Hacia 1870
En la solana meridiana
De la ruina de Nikolai
Brisa de mar recibe aroma
Temprano de rosa y jazmín.
En lo profundo de la orilla
Se oye espiritual canción
Y se buscan fósiles entre
Aroma de podridas algas.
La canción es muy soñolienta,
Monótona en su languidez,
Y yo me adormezco, me duerme
El aire empapado de ozono.
Mi lecho está muelle de hiedra,
Y a modo de almohada, en el atrio,
Un modillón musgoso cojo
De falso gótico del norte.
El acerolo corta el paso
Tanto a moscas como a mosquitos;
Mejor reposar, pues es bueno
Dormir con la tripa repleta.
De abajo llega a mis oídos
El fuerte resonar del órgano
y voces de castrados monjes
Que con Cristo se desposaron.
Ensalzan de Cristo el amor
Y el lazo que úneles a Cristo,
Aunque amor griego se diría
Por ser un hombre el desposado.
Crece el cántico en estridencia
En la arqueada nave del templo,
Su báculo alza ahora el obispo:
¡Las almas aquí a palos sanan!
Pero hordas de pobres espíritus
Caen de hinojos contra las losas,
Golpean las puertas del cielo,
Pero sin el oro de entrada.
Más y más estridente el canto
Contra la bóveda del templo,
Cantan kyrie, sin cesar, kyrie,
Más al áureo becerro adoran.
Y ahora besan cuentas y cruz
Y se sientan modosamente,
En la frente al becerro besan
En cuanto Dios vuelve la espalda.
Del altar entonces asciende
De almizcle voluptuoso aroma
Y es que ahora hay que comulgar
Y la plebe apesta a podrido.
Y la plebe repta entre el polvo
Para gustar el pan muy blanco.
Luce en el cáliz el borgoña
Tan rojo cual nariz de obispo.
A Dios claman, piedad pidiendo,
Cuando el monje del cáliz bebe,
A su Cristo piden piedad
Hasta que se agrieta la bóveda.
Salgo súbito de mi sueño
Y miro cauto en torno a mí:
Monjes, plebe, órgano, altar
Del todo se han desvanecido.
Solamente el sol cordial luce
En vez de tantas lucecitas
Y llantén vivaz y pujante
Entre las caídas columnas.
Llega una brisa de la rada.
Pasando a través de una ojiva
Ase su hálito un haz de hiedra
Buscando en él un aire alegre.
El estornino que hizo nido
En un capitel, se despierta,
En la piedra su pico aguza
y gorjea al ritmo del viento
En lo profundo de la orilla
Se oye espiritual canción
Y se buscan fósiles entre
Aroma de podridas algas.