LAS CALUMNIAS DE LOKI[3]

¡Dioses del tiempo, os maldije,

De nuevo os maldeciré!,

¡Blasfemé, oh dioses del tiempo,

Y aún lo haré en este canto!

Tenéis poder, mas poder,

Tengo yo de la palabra:

Trece sois vos a la mesa;

Y eso, se dice, es terrible:

Muerte, mal, nefasto tiempo:

¡Dioses, tened gran cuidado

Tragedia augura este instante!;

¡Oh, dioses, estad alerta!

Cierto es que otrora sentéme

A vuestra mesa invitado;

Fuerte honda luego tejisteis

Y huésped fui en vuestra fiesta.

¡He aquí, pues, vuestro delito,

Loki más que vos lo sabe!

Asco me da el plato lleno,

Mas vuestro vino me alegra.

Sabor quitó vuestro canto

Al manjar, soso es como agua.

¡Loki no alzó vuestras loas,

Por eso mismo le odiáis!

Tampoco las alzo yo:

Ni canto vuestros manjares,

¡Jamás, blasfemar prefiero

Con mi grande y bello odio!

Mi cuerpo uncisteis al monte

Y en hielo abristeis mi tumba

Y mis tendones cortó

Después el pérfido enano.

Las manos me atasteis luego

Y los pies me aherrojásteis:

Y aunque mis dientes rompisteis

Libre de injuria es mi lengua.

¡Traicioné vuestro secreto,

Dioses, todo fue mi culpa!

Y mi lengua está encerrada

En vuestro fuerte palacio.

Traicioné vuestras intrigas,

Y vuestra santidad huera;

No creí en vuestros prodigios

Ni en vuestra inmortalidad.

Así fue Loki llamado

Por vos el mayor blasfemo;

¡Pero es gran honor haber

Traicionado a los traidores!

Si el débil castiga al fuerte

Venganza al castigo llámase;

Yo, que la violencia no amo,

Llamo venganza a mi hazaña.

¡Bien!, ¡vengado he sido, oh, dioses!,

¡Oíd bien, vengado he sido!

Rasgado he vuestros ropajes,

Desnudos os he mostrado!

Vuestros cultos desprecié

Y rompí vuestras estatuas,

Maté al becerro de oro

Para ver si era de tierra.

Del templo destruí los muros

Y derroqué el tabernáculo.

He abierto cerradas jaulas

Y hendido tablas podridas.

Vengado estoy de mis jóvenes

Males, ¡oh, puta de dioses!,

Cuando a la fuerza te honré

Y a tus pies tú me rompiste.

La verdad os disparé

Al rostro, divina plebe,

Y temblar pareció el cielo

Y rajarse vuestros muros.

¡Divinos viejos y viejas,

Buscad, medrosos, refugio,

Cubrid con calzas y chupas

Vuestras vetustas vergüenzas!

El fuerte sus lanzas busca,

Deshoja hojas la belleza,

De oro la virtud se blinda,

La justicia es sorda y muda.

La mentira en la fangosa

Cuneta busca culebras,

Las ata a cantos del monte

Y a Loki en su faz las tira.

Vedle ahí ahora, aherrojado:

Cien contra uno era su táctica,

Pero el vil divino círculo

De inicuo y bajo le tilda.

Atado, entre piedras yace,

Pero su lengua está libre,

La vieja cacofonía

Divina tiembla a sus gritos.

Largas y dolientes noches

Pasa Loki en su arduo lecho,

Bríndale veneno ofídico

Su esposa en tentador vaso.

Más si de serpientes pérfidas

Los dientes sus pechos rozan

Loki cesa en sus escarnios

Y cual fuerte trueno ruge.

Cuando sus hierros agita

Truenan del monte las visceras

Y en chozas cuanto en castillos

Se predice el fin del mundo.

Loki entonces sus blasfemias

Cesa y sus obscuros ojos

Chispean, crepitan, arden,

Mientras a su hijo llama.

Monstruo destructor el hijo,

Su escamoso cuerpo atruena,

La cola agita el endriago

Por el espumoso Volga.

Todo es estruendo y crujido

En los bosques de Volkonski,

Y en los Pirineos crujen

De su cola los anillos.

Su airado pecho golpea

Al Sena, río santo y viejo

Cuyas ribas aún susurran

De liberación y sangre.

Do el monstruo su testa oculta

Cobardes dioses se espantan.

Futuro eterno ahora acecha

Y hondo pasado responde.

¡Pero en cuanto alza la testa,

Oh, dioses, se para el tiempo,

De la sierpe en el silbido

Veis llegar vuestra caída!

Cunde el fuego por el mundo

Y arde cuanto arder debía.

Trigo y cizaña sepáranse,

Vive lo que vivir debe.

Y la vieja y seca tierra

Fecunda ceniza cobra

Y pura del fuego sale,

Y de nuevo engendra y pare.

Y en eternos bosques verdes

Se mueve una nueva raza.

No es fruto de arte divina

Que destruyó almas vetustas.

Y entonces estaréis muertos,

Caduca raza de dioses,

Pues para caer nacisteis

De la sierpe al ver la testa.

Para vuestras negras tumbas,

De vuestra existencia al fin,

Loki solo verterá

Joven y eterna esperanza.

Las blasfemias que rugió

Turbaron vuestra paz, dioses,

Pues él en el fin creía

Más no creía en vosotros.

Sobre vuestras tumbas se oye

Suave y apacible música:

¡Dormid, oh dioses del tiempo,

La eternidad sigue viva!