Quizá el tema del Grial se haya enriquecido tanto con aportaciones tan distintas de mitos y culturas que el embrollo sea ya absolutamente indescifrable. Eso, lejos de restarle atractivo y misterio, se lo acrecienta. Un sicólogo, después de analizar el tema con los trebejos propios de su ciencia, ha llegado a la conclusión de que el Grial representa la armonización de la dualidad esencial, lo masculino frente a lo femenino, o anima y animus cristianizados, que se identifican con la Virgen Madre, portadora del Grial y el propio Jesucristo, rey del Grial. Otra interesante teoría establece una dicotomía entre la Iglesia pública, representada por Pedro y el papado, y la Iglesia secreta, representada por José de Arimatea, y los que después de él llevaron el título de Rey Pescador. Para esta Iglesia secreta, el Grial simbolizaría un legado iniciático, una gnosis, que Cristo confió al apóstol Juan y este transmitió a sus propios discípulos, de los cuales pasó a los custodios del Santo Sepulcro y a los templarios.
Finalmente, ya en nuestros días, se publican libros que identifican a María Magdalena, ambivalente personaje evangélico, con la portadora del Grial. María Magdalena habría sido la esposa terrenal de Cristo (se sabe que los judíos ortodoxos, y Cristo era uno de ellos, estaban obligados a casarse). Después de la muerte de Cristo, María Magdalena habría emigrado al sur de Francia y habría transmitido la sangre de Cristo; es decir, su estirpe, la sang real o Grial, a ciertas dinastías.
Se ha especulado mucho sobre el sentido de los mitos griálicos cristianos. Para algunos son reflejo tardío de un antiguo ritual pagano de culto a la fecundidad. El Rey Pescador sería una especie de Adonis cuya herida acarrearía la esterilidad de la tierra. El Grial y la Lanza sangrante que lo precede serían símbolos sexuales igualmente relacionados con el culto a la fecundidad. La pregunta que el inocente caballero no se atreve a plantear sería la fórmula mágica requerida por esa iniciación. Es una explicación ingeniosa, aunque difícil de aceptar en todos sus extremos. Lo más probable es que no exista una intención clara y consciente detrás de las leyendas del Grial. Se formaron a partir de un brumoso entramado de tradiciones y mitos irlandeses y galeses y recibieron indudables influencias orientales cuyos caminos son difíciles de precisar.