Durante trece años, don Fermín Siles no ha podido ejercer la abogacía debido a su pasado republicano, pero ahora, purgada su pena, está tramitando la colegiación. Mientras llega el día soñado en que pueda ejercer su oficio, le lleva la contabilidad a un par de empresas y a una gestoría. Termina la jornada laboral, mareado de las facturas y los balances, regresa a casa, un modesto piso lleno de humedades en la calle Merced Baja, número 20. Mientras doña Pepa, su mujer, prepara una cena frugal, don Fermín conecta la radio, se calza las gafas y busca en el dial una marca de lápiz diminuta que señala el punto exacto donde se capta la emisora Pirenaica, Radio España Independiente[74]. Otras dos marcas casi invisibles señalan el punto de los programas de la BBC en español y de Radio Francia Internacional.
La radio es la gran distracción de los hogares españoles. Es un rito nacional oírla en la cocina o en el salón comedor, en espera de la hora de la cena o antes de acostarse. Sólo don Fermín y algunos miles de izquierdistas como él mantienen encendida la llama de su antifranquismo escuchando, con el oído pegado al receptor, las emisoras subversivas. La inmensa mayoría de las familias españolas atienden los programas de entretenimiento de las emisoras nacionales.
Teófilo González es el agente local en Villavieja del Horcajo de la emisora provincial EAJ-61 Radio Jaén. Se supone que debería redactar las noticias locales de relevancia provincial, pero como estas raramente se producen, su labor se reduce a recoger los encargos de discos dedicados. En cada pueblo hay un agente local que anota la dedicatoria y cobra dos pesetas por emitirla. Cada noche, después de cerrar la tienda, Teófilo compone una lista de solicitudes y la envía a la emisora. Antes de cada canción, el locutor lee las dedicatorias.
—A continuación, queridos radioyentes, escucharán ustedes Doce cascabeles, la genial composición del maestro Freire interpretada magistralmente por Tomás de Antequera. De Pepe Contreras de Alcaudete a su prometida Casilda Higueras, con motivo de su onomástica; de Rafaela Linde Montero de Las Casillas de Martos a su nieto Tomás, que sirve a la patria en el campamento de Cerro Muriano…
A los recién casados se les suele dedicar Noche de bodas, cantada por Carmen de Lirio: «En tu noche de bodas hay en tu cama, colcha de seda, colcha de seda…»[75]; a los mozos de reemplazo que abandonan el hogar para hacer el servicio militar o mili se les dedica Soldadito español; a los niños que hacen la primera comunión, la emotiva canción La primera comunión de Juanito Valderrama[76]. Durante la semana, la radio es de Visi que, como todas las amas de casa y las modistas en sus talleres, pasan la mañana haciendo sus labores mientras escuchan las canciones de Lola Flores, de Antonio Molina, de Jorge Sepúlveda, y por la tarde más canciones y el serial de Guillermo Sautier Casaseca Lo que nunca muere, pero los domingos por la tarde, Teófilo, como todos los maridos, se adueña del receptor para sintonizar, en la Cadena SER, Carrusel deportivo, programa en directo patrocinado por coñac Terry[77] o Tablero deportivo, de Radio Nacional, con el locutor Matías Prats, que te cuenta la jugada mejor que si la estuvieras viendo y en los intermedios te informa de que el portero del equipo visitante tiene una cuñada casada en Santurce, la bella ciudad vasca de las excelentes sardinas.
Desde los estudios centrales, las distintas emisoras conectan con los corresponsales que transmiten desde el estadio los principales partidos[78]. Estos programas deportivos despueblan las calles españolas los domingos por la tarde. Las mujeres los detestan porque los maridos y los novios se quedan inapelablemente en casa para seguir las incidencias de la Liga junto al receptor, en lugar de sacarlas al paseo. El Chato Puertas no es de esos. Aunque vive en un palacete del barrio de Salamanca y dispone de cuatro receptores de radio (incluso uno en el dormitorio para escuchar música o el parte, tan ricamente, desde la cama), prefiere reunirse con su peña de aficionados en la cafetería Imperial. Detrás del mostrador hay una pizarra en la que el cajero del establecimiento va anotando los resultados en beneficio de los clientes quinielistas.
Mujeres en procesión.