¡Levántate, Asavero, y anda!
Tu zurrón coge y tu cayado;
Tu sino no parécese al de otros
Ya que no vas buscando tumba alguna.
Cuna y comienzo cierto que tuviste,
Pero no esperas ahora ningún fin,
Eternamente pisarás el fango,
Muchos zapatos gastarás en ello.
Mientras andas, esperas al mesías;
El tiempo ha ido rozando tu costado;
¿Piensas aún, quizás, que serás libre
Algún día, amnistía acaso aguardas?
¿O quieres, como Elias
Libertad recibir estando vivo?[246]
* * *
Senda adelante, vías y caminos,
Dejando atrás tus cálidas estancias;
Abandonando tu terruño
Surgiste cual Cafarnaun[247].
Se disgregó tu hogar, se hundió tu casa,
dijo a su hijito adiós tu esposa.
El fuego todo lo devoró todo, piedra
No dejó sobre piedra.
* * *
¡Corre al tren, con mochila y con cayado,
Pero mirar atrás no se te ocurra!
¡Bendice a aquel que dar y tomar supo,
Y el arte te enseñó de renunciar!
¡Ningún pariente hay, ningún amigo
Que te desee suerte en el viaje!
¿Y qué más da?, ¡tanto mejor después,
Cuando de un salto lánceste al frío mundo!
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El tren deja el andén de la estación,
Larga hilera de casas de madera,
Aldea ambulante con ganado y gente.
Y tras gruesas cortinas, dormitorios.
Campo adelante, tal casa con ruedas,
¡Imparable!, los muros perforando,
Y los montes cual sierpe subterránea.
Agua cruza, relincha el ígneo potro;
Botas de siete leguas son sus ruedas;
Cruza un imperio cual si un huerto fuere.
Mas la tierra termina y llega al mar,
Y ahora, Asavero, tierra firme dejas
Y te unces a la vida que te llama
Muy hondo hundida allende el horizonte.
***
Mira las nubes, cuán pesadas van
Y los pujantes lagos,
Ya hundiéndose, ya alzándose,
Donde asidero el pie jamás encuentra
Y no halla más reposo el caminante.
De noche ni de día, dormido o en vela,
Ya estés arriba, abajo, aquí o allá,
Todo murmullo es, crujido o trueno.
Cuerda o leño, remaches o clavijas,
Suplicio son para el cuerpo y el alma,
Apero de tortura el agua hiende.
¡Tu error confiesa, en tu salvación piensa
Cuando en tu torno el oleaje ruge!
¿Crees cercana salvadora orilla?,
¡No que al piloto asústale la tierra
Y su audaz proa lanza mar adentro;
¡Y es que si es falso el mar, más lo es la costa!,
¡Y si el viento es propicio y sopla fuerte
Ímproba lucha espérate sin duda!
¡Al mar, pues!, lánzate al cerúleo campo
Que quillas aran y las nubes siembran,
Mas nada crece allí de arado al ritmo
Y nadie vive bajo su azul techo.
Hoy se diría lona recosida
Contra una lluvia que sin cesar crece.
Otro pensara que protección sea
Del cielo contra el humor del vapor
O el térreo polvo o picazón de pulgas.
***
Asavero en la proa
La gris muralla otea,
Mate ojo, duro puño,
Prieta boca, alba barba,
No atisba lueñes vistas,
Su vida es el presente,
Ese presente odioso
Sin meta ni sentido,
Y de respuestas mudo
Cual pedernal sin yesca.
Escruta la gris nada
Cual náufrago en el mar;
Escruta lo más hondo
Cual ahogado en un saco.