obedezca y no sea una carga para el hombre interior. La servidumbre exterior, por lo tanto, colabora en el progreso hacia la libertad interior» (Bensen, Geschichte des Bauernkrigs, 269). <<
[60] Werke, X, 413. <<
[61] «Según las Escrituras, no es en absoluto adecuado que aquel que se dice cristiano se oponga a sus superiores que con el permiso de Dios actúan justa o injustamente. Por el contrario, un cristiano debe sufrir la violencia y el error, especialmente si vienen de sus superiores. Mientras el emperador siga siendo emperador y los príncipes sigan siendo príncipes, aunque transgredan todos los mandatos de Dios, incluso aunque sean paganos y no cumplan con sus compromisos ni con su deber… el pecado no suspende la autoridad ni la obediencia» (De Wette, III, 560). <<
[62] Ranke, Reformation, III, 183. <<
[63] Ranke, IV, 7; Jürgens, III, 601. <<
[64] Newman, Lectures on Justification, p. 386. <<
[65] «Was durch ordentliche Gewalt geschieht, ist nicht für Aufruhr zu halten» (Bensen, p. 269; Jarcke, Studien, p. 312; Janet, II, 40). <<
[66] «Los príncipes y todos los gobernantes, por muy piadosos y temerosos de Dios que puedan ser, no pueden desempeñar su cargo y su administración temporal sin caer en el pecado… no pueden ser siempre tan perfectamente justos y afortunados como algunos sabihondos suponen. Por lo tanto, por encima de todo lo demás, de lo que están necesitados es del perdón de sus pecados» (Véase Kaltenborn, p. 209). <<
[67] «Desde tiempos remotos, bajo el Papado, los príncipes y los señores, y todos los jueces, se mostraron muy timoratos respecto al derramamiento de sangre y al castigo de los ladrones, asesinos, bandidos y cualquier otro agente del mal. Porque no sabían cómo distinguir al individuo particular que no desempeña ningún cargo del que sí lo hace y está encargado del deber de castigar… El verdugo tenía siempre que hacer penitencia y disculparse de antemano con el criminal convicto por lo que le iba a hacer como si fuera algo malo y pecaminoso». «Así, los monjes les persuadían de que debían ser clementes, indulgentes y pacíficos. Pero las autoridades, príncipes y señores, no debieran ser misericordiosos» (Table-Talk, IV. 159, 160). <<
[68] «Den weltlichen Bann sollten Könige und Keiser wieder aufrichten, denn wir können ihn nicht anrichten… Aber so wir nicht können die Sünde des Lebens bannen und strafen, so bannen wir doch die Sünde der Lehre» (Bruns, Luthers Predigten, 63). <<
[69] «Wo sie solche Rottengeister würden zulassen und leiden, so sie es doch wehren und verkommen können, würden sie ihre Gewissen gräulich beschweren, und vielleicht nimmermehr wieder stillen können, nicht allein der Seelen halben, die dadurch verführt und verdammt werden… sondern auch der ganzen heiligen Kirchen halben» (De Wette, IV, 355). <<
[70] «Nu ist alle Abgötterey gegen die Messe ein geringes» (De Wette, V, 191; sec. IV, 307). <<
[71] Bucholtz, III, 570. <<
[72] «Sie aber verachten die Schrift muthwilliglich, darum wären sie billig aus der einigen Ursach zu stillen, oder nicht zu leiden» (De Wette, III, 90). <<
[73] «Wollen sie aber wie die Juden seyn, nicht Christen heissen, noch Keisers Glieder, sondern sich lassen Christus und Keisers Feinde nennen, wie die Juden; wohlan, so wollen wir’s auch leiden, dass sie in ihren Synagogen, wie die Juden, verschlossen lästern, so lang sie wollen» (De Wette, IV, 94). <<
[74] Riffel, Kirchengeschichte, II, 9; Table-Talk, III, 175. <<
[75] «Ego ab initio, cum primum coepi nasse Ciconiam et Ciconiae factionem, unde hoc totum genus Anabaptistarum exortum est, fui stulte clemens. Sentiebant enim et alii haereticos non esse ferro opprimendos. Et tunc dux Fridericus vehementer iratus erat Ciconiae: ac nisi a nobis tectus esset, fuisset de homine furioso et perdite malo sumptum supplicium. Nunc me ejus crementiae non parum paenitet… Brentius nimis clemens est» (Bretschneider, II, 17 feb. 1530). <<
[76] «Sed objiciunt exemplum nobis periculosum: si haec pertinent ad magistratus, quoties igitur magistratus judicabit aliquos errare, saeviet in eos. Caesar igitur debet nos opprimere, quaniam ita judicat nos errare. Respondeo: certe debet errores et prohibere et punire… Non est enim solius Caesaris cognitio, sicut in urbibus haec cognitio non es tantum magistratus prophani, sed est doctorum. Viderit igitur magistratus ut recte judicet» (Brerschneider, II, 712). «Deliberint igitur principes, non cum tyrannis, non cum pontificibus, non cum hypocritis, monachis et aliis, sed cum ipsa Evangelii voce, cum probatis scriptoribus» (Bretschneider, III, 254). <<
[77] «Quare ita sentias, magistratum debere uti summa severitate in coercendis hujusmodi spiritibus… Sines igitur novis exempliis timorem incuti multitudini… ad haec notae tibi sint causae seditionum, quas gladio prohibere oportet… Propterea sentio de his qui etiamsi non defendunt seditiosos articulos, habent manifeste plasphemos, quod interfici a magistratu debeant» (II, 17, 18). «De Anabaptistis tulimus hic in genere sententiam: quia constat sectam diabolicam esse, non esse tolerandam: dissipari enim eccleasias per eos, cum ipsi nullam habeant certam doctrinam… Ideo in capita factionum in singulis locis ultima supplicia constituenda esse judicavimus» (II, 549). «Es claro que es deber del gobierno secular castigar la blasfemia, la falsa doctrina y la herejía en el cuerpo de aquellos que son culpables de ellas. Puesto que es evidente que existen grandes errores en los artículos de la secta anabaptista, la conclusión es que en este caso de obstinación deben ser castigados con la muerte» (III, 199). «Propter hanc causam Deus ordinavit politias ut Evangelium propagari possit… nec revocamus politiam Moysi, sed lex moralis perpetua est omnium aetatum… quandocumque constat doctrinam esse impiam, nihil dubium est quin sanior pars Ecclesiae debeat malos pastores removere et abolere impios cultus. Et hanc emendationem praecipue adjuvare debent magistratus, tanquam potiora membra Ecclesiae» (III, 242, 244). «Thammerus, qui Mahometicas seu Ethnicas opiniones spargit, vagatur in diocesi Mindensi, quem publicis supliciis adficere debebant… Evomuit blasphemias, quae refutandae sunt non tamtum disputatione aut scriptis, sed etiam officio pii magistratus» (IX, 125, 131). <<
[78] «Voco autem flasphemos qui articulos habent, qui proprie non pertinent ad civilem statum, sed continent ‘theorìas’ ut de divinitate Christi et similes. Etsi enim gradus quidam sunt, tamen huc etiam refero baptismum infantum… Quia magistratui commissa est tutela totius legis, quod attinet ad externam disciplinam et externa facta. Quare delicta externa contra primam tabulam prohibere ac punire debet… Quare non solum concessum est, sed etiam mandatum est magistratui, impias doctrinas abolere, et tuere pias in suis dictionibus» (II, 711). «Ecclesiastica potestas tantum judicat et excommunicat haereticos, non occidit. Sed potestas civilis debet constituere poenas et supplicia in haereticos, sicut in plasphemos constituit supplicia… Non enim plectitur fides, sed haeresis» (XII, 697). <<
[79] «Notum est etiam, quosdam tetra et ‘dyspsema’ dixisse de sanguine Christi, et exempli causa» (VIII, 553). «Argumentatur ille praestigiator (Schwenkfeld), verum externum non esse medium, quo Deus est efficax. Talis sophistica principum severitate compescenda erat» (IX, 579). <<
[80] «El oficio de predicador es distinto del gobernante, aunque los dos deben contribuir a la gloria de Dios. Los príncipes no deben proteger exclusivamente la vida y los bienes de sus súbditos, sino que su principal función es promover la gloria de Dios y evitar la blasfemia y la idolatría» (III, 199). «Errant igitur magistratus, qui divellunt gubernationem a fine, et se tantum pacis ac ventris custodes esse existimant… At si tantum venter curandus esset, quid differrent principes ab armentariis? Nam longe aliter sentiendum est. Politias divinitus admirabili sapientia et bonitate constitutas esse, non tamtum ad quaerenda et fruenda ventris bona, sed multo magis, ut Deus in societate innotescat, ut aeterna bona quaerantur» (III, 246). <<
[81] «Neque illa barbarica excusatio audienda est, leges illas pertinere ad politiam Mosaicam, non ad nostram. Ut Decalogus ipse ad omnes pertinet, ita judex ubique omnia Decalogi officia in externa disciplina tueatur» (VIII, 520). <<
[82] «Legi scriptum tuum, in quo refutasti luculentur horrendas Serveti plasphemias, ac filio Dei gratias ago, qui fuit ‘brabentex’ hujus tui agonis. Tibi quoque Ecclesia et nunc et ad posteros graditudinem debet et debebit. Tuo judicio prorsus adsentior. Affirmo etiam, vestos magistratus juste fecisse, quod hominem blasphemum, re ordine judicata, interfecerunt» (Melanchthon a Calvino, Bretschneider, VIII, 362). «Judico etiam Senatum Genevensem recte fecisse, quod hominem pertinacem et non omissurum blasphemias adversus filium Dei, sublato Serveto Arragone pium et memorabile ad omnem posteritatem exemplum» (IX, 133). <<
[83] «Abussus missae per magistratus debet tolli. Non aliter, atque sustulit aeneum serpentem Ezechias, aut excelsa demolitus est Josias» (I, 480). «Politis magistratibus severissime mandatum est, ut suo quisque loco manibus et armis tollant statuas, ad quas fiunt hominum concursus et invocationem, et puniant suppliciis corporum insanabiles, qui idolorum cultum pertinaciter retinent, aut blasphemias serunt» (IX, 77). <<
[84] «Si la comunidad francesa e inglesa de Frankfort compartieron los errores de Servet o de Thamer, o de los otros enemigos de los Símbolos, o los errores de los anabaptistas sobre el bautismo de los niños en contra de la autoridad del Estado, etc., yo recomendaría y aconsejaría sincera y vigorosamente que se les apartara inmediatamente. Porque el poder civil está obligado a evitar y a castigar la blasfemia probada y la sedición. Pero entiendo que esta comunidad es ortodoxa en los artículos simbólicos sobre el hijo de Dios y en otros artículos del Símbolo… Si en cada ciudad se preguntara a los ciudadanos sobre su fe, qué de problemas y confusión no se producirían en muchos países y ciudades» (IX, 179). <<
[85] Schmidt, Philipp Melanchthon, p. 640. Sus exhortaciones al Landgrave para que acabara con los zwinglianos son características: «Los zwinglianos, sin esperar al Consejo, persiguen a los papistas y a los anabaptistas. ¿Por qué debería estar mal que otros prohibieran su indefendible doctrina al margen del Consejo?» Philipp replicó: «Creo sinceramente que no es correcto prohibir una doctrina que ni contradice los artículos de la fe ni anima a la sedición… Cuando Lutero comenzó a escribir y a predicar, amonestó e instruyó al gobierno diciendo que no tenía derecho a prohibir libros o a impedir la predicación y que sus competencias no se extendían tanto, sino que sólo debía ejercer su gobierno sobre vidas y bienes… Nunca antes había oído que los zwinglianos persiguieran a los papistas. Pero si así eliminan los abusos, no sería injusto, puesto que los papistas desean merecer el cielo por sus obras y blasfeman contra el hijo de Dios. Tampoco está mal que persigan a los anabaptistas, porque su doctrina es en parte sediciosa». Los teólogos contestaron: «Si por la gracia de Dios nuestra doctrina verdadera y necesaria es tolerada como en otro tiempo lo ha sido —aunque a regañadientes— por el emperador, pensamos que no deberíamos evitarlo asumiendo la defensa de la doctrina de Zwinglio, por si esta no fuera a ser tolerada… En cuanto al argumento de que deberíamos perdonar al pueblo mientras se persigue a los líderes, nuestra respuesta es que no se trata de una cuestión de personas, sino solamente de doctrina, tanto si es falsa como si es verdadera» (Correspondencia de Brenz y Melanchthon con el Landgrave Felipe de Hesse, Bretshneider, II. 95, 98, 101). <<
[86] Hardwicke, Reformation, p. 274. <<
[87] Seidemann, Thomas Münzer, p. 35. <<
[88] Schenkel, III, 381. <<
[89] Heinrich Grosbeck’s Bericht, ed. Cornelius, p. 19. <<
[90] Herzog, Encyclopädie für protestantische Theologie, II, 418. <<
[91] Bussierre, Establishment du Protestantisme en Alsace, p.429. <<
[92] Baum, Capito und Butzer, p. 489. <<
[93] Baum, p. 492; Erbkam, Protestantische Sekten, p. 581. <<
[94] Ursinos le escribe a Bullinger: «Liberavit nos Deus ab idolatria: succedit licentia infinita et horribilis divini nominis, ecclesiae doctrinae purioris et sacramentorum prophanatio et sub pedibus porcorum et canum, conniventibus atque utinam non defendentibus iis qui prohibere suo loco debebant, conculcatio» (Sudhoff, Oleviannus und Ursinus, p.340). <<
[95] «Adserere audemus, neminem magistratum recte gerere ne posse quidem, nisi Christianus sit» (Zwinglio, Opera, III, 296). «Si no proceden de un modo fraternal y si proceden contra los mandatos de Cristo, entonces deja que sean depuestos en el nombre de Dios» (Schenkel, III, 362). <<
[96] Christoffel, Huldreich Wzingli, p. 251. <<
[97] El consejo de Zwinglio a los protestantes de St. Gall, en Pressel, Joachim Vadian, p. 45. <<
[98] Pestalozzi, Heinrich Bullinger, p. 95. <<
[99] Ibíd., Leo Judä, p. 50. <<
[100] Pestalozzi, Heinrich Bullinger, p. 146. <<
[101] Ibíd., p. 149. <<
[102] Ibíd., p. 270. <<
[103] Pestalozzi, Heinrich Bullinger, p. 426. <<
[104] En el año 1555 escribe a Socino: «Yo también soy de los que opinan que se debe atajar la herejía con la espada espiritual… Al principio los luteranos no comprendieron que se debía castigar y reprimir a los sectarios, pero tras la caída de Münster, cuando perecieron miles de pobres hombres descarriados, muchos de ellos ortodoxos, se vieron obligados a admitir que el gobierno haría mejor no solamente en reprimir a los hombres que yerran, sino también en ejecutar a los pocos que merezcan la muerte para proteger así a miles de ciudadanos» (Ibíd., p. 428). <<
[105] Leben Oekolampads, II, 197. <<
[106] Ibíd., 189. <<
[107] Ibíd., 206. <<
[108] Herzog, Leben Oekolampads, II, 195. Herzog excusa la severidad de los luteranos en Basilea por el trato aún más severo que los seguidores de la Reforma en Suiza recibieron de las iglesias luteranas (Ibíd., 213). <<
[109] Hundeshagen, Conflikte des Zwinglianismus und Calvinismus, 41. <<
[110] «Huc spectat (politia)… ne idolatria, ne in Dei nomen sacrilega, ne adversus ejus veritatem blasphemiae aliaeque religionis offensiones publice emergant ac in populum spargantur… Politicam ordinationem probo, quae in hoc incumbit, ne vera religio, quae Dei legi continetur, palam, publicisque sacrilegiis impune violetur» (Institutio Christianae Religionis, ed. Tholuck, II, 477). «Hoc ergo summopere requiritur a regibus, ut gladio quo praediti sunt utantur ad cultum Dei asserendum» (Praelectiones in Prophetas, Opera, V, 233, ed. 1667). <<
[111] «Huic etiam colligere promptum est, quam stulta fuerit imaginatio eorum qui volebant usum gladii tollere e mundo, Evangelii praetextu. Scimus Anabaptistas fuisse tumultuatos, quasi totus ordo politicus repugnaret Christi regno, quia regnum Christi continetur sola doctrina; deinde nulla futura sit vis. Hoc quidem verum esset, si essemus in hoc mundo angeli: sed quemadmodum jam dixi, exiguus est piorum numerus: ideo necesse est reliquam turbam cohiberi violento freno: quia permixti sunt filii Dei vel saevis belluis, vel vulpibus et fraudulentis hominibus» (Pr. in Michaeam, V, 310). «In quo non suam modo inscitiam, sed diabolicum fastum produnt, dum perfectionem sibi arrogat; cujus ne centesima quidem pars in illis conspicitur» (Institutio, II, 478). <<
[112] «Tota igitur excellentia, tota dignitas, toda potentia Ecclesiae debet huc referri, ut omnia subjaceant Deo, et quidquid erit in gentibus hoc totum sit sacrum, ut scilicet cultus Dei tam apud victores quam apud victos vigeat» (Pr. in Michaeam, V, 317). <<
[113] «Ita tollitur offensio, quae multos imperitos fallit, dum metuunt ne hoc praetextu ad serviendum armentur Papae carnifices». Calvino conocía por experiencia la imprudencia del lenguaje de Lutero. «In Gallis proceres in excusanda saevitia immani allegant auctoritatem Lutheri» (Melanchthon, Opera, V, 176). <<
[114] «Vous avez deux spèces de mutins qui se sont eslevez entre le roy et l’estat du royaume: Les uns sont gens fantastiques, qui soubs couleur de l’évangile vouldroient mettre tout en confusion. Les autres sont gens obstinés aux superstitions de l’Antechriste de Rome. Tous ensemble méritent bien d’estre réprimés par le glayve qui vous est commis, veu qu’ils s’attaschent non seulement au roy, mais à Dieu qui l’a assis au siège royal» (Calvino a Somerset, Oct. 22, 1540; Lettres de Calvin, et. Bonnet, I, 267. Véase también Henry, Leben Calvins, II, Apénd. 30). <<
[115] «Abdicant enim se potestate terreni principes dum insurgunt contra Deum: imo indigni sunt qui censeantur in hominum numero. Potius ergo conspuere oportet in ipsorum capita, quam illis parere, ubi ita proterviunt ut velint etiam spoliare Deum jure suo, et quasi occupare solium ejus, acsi possent eum a coelo detrahere» (Pr. in Danielem, V., 91). <<
[116] «Quant au serment qu’on vous a contraincte de faire, comme vous avez failli et offensé Dieu en le faisant, aussi n’estes-vous tenue de le garder» (Calvino a la duquesa de Ferrara, Bonnet, II, 338). Ella hizo juramento, a la muerte de su esposo, de no mantener correspondencia con Calvino. <<
[117] «In aulis regum videmus primas teneri a bestiis. Nam hodie, ne repetamus veteres historias, ut reges fere omnes fatui sunt ac bruti, ita etiam sunt quasi equi et asini brutorum animalium… Reges sunt hodie fere mancipia» (Pr. in Danielem, V, 82). «Videmus enim ut hodie quoque pro sua libidine commoveant totum orbem principes; quia produnt alii aliis innoxios populos, et exercent foedam nundinationem, dum quisque commodum suum venatur, et sine ullo pudore, tantum ut augeat suam potentiam, alios tradit in manum inimici» (Pr. in Nahum, V, 363). «Hodie pudet reges aliquid prae se ferre humanum, sed omnes gestus accommodat ad tyrannidem» (Pr. in Jeremiam, V, 257). <<
[118] «Sur ce que je vous avais allégué, que David nous instruit par son exemple de haïr les ennemis de Dieu, vous repondez que c’estoit pour ce temps-là duquel sous la loi de rigueur il estoit permis de haïr les ennemis. Or, madame, ceste glose seroit pour renverser toute l’Escriture, et partant il la fault fuir comme une peste mortelle… Combien que j’aye tousjours prié Dieu de luy faire mercy, si est-ce que j’ay souvent désiré que Dieu mist la main sur luy (Guise) pour en deslivrer son Eglise, s’il ne le vouloit convertir» (Calvino a la duquesa de Ferrara, Bonnet, II, 551). En este aspecto Lutero era igual de poco escrupuloso. «Este año en nuestras oraciones debemos pedir la muerte del duque Maurice, debemos matarlo con ellas. Porque será un hombre malvado» (MS. citado en Döllinger, Reformation, III, 266). <<
[119] «Quod de praepostero nostrorum fervore scribis, verissimum est, neque tamen ulla occurrit moderandi ratio, quia sanis consiliis non obtemperant. Passim denuntio, si judex essem, me non minus severe in rabiosos, istos impetus vindicaturum, quam rex suis edictis mandat. Pergendum nihilominus, quando nos Deus voluit stultis esse debitores» (Calvino a Beza; Henry, Leben Calvins, III, Apénd.164). <<
[120] «Il n’a tenu qu’à moi que, devant la guerre, gens de faict et d’exécution ne se soyent efforcez de l’exterminer du monde (Guise) lesquels ont esté retenus par ma seule exhortation» (Bonnet, II, 553). <<
[121] «Hoc nobis si assidue ob animos et oculos obversetur, eodem decreto constitui etiam nequissimos reges, quo regnum auctoritas statuitur; nunquam in animum nobis seditiosae illae cogitationes venient, tractadum esse pro meritis regem nec aequum privatis hominibus semper loquor. Nam si qui nunc sint populares magistratus ad moderandum regum libidinem constituti (quales olim erant… ephori… tribuni… demarchi: et qua etiam forte potestate, ut nunc res habent, funguntur in singulis regnis tres ordines, quum primarios conventus peragunt)… illos ferocienti regum licentiae pro officio intercedere non veto» (Institutio, II, 493, 495). <<
[122] «Quum ergo ita licentiose omnia sibi permittent (Donatistae), volebant tamen impuni manere sua scelera: et in primis tenebant hoc principium: non esse poenas sumendas, si quis ab aliis dissideret in religionis doctrina: quemadmodum hodie videmus quosdam de hac re nimis cupide contendere. Certum est quid cupiant. Nam si quis ipsos respiciat, sunt impii Dei contemptores: salten vellent nihil certum esse in religione; ideo labefactare, et quantum in se est etiam convellere nituntur omnia pietatis principia. Ut ergo liceat ipsis evomere virus suum, ideo tantopere litigant pro impunitate, et negant poenas de haereticis et blasphemis sumendas esse» (Pr. in Danielem, V, 51). <<
[123] «Defensio Orthodoxae Fidei… ubi ostenditur Haereticos jure gladii coercendos esse», 1554. <<
[124] «Non modo liberum esse magistratibus poenas sumere de coelestis doctrinae corruptoribus, sed divinitus esse mandatum, ut pestiferis erroribus impunitatem dare nequeant, quin desciscant ab officii sui fide… Nunc vero quisquis haereticis et blasphemis injuste poenam infligi contenderet, sciens et volens se obstringet blasphemiae reatu… Ubi a suis fundamentis convellitur religio, detestandae in Deum blasphemiae proferuntur, impiis et pestiferis dogmatibus in exitium rapiuntur animae; denique ubi palam defectio ab unico Deo puraque doctrina tentatur, ad extremum illud remedium descendere necesse» (véase Schenkel, III, 389; Dyer, Life of Calvin, p. 354; Henry, III, 234). <<
[125] De Haereticis an sint persequendi, Magdeburgi, 1554. Chataillon, a quien generalmente se le atribuye, no fue el autor (véase Heppe, Theodor Beza, p. 37). <<
[126] Hallam, Literature of Europe, 11, 81; Sclosser, Leben des Beza, p. 55. Esto queda probado por el siguiente párrafo de la dedicatoria: «Lo digo no por favorecer a los herejes a los que aborrezco, sino porque hay aquí dos peligrosos escollos que deben evitarse. En primer lugar, que nadie debe ser considerado hereje cuando no lo es… y que debe distinguirse a un auténtico rebelde de un cristiano que, siguiendo la enseñanza y el ejemplo de su Maestro, se separa necesariamente de los malvados e incrédulos. El otro peligro es que los verdaderos herejes no sean tan duramente castigados como requiere la disciplina de la Iglesia» (Baum, Theodor Beza, I, 215). <<
[127] «Multis piis hominibus in Gallia exustis grave passim apud Germanos odium ignes illi excitaverant, sparsi sunt, ejus restinguendi causa, improbi ac mendaces libelli, non alios tam crudeliter tractari, quam Anabaptistas ac tubulentos homines, qui perversis deliriis non religionem modo sed totum ordinem politicum convellerent… Haec mihi edendae Institutionis causa fuit, primum ut ab iniusta contumelia vindicarem fratres meos, quorum mors pretiosa erat in conspectu Domini; deinde quum multis miseris eadem visitarent supplicia, pro illis dolor saltem aliquis et sollicitudo exteras gentes tangeret» (Praefatio in Psalmos. Véase «Historia Litteraria de Calvini Institutione», en Scrinium Antiquarium, II, 452). <<
[128] Baum, I, 206. «Telles gens —dice Calvino— seroient contents qu’il n’y eut ne loy, ne bride au monde. Voilà pourquoy ils sont basti ce beau libvre De non comburendis Haereticis, où ils ont falsifié les noms tant des villes que des personnes, non pour aultre cause sinon pource que le dit livre est farcy de blasphèmes insupportables» (Bonnet, II, 18). <<
[129] De Haereticis a civili Magistratu puniendis, 1554. <<
[130] «Absit autem a nobis, ut in eos, qui vel simplicitate peccant, sine aliorum pernicie et insigni blasphemia, vel in explicando quopiam Scripturae loco dissident a recepta opinione, magistratum armemus» (Tractatus Theologici, I, 95). <<
[131] Ésta fue una práctica que en ocasiones se siguió en los países católicos donde la herejía y la traición eran equivalentes. El duque Guillermo de Baviera ordenó que quemaran a los anabaptistas recalcitrantes; a los que se retractaran debían cortarles la cabeza. «Welcher revocir, den soll man köpfen; welcher nicht revocir, den soll man brennen» (Jörg, p. 717). <<
[132] «Ex quibus omnibus una conjunctio efficitur, istos quibus haeretici videntur non esse puniendi, opinionem in Ecclesiam Dei conari longe omnium pestilentissimam invehere et ex diametro repugnantem doctrinae primum a Deo Patre proditae, deinde a Christo instauratae, ab universa denique Ecclesia orthodoxa perpetuo consensu usurpatae, ut mihi quidem magis absurde facere videantur quam si sacrilegas aut parricidas puniendos negarent, quum sint istis omnibus haeretici infinitis partibus deteriores» (Tract. Theol., I, 143). <<
[133] «Verum est quod correctione non exspectata Ananiam et Sapphiram occidit Petrus. Quia Spiritus Sanctus tunc maxime vigens, quem spreverant, docebat esse incorrigibiles, in malitia obstinatos. Hoc crimen est morte simpliciter dignum et apud Deum et apud homines. In aliis autem criminibus, ubi Spiritus Sanctus speciale quid non docet, ubi non est inveterata malitia, aut obstinatio certa non apparet aut atrocitas magna, correctionem per alias castigationes sperare potius debemus» (Servetus, Restitutio Christianismi, 656; Henry, III, 235). <<
[134] «Nam si venerit, modo valeat mea aucthoritas, vivum exire nunquam patiar» (Calvino a Farel, en Henry, III, Apénd. 65; Audin, Vie de Calvin, II, 314; Dyer, 544). <<
[135] «Spero capitale saltem fore judicium: poenae vero atrocitatem remitti cupio» (Calvino a Farel, Henry, III, 189). Henry no hace ningún esfuerzo para exculpar a Calvino de la muerte de Servet. Sin embargo, algunos años más tarde propuso que se celebrara en la Iglesia de Ginebra el trescientos aniversario de la ejecución con un acto solemne. «En este acto se debe declarar con un contenido y en una forma acorde con nuestros principios, que en el pasado las autoridades de Ginebra se equivocaron; proclamar en voz alta la tolerancia, que es la verdadera corona de nuestra Iglesia, y se debe rendir a Calvino el honor que se merece, porque no tuvo nada que ver en el asunto (parce qu’il n’a pas trempé dans cette affaire) del que injustamente le hicieron responsable». Aún supera la impudicia de esta declaración el editor de una publicación periódica francesa que extractamos aquí. Como glosa a las palabras de nuestro paréntesis añade la siguiente nota: «Lo subrayamos, a efectos de llamar la atención sobre la opinión del Dr. Henry, que tan profundamente conoce todo el asunto» (Bulletin de la Société de l’Histoire du Protestanstisme Français, II, 114). <<
[136] «Qui scripserunt de non plectendis haereticis, semper mihi visi sunt non parum errare» (Farel a Blaarer, Henry, III, 202). Durante el juicio escribió a Calvino: «Si deseas rebajar el horrible castigo actuarás como un amigo de tus más peligrosos enemigos. A mí mismo me consideraría merecedor de la muerte, si apartara a alguien de la verdadera fe. No puedo juzgar a otro de manera diferente a como me juzgo a mí mismo» (Schmidt, Farel und Viret, p. 33).
Antes de que se pronunciara la sentencia, Bullinger escribió a Beza: «Quid vero amplissimus Senatus Genevensis ageret cum blasphemo illo nebulone Serveto. Si sapit et officiun suum facit, caedis, ut totus orbis videat Genevam Christi gloriam cupere servatam» (Baum, I, 204). En relación a Socino escribió: «Sentio ego spirituali gladio abscindendos esse homines haereticos» (Henry, III, 225).
Pedro Mártir Vermili dio también su adhesión a la política de Calvino: «De Serveto Hispano, quid aliud dicam non habeo, nisi eum fuisse genuinum Diaboli filium, cujus pestifera et detestanda doctrina undique profliganda est, neque magistratus, qui de illo supplicium extremum sumpsit, accusandus est, cum emendationis nula indicia in eo possent deprehendi, illiusque blasphemiae omnino intolerabiles essent» (Loci Communes, 1114. Véase Schlosser, Leben des Beza und des Peter Martyr Vermili, 512).
Zanchi, quien instigado por Bullinger, también publicó un tratado, De Haerecticis Coercendis, dice de la obra de Beza: «Non poterit non probari summopere piis omnibus. Satis superque respondit quiden ille novis istis academicis, ita ut supervacanea et inutilis omnino videatur mea tractatio» (Baum, I, 232). <<
[137] «El juicio de Servet —dice un ardiente calvinista— es ilegal sólo en un punto: el crimen, si lo hay, no se ha cometido en Ginebra. Pero desde hacía mucho tiempo el Consejo había usurpado el injusto privilegio de juzgar a los extranjeros que paraban en Ginebra, aunque los crímenes de los que se les acusara no se hubieran cometido allí» (Haag, La France Protestante, III, 129). <<
[138] Literature of Europe, II, 82. <<
[139] Éste es el argumento que esgrimieron los dos teólogos holandeses como respuesta a la consulta de Juan de Nassau en 1579: «Neque in imperio, neque in Galiis, neque in Belgio speranda esset unquam libertad in externo religionis exercitio nostri… si non diversarum religionum exercitia in una eademque provincia toleranda… Sic igitur gladio adversus nos armabimus Pontificios, si hanc hypothesim tuebimur, quod exercitium religionis alteri parti nullum prorsus relinqui debeat» (Scrinium Antiquarium, I, 335). <<
[140] Véase supra, p. 160. <<
[141] Alusión a la creencia, divulgada por los opositores a Jacobo II, relativa al inesperado y tardío nacimiento de su hijo, de que el embarazo de la reina había sido inventado y que el recién nacido había sido introducido en su lecho dentro de un calentador. <<
[142] Véase nota de p. 178. <<
[143] Hellen, I, 7, 12. <<
[144] Andocides, de Myst (or. Att., ed. Dobson, I, 259). <<
[145] Madison, Reports, 162. <<
[146] Ibíd., 135, 138. <<
[147] Ibíd., 196. <<
[148] Ibíd., 433. <<
[149] Hamilton, Works, II, 413-417. <<
[150] Madison, Reports, 244. <<
[151] Hamilton, Works, II, 440. <<
[152] Rayner, Life of Jefferson, 268. <<
[153] Madison, Reports, 202. <<
[154] Ibíd., 166. <<
[155] Ibíd., 234. <<
[156] Madison, Reports, 173. <<
[157] Ibíd., 170. <<
[158] William, Stateman’s Manual, 268. <<
[159] Reports, 171. <<
[160] Madison, Reports, 163. <<
[161] Madison, Reports, 201, 212. <<
[162] Ibíd., 218, 248. <<
[163] Elliot, Debates, I, 35. <<
[164] Federalist, 2. <<
[165] Federalist, 10, 51. <<
[166] Works, II, 414, 415. <<
[167] Works, VI, 225. <<
[168] Memoir, 417. <<
[169] Works, II, 415. <<
[170] Works, VII, 164. <<
[171] Ibíd., II, 421, 450. <<
[172] L’ancien Régime et la Révolution, p. 13. <<
[173] History of the U. S., VI, 70. <<
[174] l. c., 378. <<
[175] History of the U. S., V, 414. <<
[176] Works, VII, 852. <<
[177] Works, II, 433. <<
[178] Hildreth, History of the U. S., VI, 100. <<
[179] Life, I, 185. <<
[180] History of the U. S., VI, 120. <<
[181] Ibíd., VI, 117. <<
[182] Life, I, 187. <<
[183] Correspondence, IV, 148. <<
[184] Life, I, 185. <<
[185] Life of Jefferson, 322. <<
[186] Works, II, 444. <<
[187] Madison, Debates, 148. <<
[188] Elliot, Debates, I, 450. <<
[189] Life, I, 385. <<
[190] Life of Calhoun, p. 34. <<
[191] Calhoun, Works, VI, 12. <<
[192] Elliot, Debates, IV, 272. <<
[193] Political Works, VI, 662. <<
[194] Works, IV, 181. <<
[195] Works, VI, 77, 78. <<
[196] Ibíd., VI, 31. <<
[197] Ibíd., VI, 80. <<
[198] Elliot, Debates, IV, 498. <<
[199] Works, VI, 32. <<
[200] Works, I, 7-83. <<
[201] Writings of Legaré, I, 272. <<
[202] Quarterly Review, II, 522. <<
[203] Elliot, Debates, IV, 519. <<
[204] Colton, Life of Clay, V, 392. <<
[205] Jenofonte, Athen. Repub., I, 8. <<
[206] Statesman’s Manual, 953-960. <<
[207] Memoir of Webster, p. 101. <<
[208] Vol. II, cap. VII. <<
[209] Hay un párrafo notable en las cartas de Story acerca del celebrado libro de Tocqueville: «El trabajo de De Tocqueville ha obtenido una gran reputación en el extranjero fundada, en parte, en que se desconoce que para la mayor parte de sus reflexiones se había apropiado de obras americanas, siendo muy pocas el fruto de su propia observación. La mayor parte de sus materiales pueden encontrarse en el Federalist, y en los Commentaries de Story» (Life of Story, II, 330). <<
[210] Life, I, 311. <<
[211] Works, IV, 351, 550, 553. <<
[212] Works, VI, 68. <<
[213] Memoir of Channing, 418, 419.3. <<
[214] Memoir of Channing, 421. <<
[215] Brownson, Quarterly Review, 1844, II, 515, 523. <<
[216] Ibíd., I, 84, 19. <<
[217] Works, V, 357. <<
[218] Historical Collections of Virginia, 128. <<
[219] Life, II, 307. <<
[220] Lectures on America, p. 27. <<
[221] Works, IV, 386. <<
[222] Works, VI, 556, 561. <<
[223] Ibíd., VI, 578. <<
[224] Essays and Reviews, pp. 357, 359. <<
[225] Works, IV, 360. <<
[226] Works, VI, 567, 582. <<
[227] Works, IV, 395. <<
[228] Ibíd., 542, 556. <<
[229] Memoir of Channing, p. 43. <<
[230] l. c., 35. <<
[231] Works, III, 609. <<
[232] Works, 609. <<
[233] Ibíd., 618. <<
[234] Ibíd., 505. <<
[235] Vol. lxxxVI, 477. <<
[236] I Cor. VII, 21. La interpretación opuesta, común entre los comentaristas protestantes, es incompatible con los versículos 20 y 24 y con la tradición de los Padres Griegos. <<
[237] Cicerón, Somnium Scipionis, 3. <<
[238] L’ancien Régime et la Révolution, p. 219. <<
[239] Esquisse d’ un Tableau historique des Progrès de l’ Esprit humain, pp. 285, 313. <<
[240] La Harpe cita las frases siguientes elogiándolas certeramente (Cours de Littérature, XIV. 86, 112, 113). «La pieté est si méprisée qu’il n’y a plus d’hypocrites». «Nous savons que toute ignorance volontaire et affectée, loin d’être une excuse, est elle-meme un crime de plus». «Nos instructions ont dégénéré; elles se ressentent de la corruption des moeurs qu’elles combattent; elles ont perdu de leur première onction en perdant de leur ancienne simplicité. Nous nous le reprochons en gémissant, vous nous le reprochez peutêtre avec malignité; mais ne vous en prenez qu‘a vous-mêmes». <<
[241] Vid., p. 293. <<
[242] Esquisse, p. 279. <<
[243] Ibíd., p. 263. <<
[244] Pp. 60, 61. <<
[245] Réflexions philosophiques sur le Système de la Nature. <<
[246] Vol. XVI. Pp. 279, 284, 304, 305. <<
[247] Lettre d’un Solitaire, en Recueil de Pièces sur Damiens, 1760, p. 146. <<
[248] Mémoires de Mme. Hausset, p. 37. <<
[249] Soulavie, Mémoires de Louis XVI, I, 95. <<
[250] Ver la colección: Les Efforts de la Liberté contre le Despotisme de Maupeau, 1772, pp. 70, 75, 83. <<
[251] Soulavie, II. 208. <<
[252] Moniteur, I, 45. <<
[253] Oeuvres de Turgot, III, 195. <<
[254] Art de vérifier les Dates depuis 1770, 1821, I, 18. <<
[255] Montgaillard, Histoire de France, 1827, I, 345. <<
[256] «Cette familiarité du Genevois fit sentir à cette princesse plus que les infractions des droits du roi, que le trône était ébranlé». Observations sur les ministres de finances, 1812, p. 216. <<
[257] Sallier, Annales Françaises, 1813, p. 199. <<
[258] Montgaillard, I, 424. <<
[259] Ibíd., p. 428. <<
[260] Montgaillard, p. 373. <<
[261] Sallier, p. 186. <<
[262] Travels in France in 1787, p. 66. <<
[263] Montgaillard, I, p. 358. <<
[264] Marmontel, Mémoires, IV, p. 77 sqq. <<
[265] Fantin Desodoards, Histoire de France, XXIII, 244. Ese mismo año, en 1775, Delille hizo circular una rima profética de los buenos tiempos que se avecinaban. Citamos algunos de esos versos:
Des biens on fera des lots
Qui rendront les gens égaux…
Du même pas marcheront
Noblesse et roture;
Les Français retourneront
Au droit de nature
Adieu parlements et lois
Ducs et princes et rois!…
Les Français auront des dieux à leur fantaisie.
[266] Guibert, Essai général de Tactique, tome I, Discours préliminare, pp. IX, XIII, XIX. <<
[267] El mayor de los Mirabeau dice en el Ami des Hommes (III, 33), «la loi des plus forts fait de la révolte le droit des gens». <<
[268] Pp. 76, 78, 80, 85. <<
[269] Es la derrota definitiva de los Estuardo (jacobitas porque la dinastía comienza con Jacobo I) que lucharon por recuperar la corona que habían perdido en 1688 (N. del T.). <<
[270] «Observations of the Conduct of the Minority», Works, V. 112. <<
[271] Hay algunas ideas notables sobre nacionalidad en los Escritos Políticos del Conde de Maistre: «En premier lieu les nations sont quelque chose dans le monde, il n’est pas permis de les compter pour rien, de les affliger dans leurs convenances, dans leurs affections, dans leurs intérêts les plus chers… Or le traité du 30 mai anéantit complétement la Savoie; il divise l’indivisible; il partage en trois portions une malhereuse nation de 400 000 hommes, une par la langue, une par la religion, une par le caractère, une par l’habitude invétérée, une enfin par les limites naturelles… L’union de nations ne souffre pas de difficultés sur la carte géographique, mai dans la réalité, c’est autre chose; il y a des nations immiscibles… Je lui parlai par occasion de l’esprit italien qui s’agite dans ce moment; il (Count Nesselrode) me répondit: “Oui, Monsieur; mais cet esprit est un grand mal, car il peut gêner les arrangements de l’Italie”» (Correspondance Diplomatique de J. de Maistre, II. 7, 8, 21, 25). En el mismo año, 1815, Görres escribió: «In Italien wie allerwarts ist das Volk gewecht; es will etwas grossartiges, es will Ideen haben, die, wenn es sie auch nicht ganz begreift, doch einen freien unendlichen Gesichtskreis seiner Einbildung eröffnen… Es ist reiner Naturtrieb, dass ein Volk, also scharf und deutlich in seine natürlichen Gränzen eingeschlossen, aus der Zerstreuung in die Einheit sich zu sammeln sucht». (Werke, II. 20). <<
[272] Considerations on Representative Government, p. 298. <<
[273] Mill, Considerations, p. 296. <<
[274] «Le sentiment d’indépendance nationale est encore plus général et plus profondément gravé dans le coeur des peuples que l’amour d’une liberté constitutionnelle. Les nations les plus soumises au despotisme éprouvent ce sentiment avec autant de vivacité que les nations libres; les peuples les plus barbares le sentent même encore plus vivement que les nations policées». (L’Italie au Dix-neuvième Siècle, p. 148, París 1821). <<
[275] «Remarks on the Policy of the Allies» (Works, V, 26, 29, 30). <<
[276] Oeuvres, I. 593, 595, II. 717. Bossuet, en un pasaje de gran belleza sobre el amor al país, no logra acercarse a la definición política de la palabra: «La société humaine demande qu’on aime la terre où l’on habite ensemble, ou la regarde comme une mère et une nourrice commune… Les hommes en effet se sentent liés par quelque chose de fort, lorsqu’ils songent, que la même terre qui les a portés et nourris étant vivants, les recevra dans son sein quand ils seront morts» («Politique tirée de l’Escriture Sainte», Oeuvres, X. 317). <<