CAPÍTULO 23

Los comunistas se renuevan

El fallecimiento de Stalin, en 1953, anima a la oficiosa secretaria general del Partido Comunista de España, Dolores Ibárruri, la Pasionaria, a convocar el esperado V Congreso del Partido Comunista de España[143], que se reúne en el lago Doksy en Checoslovaquia con asistencia de unos cien delegados[144], bajo el lema: «Por un frente nacional antifranquista»[145]. Dolores Ibárruri infunde entusiasmo entre los asistentes cuando proclama proféticamente que «el franquismo no puede durar»[146], dado que se trata de un régimen oligárquico en avanzado estado de descomposición y sólo sostenido por financieros, terratenientes y militares traidores que acaban de vender España a los americanos, los enemigos de la Unión Soviética, el paraíso del proletariado[147]. El Partido Comunista precipitará la caída del dictador en un plan que se articula en dos fases: primera, derrocar al Gobierno de Franco y disolver la Falange; segunda, liberar a los presos, repatriar a los exiliados, derogar los acuerdos con Estados Unidos y convocar elecciones libres.

—¿Y esto cómo se hace? —pregunta un delegado joven.

—Si debe hacerse, se hará —sentencia un camarada de mayor edad—. ¿Tú no serás un derrotista, no?

—¿Yo? ¡Qué va!

En el V Congreso ascienden algunos militantes jóvenes, Carrillo entre ellos[148], y se designa como chivo expiatorio de los pasados errores colectivos a Francisco Antón[149], quien se ve obligado a autoinculparse en una humillante autocrítica y a exiliarse en Varsovia.

En España hay pocos comunistas aparte de algunas cédulas precariamente instaladas en las zonas mineras y en las fábricas de las ciudades principales. La policía secreta dispone de abundantes medios para reprimir a los sospechosos y evitar la difusión de ideologías disolventes entre la masa obrera. También vigila a los profesionales y empresarios, especialmente si son jóvenes con aspiraciones políticas, como Juan Antonio Samaranch. Un informe confidencial fechado el 6 de noviembre de 1954 dice:

Políticamente está identificado con el Régimen. Respecto de su conducta moral, dada su ventajosa situación económica, su edad, de unos treinta y cuatro años, el círculo de amistades en el que se desenvuelve, determinan en él una conducta que sin ser ostentosa ni escandalosa en sus amistades femeninas o andanzas amorosas, posee algunas, teniéndose noticias de que posee algún piso de soltero destinado a tales menesteres. Su estado civil es el de soltero[150].

12 de octubre. Día del Pilar. Fiesta de la Raza. Día de la Hispanidad. La radio emite la solemne ceremonia por la que Franco consagra España al Sagrado Corazón de María.

En la carpintería de Camacho, en Villafranca, el viejo carpintero remienda una cantarera mientras canta para sus adentros, distraído.

En las pesetas hay una cara

que no la puedo mirar.

Francisco Franco y ole,

Francisco Franco y olá.