EL PREMIO DEL CANTOR

Anfión cantó el fin de Tebas

Y siguió luego su camino.

Cantó en rojo o bien cantó en negro;

Censúranle unos, otros lóanle,

Nunca tuvo auténtica suerte.

Vivió así, en pos de la fortuna,

Pasando a veces el sombrero.

Y entre morapio y aguardiente

Y charlando con vagabundos

Fue enronqueciéndose su voz.

Llegó al fin la otoñal cosecha,

Su hado cansado halló su diana,

Su voz volvió, y fue escuchado;

Se arregló lo que estaba roto:

Llegó el maná tras la sequía.

*

¡Su canto es lluvia: tunde, raspa:

¡Lluvia, lluvia, lluvia de oro!

Sin hogar aún y sin techo,

Pero él luchaba y persistía.

Gira la rueda de la suerte

Y un día retornó a su tierra

Donde quincalla era su nombre.

Tundente lluvia fue su canto:

¡Lluvia, lluvia, lluvia de oro!

*

Su canción movía las piedras

Y levantó la casa roja:

Movió tejas, arena, arcilla,

Movió a la tropa de albañiles.

¡El bosque cede sus maderas,

El monte pare y nace hierro,

Carretillas, trineos, carros

Avanzan hasta terminarla!

Altísima bajo las tejas

Subió su casa sin que él sépalo,

Aunque desnuda y huera siga

Y sin alfombras o pinturas.

Llegaste tú y la obra guiaste

Y la canción recobró fuerza,

Las estancias color cobraron

Y a su manera se enjoyaban.

Poemas son nuestras estancias,

En treinta años los escribí.

¡Tras muchas fatigas y esfuerzos

Nuestro hogar construyó mi canto![210]