GOURMET[7]

¿No recordáis el autobús vetusto

Que renqueando iba frágilmente?

Hacía antes su trayecto hasta la esclusa

Pero ahora duerme en aislada cochera.

A su conductor último aún le escuece

El tras, y vive aún, aunque muriéndose

Y viendo con terror que día a día

La nueva compañía tranviaria

Por la ciudad extiende sus raíles.

Pero yo a él de siempre le conozco

Y si nos vemos somos grandes coates.

El otoño pasado aquí nos vimos

Y le llevé conmigo a una taberna

Para darle algún líquido consuelo

Ya que su oficio se había ido al garete.

A un coñac le invité realmente bueno

Que antes que a él a muchos ya tumbara,

Pero el viejo husmeólo sonriente,

Y díjole: «¡Buen vaina estás tú hecho!».

De óptimo connoisseur quería dárselas

Y creía entender de vino en serio.

Entró un estibador muy fino y limpio

E invitar quiso al viejo a una copita.

Le ofreció un aguardiente muy finolis

Y cuando el viejo quiso agradecérselo

pidió el otro cerveza y estricnina.

Sonoramente el viejo saboreóla

Y con cara de ser muy entendido:

«¡Esto sí que es un vino!», dijo, serio.