23. CUERPO DE VAMPIRO

¿Cómo será Nemus físicamente? ¿Cambia su cuerpo, sufre alteraciones en sus ataques? Siempre he pensado que lo más impresionante de un vampiro tendría que ser la adaptación corporal a su única función y a sus instintos. Quizá sea verdad, como todo el mundo cree, que sus sentidos se agudizan de manera extraordinaria. Un vampiro, en cierto modo, aun siendo humano, no lo olvidemos, posee como no-muerto una hiperdesarrollada sensibilidad animal. Quizá esta sea la causa de que muchos, sin demasiado conocimiento sobre los vampiros, los deshumanicen a la primera.

Al hablar de vampiros no se puede hablar de almas, solo de cuerpos. Además, estoy segura de que esta es la historia que de verdad interesa a la gente.

Con la excusa de ver expresadas sus fantasías y plasmados sus sueños, Sarah le pidió al dibujante Giulio Macossi, bastante famoso en Italia, que le trasladara al papel las imágenes tal como ella se las iba contando. Macossi solía hacer cómics (fue ayudante de Hugo Pratt durante un tiempo) y también trabajaba para el cine. Sarah le describió el cuerpo de Nemus y sus transformaciones, de algunas de las cuales ella misma había sido testigo directo. Consideró que debía enseñármelos.

—¿Por qué dibujos? ¿Por qué no trató de fotografiarlo? —le pregunté—. Habría sido más directo, una prueba irrefutable.

—¿Quién lo creería, Thea? Dirían que se trataba de un modelo o un truco. De todos modos lo intenté —dijo Sarah—, incluso Nemus se prestó una vez a ello, pero nunca salió nada en el revelado. Tampoco dio resultado con una cámara digital.

Al tratar de ver las fotos digitales en el ordenador, Sarah comprobó que los píxeles convertían la forma de Nemus en un gran aura de colores fríos, grises y azules, como cuando se pasa un escáner térmico y se detecta la ausencia de vida.

Así pues, gracias a Macossi y sus dibujos vi el cuerpo de Nemus. Algunos eran solo esbozos, más o menos detallados, de partes de su cuerpo. Otros eran dibujos hiperrealistas, casi fotográficos. Me acerqué a lo que en realidad todo el mundo quiere saber de un vampiro y no se atreve a preguntar: ¿cómo es su cuerpo?

Mientras los tenía delante, me preguntaba si Sarah me los acabaría prestando para ilustrar el reportaje de Factory. Sería de veras una bomba. Pero su respuesta, como bien me esperaba en el fondo, fue tajante:

—¡Ni lo sueñe, Thea! Ni por todo el oro del mundo lo traicionaría así.

Me cerró la boca. Por eso no insistí, sería una guerra perdida. No era mi intención enfadarla. Además, comprendía sus motivos. Sarah, a medida que la iba conociendo, tenía esa clase de integridad que le impide traspasar determinadas fronteras. Y Nemus era su cerrado país privado.

Sobre vampiros, tenemos demasiadas imágenes dentro, bastante intoxicadas por las exageraciones cinematográficas o televisivas. No logramos desprendernos del cliché y figurarnos algo diferente dentro de la normalidad.

Los dibujos que Macossi hizo de Nemus eran unos treinta. Sarah los había clasificado por partes corporales concretas, las significativas de todo vampiro. Eran estas:

Ojos. Los ojos de Nemus se dilatan, las pupilas se enrojecen, pero tienen una increíble mezcla de salvajismo y melancolía. Son los ojos de un monstruo que pide ser amado. Al verlos, sabiendo como sabía que no era más que un dibujo aproximativo, comprendí la atracción que Sarah debía de sentir por «su» vampiro. Era deseable. Los iris son de granate oscuro y las córneas de un tono amarillento. Las cuencas de los ojos se sombrean hasta hacerse profundas. Eso es lo que le da ese aire tan siniestro y paralizador. Una combinación de colores así los vuelve llameantes. Sarah me advirtió de que si se mira a esos ojos detenidamente, se acaba percibiendo una imposibilidad de mantener la mirada, ya que el rojo de la pupila, incluso cuando es leve, se vuelve insoportable. Sostener la mirada a un vampiro es como sostenerla sin protección ante un eclipse: acaba produciendo una quemadura irreparable de córnea, incluso se dan casos de desprendimiento de retina (¡si se sobrevive a su ataque, claro!), de ahí la fotopsia o sensación destellante que ocasionan. ¿Sería esta la razón por la que Sarah utilizaba gafas oscuras la mayor parte del tiempo?

Tórax y espalda. Algunos de los dibujos de Nemus parecen los de un cuerpo obeso; en otros, en cambio, el tórax y la espalda de Nemus se han musculado y torneado, son ahora los de un atleta; comparando ambos dibujos, nadie diría que pertenecen a la misma persona en dos fases distintas de una metamorfosis, salvo por el parecido de los rostros. Por otra parte, la columna vertebral se arquea y adopta una forma curva, de espinazo descomunal, para facilitar el alargamiento del cuello y su movilidad en varias direcciones. Eso flexibiliza la mordedura en cualquier parte del cuerpo de la víctima, en la ingle o a la altura del vientre.

Complexión. La transición que se da en un vampiro Macossi la plasmó en un tríptico que recoge los tres niveles sucesivos de un ataque y la posterior succión de sangre: primero, flacura o extrema flacura de Nemus, rostro melancólico. Segundo, hinchazón desmesurada, hasta ser una especie de amorfo, rostro ausenté y colmado. Tercero, musculación y potencia estilizadas, rostro malévolo e inquietante.

Encías y dientes. Aquí Macossi se detuvo con detalle. Las encías del vampiro se transforman hasta extremos inimaginables para dar cabida a las modificaciones que experimenta la singular arma de la que dispone: su fortísima y letal dentadura. Los caninos, popularmente conocidos como colmillos, crecen, ya se ha dicho. Pero también aumentan sus características otros dientes, como los incisivos, que afilan más sus bordes para favorecer el corte de la carne, o los trituradores molares, que se vuelven verdaderas mazas. Hay, como hemos visto en otra ocasión, colmillos bifurcados, los de los vampiros fangs de Detroit, doblemente dañinos. En realidad, todos los dientes se agudizan, pero en la mitología vampírica solo se habla de los caninos hechos colmillos.

Extremidades. Se alargan y agilizan. Pueden parecer más altos, así como abarcar mayor perímetro con sus brazos. Quizá por eso, en las imágenes irreales, se tiende a imaginar al vampiro con una capa enorme, reminiscencia de las alas del murciélago, también envolventes.

Manos. Los dedos de Nemus se tornan el doble de largos y se agudizan hasta hacerse ganchudos. En ocasiones parecen prótesis. Duros como el metal, terminan en unas prolongadas y filudas uñas, con las que los vampiros suelen ayudarse para agrandar la herida.

Hasta aquí los dibujos.

El caso Greer

Para mi sorpresa, comprobé más tarde por casualidad, cuando preparaba mis notas ya en Nueva York de regreso de mi estancia romana en casa de Sarah, que muchos de esos rasgos con los que Macossi retrató a Nemus figuraban en parte de la documentación del PYP a la que tuve acceso.

Se trata de una ficha redactada por un evaluador de admisiones en la NASA acerca de un tal Michael Greer, cuya obsesión (con aptitudes, no cabía duda) era ser astronauta. Greer hizo las pruebas del curso preparatorio, aunque no logró el ingreso entre los elegidos. Desapareció en Miami, donde se llevaba a cabo el curso, en 2001. Había aprobado los primeros test, y empezaba a dar los pasos necesarios cuando, de pronto, poco después de la descripción del evaluador, se evaporó en la nada. No hubo manera de dar con él.

Transcribo algunos pasajes de esa ficha, firmada por un nombre ilegible de apellido Smith:

Michael W. Greer (Utah, edad, fecha de nacimiento y localidad natal tachadas).

PESO: tachado.

ESTATURA: tachada.

NUMERO DE LA SEGURIDAD SOCIAL: tachado.

OBJETO: aspirante a ingreso.

CALIFICACIÓN ACADÉMICA: no evaluable aquí / titulación universitaria requerida OK.

RANGO MILITAR: West Point, oficial de primera, no alcanzado nivel de teniente.

CONDICIONES PERSONALES CIRCUNSTANCIALES: aduce razones personales para acudir a los test preparatorios vespertinos.

ALEGACIONES: M. G. posee un físico portentoso. Alto y atlético, fibroso y ágil. Largas extremidades superiores e inferiores. Deportista. Mandíbula prominente con una dentadura completa y notoriamente desarrollada.

RASGO DIFERENCIAL 1: en ocasiones se presenta extremadamente hinchado. Desproporcionadas alteraciones de peso. Posibles síntomas de medicación por cortisona. Sus ojos, en ese estado, se le salen de las órbitas. Averiguar si responde a alguna medicación por enfermedad desconocida o concreta. Averiguar historial médico.

RASGO DIFERENCIAL 2: siempre acude a los cursos con las manos enguantadas, y renuncia con vehemencia a quitarse los guantes. Los guantes no son normales, parecen hechos a medida. Tal vez oculten quemaduras o deformaciones congénitas. Apercibido de que ello en sí es motivo de inadmisión, Greer insiste en continuar con ellos.

RASGO DIFERENCIAL 3: su cuerpo emite un extraño brillo fosfórico de tono amarillento, aunque no de manera permanente, lo que vuelve a hacer precisa la averiguación sobre una medicación no declarada.

OBSERVACIONES FINALES: desagradable olor corporal sin exceso de sudoración.

EVALUACIÓN PARA INSCRIPCIÓN EN INGRESO: rechazado.

APELACIÓN: no ha lugar.

FIRMADO: (…) Smith.

Era obvio que aquel individuo era un vampiro o se había convertido en tal en el proceso mismo de su inscripción en la NASA. Si no, ¿por qué había interesado esta ficha de rechazo a un funcionario del PYP del Pentágono? Le había llamado la atención aquella ficha porque en ella se describen rasgos susceptibles de ser característicos de un vampiro. Rasgos, en resumen, similares a los del cuerpo de Nemus.

¿Seguirá viviendo Smith entre los humanos vivos, o será también vampiro? ¿Tal vez volvió a ver a aquel tipo llamado Greer? ¿Quizá Greer lo buscó a él? Son preguntas que ya no podía eludir ni dejar de hacerme.

Pero volvamos al día en que vi los dibujos.

—Sarah, ¿alguna vez lo vio desnudo?

—¿A Nemus?

Asentí. Era obvio que me refería a él, pero así Sarah ganaba unos segundos para pensar.

—Sí. Varias veces se me mostró desnudo.

—No encuentro entre los dibujos de Macossi ninguno así. —Era curiosidad de chica—. ¿Los tiene aparte?

—No, de eso no hablé con el dibujante. He preferido siempre mantener la imagen de Nemus desnudo en mi cabeza. Así la veo cuando quiero.

Pero Sarah no me dijo lo que ella y yo sabíamos como mujeres, es decir, que ella lo deseaba, pero que él le impidió ir más allá. Hubo momentos en que se sintió una mujer y una madre a la vez, ofreciendo su cuerpo y sus venas a la boca inocente y salvaje de Nemus. No quise preguntarle más al respecto, tal vez la hiriera, pero no me resistí a la última cuestión.

—¿Y cómo era su cuerpo?

—Era bello. Tenía cicatrices. Era joven. Lo es aún.