El Sistema Lagrange sólo era una estrella perdida en el enjambre que se perdía a lo lejos, mientras Sheffield contemplaba la gran mancha luminosa.
—Un planeta tan hermoso… —suspiró—. Bien, confiemos en que vamos a sobrevivir. En cualquier caso, esto servirá para que el Gobierno vigile los planetas con elevada proporción de berilio. Este engañabobos ya no servirá para atrapar de nuevo a la Humanidad.
Mark no participaba de aquel idealismo: el proceso fue sobreseído y la excitación había terminado. Si en sus ojos había lágrimas, se debía a la idea de que podía morir. Y si moría, habría tantas y tantas cosas en el universo que nunca podría aprender…