Calculat Deus et mundus fit!; lo cual significa: ¡Sea!
Sea en número y en medida; así comienza la obra de la Creación.
El punto es descanso: avanza, y así créase la línea.
La línea, luego, consigo misma produce una superficie de cobertura.
Y las superficies engendran, y, rápidamente, el cuerpo, llenando la estancia,
Realidad deviene, provisto de peso y de atracción.
Los cuerpos atráense entre sí; los mayores atraen a los menores;
Esto se llama fuerza, fuerza de atracción, motor del universo.
Amor llámase también, juntándolo todo en una sola piña;
Rechaza de sí el odio, disgregador, disolutor, y las muertes.
Movimiento, pues, en cifras y en belleza sopesada, comienzo de toda vida.
Los números en que el hombre se comparte: los números primarios, carentes de progenitores;
Compuestos, productos de otros; y éstos sí nacieron.
El más notable y único es la Unidad, iniciador de números;
Nacido de sí mismo, pero nonato, da a luz a todos los demás.
He aquí, pues, el número del Creador, inmodificable, símbolo de la unidad.
Unívago, uno es, ciertamente es, y el cuadrado en uno deviene lo mismo;
La Raiz de uno es eso: uno. Se nombra como autoengendrado antaño.
Dos es número de bifurcación, de cuanto ha sido Creado, de ambos progenitores.
Tres es el número de la familia, con padre, con madre, con hijo:
El cimiento familiar y estatal asentado, de naciones e imperios.
Y también es armonioso el tres: tiene inicio, fin, punto medio.
Así avanza el movimiento a grandes zancadas: en duplicación, escisión, acoplamiento,
Recomienza con diez, que es la octava de uno[260],
Acorde con la nota base, pero resuena en registro superior.
Calculó el Creador así los planetas en cadena:
El número de la distancia del sol es divisible por el del todo,
Y también el número del más lejano es el cuadrado del más cercano.
Miremos, por ejemplo, a Mercurio, que se mueve al número cardinal cuatro,
Y es cuadrado de sí mismo, deviene décimo sexto, y Marte es el cuadrado.
O, en orden inverso, Venus es número radical de Júpiter;
La Tierra el de Saturno, y Marte el de Urano; y Neptuno se ha erigido
En centro del cambiante complejo numérico de los asteroides.
Piensa, pues, una cuerda como de harpa eólica que se tense
desde el sol hasta Neptuno, que es el más lejano,
Cuyo eje exhala un tono de altura en proporción inversa a su longitud.
El Creador ha concebido un plan a lo largo de líneas tonales;
Y como ingente acorde se condensa el universo en el espacio.
El sol es la nota central, pero Venus es tercia y Júpiter séptima…
La armonía de las esferas es nombre de un hecho intuido.
Número de medida estética, así se creó el cambiante todo:
Calculóse, midióse, pesóse la quasingravidez[261], con sonda y plomada.
¿Piensas acaso que hízose solo el juiciosamente ordenado mundo?
Únicamente un Pensador pudo pensarlo, únicamente un Artista pensarlo bellamente.
¿Quién ha calculado el péndulo segundero desde su principio mismo?
Diez es la longitud del hilo cuyo mecerse ha de durar un segundo;
Diez es la altura del agua en el tubo en vacío, ya sabes;
Diez es el cuerpo cadente lo que dure el primer segundo;
Diez, y nada más, del metro como parte de un ecuador.
Sesenta segundos, he aquí un minuto, como el corazón del hombre
Late sesenta latidos, como la péndola en el ansioso reloj.
O, según otra medida, y sacado de ansiosas zonas: el tono más
profundo del órgano que perciba la oreja humana
se capta en un tubo de diez y seis alnas, ni una menos;
Diez y seis alnas es la altura del agua en el tubo al vacío
(¡Diez y seis alnas es lo que también subió el agua en el legendario diluvio!);
Diez y seis oscilaciones dan la nota más baja de la escala,
Diez y seis (en mil) la más alta; luego quizás comience el silencio.
Los números aquí explican una relación íntima de las cosas
La cual, empero, está oculta; quizás algún día se descubra.
Luz y ruido son sólo movimiento en éter y en aire; como se ve en la imagen cromática de los soles;
Espectro llámase también, dividido en líneas más obscuras;
Como intervalos, y cae en distancia de la escala tonal.
Hay quienes lo llaman azar, ¡mas otros considéranlo deliberado!
Volvamos la mirada a las materias más firmes de la materia,
Y también con números, y con gravedad y peso, actúan sólidamente.
El peso es la medida de la gravedad, y gravedad es la atracción a la Tierra.
La materia tiene peso, pero también tiene su atracción recíproca;
Llámase igualmente equivalencia[262], y debiera interpretarse rectamente
Como fuerza de la materia, don de movimiento de movilidad de una substancia,
El instinto de buscar cónyuge e incurrir en auténtica unión.
El ácido busca su lejía, y la lejía encuentra su ácido;
Ambos desean alianza, y así es como engendran la sal.
El azufre adora el metal, pero el poder del amor es limitado.
El mercurio, ya lo vemos, esa reluciente agua metálica,
Hallándose junto a la dorada resina inflamable,
Y el azufre, y ambos con suavizante fuego caliéntanse mutuamente,
Y cambian de índole sin demora, perdiendo su personalidad;
Ellos mismos devienen progenie, el florido y dorado cinabrio.
Engendrar no pueden, pues la substancia sólo en apariencia vive
Solo fingir pueden tener un hijo, ya que el hijo son los genitores mismos.
Sepáranse, ¡cuán pronto!, y el hijo deja entonces, como tal, de existir.
Enigma que nadie ha sabido resolver, pero los números se hallaron con balanza
Dieciséis partes de azufre buscan cien partes de mercurio
Y dieciséis y cien dan ciento dieciséis, lo cual equivale a cinabrio.
¿Cómo compónense esos números?, ¿quién midió justamente la atracción de las substancias?
Otra cosa es que gravedad; su nombre dice capacidad de saturación[263].
Si pones cien gramos de mercurio en una balanza sensible
Harán falta ciertamente cien gramos de azufre para igualarlo.
Y es que el peso de las masas es otra cosa que equivalencia.
El arte de la separación[264] nos enseña igualmente que las substancias se atraen entre sí
En proporción directa al cuadrado de su propio peso:
El equivalente en oro es el cuadrado del peso real;
El cobre, la plata, el hierro, y todos los metales pesados,
Atiénense a la misma ley; los otros se agitan cúbicamente,
Así se arma de vida la materia, una vida inferior,
Actúa con números seguidos por cambio en las cualidades;
Cómo ese cambio ocurra, ningún mortal sábelo hasta la fecha.