LAOCOONTE (II)

(grita)

¡Apolo, dios maldito!

¡Afeminado, odiado por los hombres!

¡Imberbe hermano de Diana, impotente misógino,

Hijo de luz y sombra!

¿Por qué azuzaste contra el profeta,

El profeta patriota,

A tus dos sierpes?

Quizás fuera por eso,

Porque profané a una mujer,

La profané, créeme,

En fin, por azar,

La profané en tu templo,

¿Involuntariamente, casto infértil?

Quizá tú mismo me honraste con tu odio

Y con tu ruin envidia,

Por ser a mi, no a ti, a quien tocaba

La salvación

De tu desmoronante Troya,

¡Mutilador de ti mismo![204],

¡Dios sol, quizá!

¡Dios profeta, dios rimero, dios citarino!,

¡Matas niños a flechazos!,

A todos los de Níobe, por ejemplo, ¿recuerdas?

Y yo, por mi parte, recuerdo más cosas:

Mi casa destruiste,

A mi mujer raptaste,

Te apoderaste de mis amigos y mis bienes,

¡Y eso te lo perdono!

¡Pero, además, te llevaste a mis hijos,

Y eso jamás te lo perdonaré,

Cerdo indecente!,

¡Reptil enconado,

Enviciado colmillo!

¡Cierra los puños,

Apriétame el cuello

Cuando grite pidiendo gracia!

¡Gracia, oh, Apolo, pero no para mi,

Profanador de mujeres y de templos,

No para mi, odiador de griegos y amigo de troyanos,

Sino gracia, Apolo, para mis hijos,

Mis amados hijos!

¡Olvida mi soberbia, mis fanfarronadas,

Olvida lo que me envanecí

En mis días afortunados;

Que gocé de la alegría,

Que viví la vida en grande,

Que troqué el frío templo por mi cálida casa;

Que, como la lechuza,

Me jactaba de ser mis hijos

Los más bellos del mundo![205]

¡Olvida que no me bastó

Ser sacerdote de Apolo, respondedor oracular,

Y pretendí ser también deomorfa bestia!,

¡Olvida…!