PERSEO Y ANDROMEDA

Junto a arenosa orilla, en hosca gruta

La hija del rey estaba prisionera.

Tristemente miraba lueñe orilla

La canción escuchando de las olas.

Aherrojada y a obscuras esperaba,

Anhelante, la luz;

Sus sueños por los aires vuelan, mientras

Su cuerpo al duro suelo está sujeto.

En alado corcel su salvador

Bajó, por fin, del azulenco cielo;

Rompe los hierros que a la presa oprimen

De libertad la dádiva otorgándole.

Agradecida, ella, a su campeón

Su libre mano y su libertad rinde;

Por vínculo de amor sus hierros trueca

Su legítima esposa deviniendo.

Él se la lleva de Pegaso a lomos

Y aire arriba los dos hacia el sol suben,

Pero ella mira, abajo, el mar seguro,

Donde las olas lucen como espadas.

----------

Da Heródoto en su historia esta leyenda

Sin añadir ninguna reflexión;

Nada se le ocurrió añadir, sin duda,

Y ella no ansiaba dudas o cuidados.