Prólogo

Durante estos últimos quince años el impacto intelectual de las nuevas tecnologías ha producido numerosos debates académicos y proyectos de investigación orientados a denominar, conceptualizar y evaluar los cambios en las relaciones y los estilos culturales de los sistemas sociales y organizativos.

Se han aportado diferentes formas de definir y enmarcar una sociedad de la información, del conocimiento, del ciberespacio; se han establecido diferentes posiciones teóricas sobre los beneficios, los riesgos y las desventajas que estas innovaciones aportan al conjunto de la sociedad; se han elaborado modelos organizativos y educativos para promocionar la flexibilidad empresarial e industrial y sacar el máximo partido pedagógico en la introducción de ordenadores en las aulas, y se ha discutido largamente sobre las incidencias éticas de la intimidad, la privacidad, la protección, la piratería y la complejidad y conceptualizar en las redes ciberespaciales y transnacionales.

La literatura es amplia y diversa según los enfoques teóricos, los intereses ideológicos y empresariales y la selección de datos en situaciones locales y contextos transnacionales. Aunque, sin duda, lo más interesante es el carácter dinámico, coetáneo y simultáneo de esta producción intelectual y de opinión con respecto a la nueva realidad tecnocultural, en la que no sólo hay usuarios pacientes, sino también expertos activos con identidades actanciales cuya capacidad de subversión desafía el sistema tecnoorganizativo y a la vez incide en la creación de los ideales, valores y actitudes de las comunidades ciberespaciales.

De ahí la posibilidad y la necesidad de profundizar etnográficamente en los prototipos identitarios, las actividades en copresencia, los repertorios de riesgo, el juego de mentalidades e inteligencias, la dinamización de las estrategias y las metas de finalidad en forma de movimientos sociales, y, en definitiva, en la creación de estilos culturales, valores y estéticas que se muevan entre la realidad modal y la virtualidad sin fronteras.

En este marco se sitúa la aportación del libro de Pau Contreras, un estudio sobre la identidad-red, la sociedad-red y la inteligencia-red que va más allá del análisis de las comunidades de internautas, sus foros y chats, para adentrarse en los márgenes del ciberespacio. Esto es, un territorio de acceso vedado y de identidades en clave donde interactuar con hackers y otros crackers de sistemas digitales que constituye nuevas formas de sociabilidad online y cuyos retos a los e-Business dinamizan directa o indirectamente movimientos alternativos. Profundizar, en este caso, implica plantearse en primer lugar el papel del propio investigador en su calidad de coautor del dato etnográfico y la identidad en el sistema de análisis; en segundo lugar, requiere situar personajes e identidades cyborg en los tiempos y espacios de los contextos de acción en la Red. Y, por último, profundizar supone establecer enlaces y proponer dinámicas interactivas entre esta realidad y la innovación organizativa.

Si en la antropología clásica el papel del investigador, en su inmersión en comunidades ajenas y propias, obligó a especificar categorías analíticas para referenciar la perspectiva desde la cual se obtenían los datos, y en la crítica posmoderna se ha refinado el dialogismo para elaborar la coautoría en la acción etnográfica, ahora la etnografía virtual de las nuevas tecnologías y sus redes obliga a un nuevo despliegue en las técnicas de investigación. Son diversos las técnicas y métodos según el objeto de estudio, aunque se hacen habitualmente observación participante y entrevistas on line en foros, chats e instant messengers y off line en comunidades de usuarios.

Ahora bien, el trabajo de campo de esta investigación sobre la identidad hacker tiene requerimientos que obligan a un diseño metodológico específico. Si en cualquier trabajo de campo es requisito conocer la lengua para introducirse en los vericuetos de la significación cultural, en el entorno virtual el investigador tiene que controlar un doble sistema de comunicación: el informático-diseño de ingeniero y el sociolingüístico-diseña de identidades. Puede competir así con los desafíos técnicos para conseguir el acceso interactivo a los sitios web crypto-hacker, y además, construir a partir de un cuerpo, biografía y narrativas, un sistema de identidades cuya credibilidad en la interacción es parte consustancial en la obtención de la información. Descrito como «quiénes somos yo», el autor relata su experiencia de campo virtual en la configuración de una identidad en plural. Más que nicks, se trata de una identidad-red que le sirve de soporte interactivo, de la autoría en una publicación y también para contrastar datos, entre otros, sobre las nuevas formas de sociabilidad online.

Se han hecho descripciones románticas y psicoanalíticas de los personajes del ciberespacio y de sus identidades evanescentes y terminales por su semejanza con los héroes míticos que cruzan tiempos y espacios, se mueven en la levedad del consciente y la porosidad del inconsciente, o más concretamente, entre la materialidad y la artificialidad de corporalidades a la carta. Más que fijarse en la unidad heroica hacker, este libro sitúa la actividad hacker en una identidad tecnocultural plural perfectamente interiorizada, en sus repertorios sociales y en la capacidad para configurar en el imaginario social e investigador la idea de movimiento social. De esos repertorios sobresalen los conceptos de «inteligencia-red» y «ética hacker». Sin duda, esta última ha sido bien explorada por otros investigadores que subrayan los principios de participación y colaboración en las comunidades virtuales frente a piratas, crackers y lamers cuya capacidad de desencriptación de claves tiene como fin el mercado y el beneficio personal. Mientras estas redes de piratería se orientan a la comercialización de tarjetas y otros dispositivos, fraudes que entran en el ámbito de la Unidad de Delitos Tecnológicos, esta investigación nos enseña cómo, en la comunidad y en el sistema de prestigio hacker, la desencriptación de códigos y la innovación en el diseño de programas queda más cerca del bandolerismo social, del don como circulación de bienes y de la meritocracia. En términos de hoy la riqueza a redistribuir, el valor de cambio, es la inteligencia-red, lo cual constituye un modelo de desarrollo público basado en la resolución de problemas y en la creación y distribución continuas del conocimiento, como atestigua la producción de Linux y otros desarrollos informáticos.

Quizá el reto más difícil de esta tesis es atreverse a hacer propuestas de diseño tecnocultural en la sociedad-red. Son muchos los que llevan tiempo diciendo que hay una fractura, o si se quiere tensiones profundas, entre las nuevas tecnologías (NT) y la sociedad. Se aplican e impactan, pero todavía hoy es difícil que el diseño social, la flexibilización organizativa y la gestión del conocimiento orienten el uso que se va a hacer de las NT, lo cual no sólo disminuye la eficacia sino que, como se indica en este trabajo, supone altos costes de propiedad. No basta con poner ordenadores en las instituciones, las empresas y en casa si a la vez no se constituyen comunidades de práctica orientadas a la innovación, lo cual requiere una deconstrucción y subversión del conocimiento previo. De ahí que este libro sugiera propuestas de diseño tendentes a aplicar la inteligencia-red de estas comunidades hacker a las organizaciones empresariales. Esto obligaría a una redefinición del e-Knowledge y la gestión del conocimiento en la economía de mercado, y en especial a su vinculación con el beneficio, puesto que, en una sociedad-red, éste no debe ser encasillado en lo dinerario, sino en una flexibilización organizativa que facilite la transversalización de las ideas innovadoras en la empresa y en una redistribución social del conocimiento capaz de activar el acceso de la inteligencia-red a sectores públicos y privados cada vez más implicados.

Breve, directo y conciso este libro es una exploración en tecnoantropología que abre puertas a una reflexión alentadora sobre las implicaciones de la inteligencia compartida en red para lidiar con el conflicto y la innovación. Si las NT generan realidades inasibles, plantean problemas sociales y modelos organizativos dispares, hay que entender que la inconsistencia, la incertidumbre, el riesgo y la incapacidad no proceden de la ciencia de los ordenadores, ni del potencial de las redes tecnológicas, sino del diseño cultural, que no satisface las condiciones de esta nueva realidad. De ahí que la lectura del libro nos envuelva en la idea de aparcar las preconcepciones teóricas e ideológicas que tienden a pensar por nosotros para abrirse a los procesos de acción práctica en inteligencia-red y comunidad-red, de cuya experiencia pueden observarse y aplicarse propuestas alternativas de acción ciudadana y de innovación empresarial.

M.ª JESÚS BUXÓ i REY

Catedrática de Antropología Cultural

Universidad de Barcelona