PARA OSKAR[139]

con motivo de nuestra primera amistad. Primero de Mayo del año 1868

August

Era primavera en nuestro norte

De la tierra fundente surgían

Las cabezas de las anémonas.

Yo estaba cansado de mi libro

Y contra la pared lo tiré

Entre las lágrimas de las musas.

Y entonces cogí bastón y gorra

Para salir en pos de un buen trago

Entre las gratas visiones del zoo.

¡He aquí un príncipe en su calesa!

¡He ahí un campesino en su carro!

Y entre ellos faetones burgueses.

Yo a la pompa indiferente soy

Y seguí en silencio mi camino

Hasta el café «Reposo de Bellman»[140].

Me tomé una copita, tomé dos[141],

Luego me levanté para irme,

Mas ¡ay!, la sombra no dejó mi frente.

La naturaleza se vestía

Entera en sus ropajes de fiesta

Para gozar de su alegre unión.

Mas en mi alma sólo había noche.

El mal espíritu la aherrojaba

A ella turbias ideas llamando.

Y entonces me despertó una risa

Y tan cristalina resonaba

Que mis miradas volví hacia ella

Y allí ante mí se encontraba un hombre

Que se acercó y me estrechó la mano

Y en mi interior sentí yo su fuerza.

Y él comenzó su primo a llamarme

Pero en su rostro observé enseguida

Que el uno del otro extraños éramos.

Y sin embargo fueron las copas

Lo que el freno rompió a la lengua

Y lo cierto es que no lo sentimos.

Del error pronto nos percatamos:

«Y es que nunca los lazos de sangre

Que nos conjuntan se reconcilian»[142].

¡Ay Dios, entre envidias y pendencias

De ruindad tenemos, que vivir

Por mucho que «la sangre» proteste.

Bastante alegre fue la velada

Y hasta cantamos un poco y todo

Mandando a paseo nuestros duelos.

Y al fin, hartos de beber tanto allí

Nos fuimos juntos a una taberna

Y un fino piscolabis pedimos.

Allí sí que lo pasamos bien

Entre vino y chicas disfrutando

Hasta que el sol tras el monte huyó.

Luego fuimos derechos a casa

Y aunque yo estaba muy avergonzado

Conseguí mantener bien el tipo.

En fin, yo y él ya éramos amigos

Como en el norte hacemos amistad.

Y por mi pobre diablo me alegro

Porque cuando recuperé fuerzas

Y volví a sentirme con ánimos

Me fui derecho a la Calle Nueva[143].

Nunca en mi vida podré olvidar

Lo bien que en tu hospitalaria choza

Lo pasé en la ribera del Kolström

Dando contigo vuelta a monedas

Y bebiendo magnífico ponche[144]

Y todo con júbilo y humor.

Ya es demasiado largo este canto,

De modo que otra vez seguiremos.

¡Al diablo!, ¡olvidé felicitarte!

¡Buena suerte te deseo, hermano!

¡Ojalá sea madre tu Rosa,

y tú padre, y bien te vaya todo![145]