PREFACIO ATROFIADO
¿Y TÚ NO?

¿Por qué todo este gasto de papel para llevar a La Gente de un sitio a otro? ¿Quizá para ahorrarle al Lector la tensión de los súbitos cambios espaciales y mantenerle en plan Agradable? Y así se saca un billete, se llama a un taxi, se sube a un avión. Es posible entonces abrir los ojos en la cálida cueva forrada de piel de melocotón mientras Ella (la azafata del avión, claro) se inclina sobre nosotros ofreciendo chicle, dramamina, nembutal incluso.

—Ofréceme paregórico, mona, y te escucharé.

Yo no soy el American Express… Si ves a uno de los míos por Nueva York paseando con ropa normal y a la frase siguiente está en Timboctú ligándose a un joven de ojos de corza herida, es posible presumir que él (el tipo que no vivía en Timboctú) se haya trasladado hasta allí utilizando los medios de comunicación normales.

Lee El Agente (un doble-cuatro-ocho-dieciséis) está haciendo una cura para descolgarse… un viaje espacio-temporal tan portentosamente familiar como las esquinas donde vende droga para el adicto… curas pasadas y futuras traen y llevan imágenes a través de la sustancia espectral vibrando en vientos silenciosos de Tiempo acelerado… Métete un pinchazo… De cualquier cosa…

Imagen oficial mordiéndose los nudillos, instantáneas de la crisis cuando se rueda por el suelo de la celda de la comisaría… «¿Cómo te sentaría un fije de Heroína, Bill? Ja ja ja.»

Medias impresiones esbozadas que se disuelven en luz… bolsas de ectoplasma podrido expulsadas por un viejo yonqui tosiendo y escupiendo con la enfermedad mañanera…

Viejas fotografías violeta y sepia que se retuercen y crujen como barro al sol: Ciudad de Panamá… Bill Gains suelta el rollo para sacarle paregórico a un boticario chino.

—Tengo unos galgos… perros de carreras con pedigrí… Todos enfermos de disentería… el clima tropical… cuando hacen sus necesidades… ¿Me comprende? La mierda… Mis galgos se están muriendo. —Sollozó… Los ojos se le encienden de luz azul… La llama se apagó… olor de metal ardiendo… —Adminístrese con cuentagotas… ¿Y usted no…? Dolores de la menstruación… mi mujer… madre anciana… almorranas… ulceradas, sangrando. —Se inclinó sobre el mostrador. El boticario se sacó el palillo de la boca, miró la punta y luego dijo que no con la cabeza…

Gains y Lee saquearon el paregórico de la República de Panamá, desde David a Darién… Se apartaron uno del otro con un ruido… Los yonquis tienen tendencia a fundirse en un solo cuerpo… Hay que tener cuidado, especialmente en los sitios vigilados… Gains vuelve a Ciudad de México… Esqueleto desesperado que hace muecas debido a la carencia crónica disimulada con codeína y barbitúricos… quemaduras de pitillo en su albornoz… manchas de café en el suelo… humeante infiernillo de petróleo… llama naranja oxidado…

La Embajada no da más detalles que el lugar de la sepultura en el Cementerio Norteamericano…

Y Lee vuelve al sexo y al dolor y tiempo y al yage, amarga alucinación del Amazonas…

Recuerdo una ocasión después de una sobredosis de mayún (que es cannabis seco y pulverizado muy fino hasta adquirir la consistencia de azúcar verde molido, luego se mezcla con algún producto dulce o algo semejante, teniendo entonces sabor a pudin arenoso. La elección del producto con el que se mezcla es arbitraria)… Estoy volviendo a ver a Lulú o a Johnny, o quizá venga de la Habitación del Chico (hedor de infancia atrofiada y de enseñanza de hábitos higiénicos), miro por la sala de estar de esta villa en las afueras de Tánger y, de pronto, no sé dónde estoy. Quizá haya abierto la puerta equivocada y en un determinado momento El Propietario, El Dueño Que Llegó Allí Primero se me echará encima y aullará:

¿Qué está haciendo aquí? ¿Quién es usted?

Yo no sé qué estoy haciendo aquí ni quién soy. Decido actuar con serenidad y a lo mejor consigo orientarme antes de que aparezca El Propietario… Así que en lugar de ponerte a gritar «¿Dónde estoy?», tranquilo y a mirar para saberlo aproximadamente… No estabas allí al Principio. Tampoco estabas allí al Final… Tu conocimiento de lo que está pasando sólo puede ser superficial y relativo… ¿Qué sé yo en realidad de este maldito rostro amarillo de joven yonqui subsistiendo gracias al opio en bruto? Traté de decirle: «Uno de estos días te despertarás con el hígado por los suelos», y de explicarle cómo preparar el opio en bruto para que no fuera veneno puro. Pero sus ojos resbalan sobre mí y no quiere saber nada… y no puedes decirle nada… Un fumador no quiere saber nada, sólo fumar… Y un yonqui, lo mismo… Estrictamente la aguja y a llamarse Andana…

Así que supongo que todavía está sentado en su villa española estilo 1920 de las afueras de Tánger comiendo ese opio en bruto lleno de mierda y piedras y paja… todo a la vez por miedo a que se pierda algo…

Sólo hay una cosa de la que puede escribir un escritor: lo que está ante sus sentidos en el momento de escribir… Soy un aparato para grabar… No pretendo imponer «relato», «argumento», «continuidad»… En la medida en que consigo un registro Directo de ciertas áreas del proceso psíquico, quizá desempeñe una función concreta… No pretendo entretener…

«Posesión», lo llaman… A veces una entidad se mete en el cuerpo —perfiles vacilantes en amarilla mermelada de naranja— y las manos se mueven para destripar a la puta que pasa o para estrangular al feto con la esperanza de aliviar la escasez crónica de viviendas. Como si yo estuviera normalmente allí, pero sujeto a perder la cabeza de vez en cuando… ¡Falso! ¡Nunca estoy aquí…! Algo que nunca posee totalmente, pero de alguna manera está en situación de impedir movimientos imprudentes… Patrullar es, de hecho, mi ocupación principal… Por severas que sean las medidas de Seguridad, siempre estoy Afuera, en algún sitio, dando órdenes y Dentro de esta camisa de fuerza de mermelada que cede y se deforma, pero que se rehace siempre antes de cada movimiento, pensamiento, impulso, marcado por el sello de la inspección ajena…

Los escritores hablan del dulce olor enfermizo de la muerte, cuando cualquier yonqui puede asegurar que la muerte no tiene olor… y al mismo tiempo un olor que corta la respiración y olería a través de las circunvoluciones color rosa y los carnales filtros de sangre seca… el olor a muerte es inequívocamente un olor y ausencia total de olor… la ausencia de olor hiere el olfato primero porque toda vida orgánica tiene olor… se siente la suspensión del olor como los ojos sienten la oscuridad, los oídos el silencio, el sentido del equilibrio y el de localización, la tensión y la falta de peso…

Siempre se huele y se hace que otros lo huelan durante las épocas de carencia… Un yonqui en carencia puede hacer invisible todo un apartamento con el olor a muerte que despide…, pero una buena ventilación atraerá nuevamente el hedor habitual que nos hemos acostumbrado a respirar… También puedes percibir el olor durante uno de esos cuelgues a tope que de pronto empiezan a crecer en progresión geométrica como un incendio forestal…

La cura siempre significa: ¡Déjalo todo! ¡Salta!

Un amigo mío se encontró desnudo en la habitación de un segundo piso de un hotel de Marrakech… (trata de procesar a una madre tejana que cuando era pequeño lo vestía con ropa de niña… Tosco pero efectivo método para corregir el protoplasma infantil). Los otros ocupantes son árabes, tres árabes… cuchillo en mano… vigilándole… destellos de metal y puntos de luz como briznas de ópalo en la glicerina… Las reacciones animales más lentas le conceden un segundo entero para decidirse: inmediatamente atraviesa la ventana y cae a la calle abarrotada de gente como una estrella fugaz, su estela de cristal brillando al sol… un tobillo roto y un hombro astillado… vestido con una cortina transparente color rosa, con la barra de la cortina como bastón, cojea hasta la Comisaría de Policía…

Antes o después, El Somatén, El Paleto, Lee El Agente, A. J., Clem y Jody, Los Gemelos Ergot, Hassan O’Leary El Magnate de las Secundinas, El Marinero, El Exterminador, Andrew Keif, «El Gordo» Terminal, el doctor Benway, Schafer «El Dedos», tienden a decir lo mismo con las mismas palabras para ocupar, en ese punto de intersección, idéntica posición en el espacio-tiempo. Utilizando un aparato vocal común completado con todos los aditamentos metabólicos para ser la misma persona —un modo de lo más adecuado para expresar Reconocimiento: el yonqui desnudo al sol…

El escritor se ve a sí mismo leyendo en el espejo como siempre… Debe verificarlo de vez en cuando para asegurarse de que El Destino de La Acción Separada no ha ocurrido, no puede ocurrir.

Cualquiera que haya mirado un espejo sabe lo que este delito es y lo que significa en términos de pérdida del control cuando el reflejo ya no obedece… Demasiado tarde para llamar por teléfono a la Policía…

Personalmente, yo deseo terminar mis servicios a partir de este momento porque no puedo seguir vendiendo las materias primas de la muerte… El suyo, señor, es un caso sin esperanza y además molesto…

—La defensa no tiene sentido en el estado actual de nuestros conocimientos —dijo El Abogado Defensor levantando la vista del microscopio electrónico…

Lleva tu asunto al Walgreen.

Roba todo lo que veas.

Nosotros no somos responsables.

No sé cómo describírselo al lector blanco.

Puedes escribir o gritar o canturrear al respecto… o pintarlo… o representarlo… o cagarlo en forma de móviles… Siempre que no te decidas a hacerlo…

Los senadores se ponen en pie de un salto y braman pidiendo la Pena de Muerte con inflexible autoridad de virus yen… Muerte a los drogadictos, muerte a los invertidos sexuales (me refiero a los perversos), muerte al psicópata que ofende la carne acobardada y sin gracia con la rota inocencia animal de elástico movimiento…

El viento sombrío de la muerte ondula sobre la tierra, palpando, husmeando el crimen de la vida separada, impulsores de la carne congelada de miedo, estremeciéndose bajo una vasta curva de probabilidad…

Bloques de población desaparecen en un juego de damas de genocidio… Puede jugar todo el que quiera…

La Prensa Liberal y La Prensa No Tan Liberal y La Prensa Reaccionaria aúllan su aprobación: «Sobre todo debe de erradicarse el mito de la experiencia a otro nivel…» Y hablan oscuramente de ciertas duras realidades… vacas con aftosa… profilaxis…

Los grupos de poder del mundo cortan frenéticamente las líneas de conexión…

El Planeta deriva al azar hacia un destino de insecto…

La Termodinámica ha vencido por abandono… los orgones siguen en la línea de salida… Cristo desangrado… El Tiempo se agota…

Puedes meterte en EL ALMUERZO DESNUDO en cualquier punto de intersección… He escrito muchos prefacios. Atrofian y amputan lo espontáneo como se amputa el dedo pequeño del pie en una enfermedad del África Occidental limitada a la raza negra y la rubia que pasa exhibe su tobillo de bronce cuando un dedo con la manicura hecha salta por la terraza del club, recuperado y puesto a tus pies por un Lebrel Afgano…

EL ALMUERZO DESNUDO es una heliografía, un Manual de Bricolaje… Lascivias de negros insectos se abren en vastos paisajes de otros planetas… Conceptos abstractos, desnudos como fórmulas algebraicas, reducidos a estiércol negro o a un par de cojones envejecidos…

Manual de Bricolaje que extiende los planos de la experiencia al abrir la puerta al final de una gran sala… Puertas que sólo se abren en Silencio… EL ALMUERZO DESNUDO exige Silencio al Lector. Por lo demás, éste se toma el pulso…

Robert Christie conocía El Servicio de Información Telefónica… Muerte a los coños viejos… guarda vello púbico en un dije… ¿Y tú no?

Robert Christie, estrangulador al por mayor de mujeres —suena como un adorno— ahorcado en 1953.

Jack el Destripador, Espadachín Literal de la década de 1890, nunca lo atraparon con el culo al aire… escribió cartas a la Prensa.

—La próxima vez incluiré una oreja simplemente para divertirme. ¿Y tú no?

—¡Oh, tengan cuidado! ¡Ahí van otra vez! —dijo la carroza cuando se le rompió el cordón y las pelotas se le cayeron al suelo… —. Cójalas, tenga la bondad, James, y no sea mierda. No se quede ahí mientras las pelotas del amor ruedan hacia la carbonera.

Limpiacristales gritan por toda la estación, pegan a los cajeros.

Dilaudid, salva a este pobre inútil (el Dilaudid es morfina concentrada y deshidratada).

El sheriff con chaleco negro escribe a máquina un certificado de defunción:

—Es mejor hacerlo legal y no referirse a los estupefacientes.

Violación del artículo 334 de la Ley de Salud Pública… Obtuvo un orgasmo por métodos fraudulentos…

Johnny a cuatro patas y Mary chupándosela y dejando correr sus dedos por las nalgas y paseándolos por el bosque de pelos con las pelotas dentro…

Por encima de la silla rota y a través de la ventana del cobertizo de las herramientas blanqueado con cal batido por un frío viento de primavera al borde del acantilado de caliza que se hunde en el río… fragmento de luna humeante cuelga en el cielo azul de cerámica… afuera sobre una larga línea de semen a lo largo del suelo polvoriento…

Motel… Motel… Motel., roto arabesco de neón… soledad que gime a través del continente como sirenas de niebla sobre las quietas aguas aceitosas de ríos con mareas periódicas…

Cojón exprimido como limón seco apestando rodea el culo con un cuchillo cortar un trozo de hash para la pipa de agua… glup… glup… señal de lo que solía ser yo…

—El río está servido, señor.

Hojas muertas tupen la fuente y geranios crecen silvestres con la menta, trazan un camino hecho por la máquina de cortar el césped.

El playboy maduro se pone su impermeable firmado de 1920, arroja a su mujer aullando dentro de la trituradora de desperdicios… Pelos, mierda y sangre expulsan 1963 sobre la pared…

—Sí señor, muchachos, la mierda pegó realmente duro en el Sesenta y Tres —dijo el viejo profeta aburrido que puede hacer mear en cualquier dirección espacio-temporal… —. Ahora se me ocurre porque fue justo dos años antes de que se extendiera un brote de aftosa humana en un meadero de Bolivia y se propagó por medio de un abrigo de Chinchilla confiscado en Kansas City… Y una tal Liz afirmaba ser la Inmaculada Concepción y parió a un mono araña por el ombligo… Se dice que el matasanos que participó en aquel punto tenía el mono subido a la espalda por aquella época…

Yo, William Seward, capitán de este metro lleno de fumadores de hash, voy a domar al monstruo del lago Ness con una inyección de rotenone y voy a hacer un rodeo a la ballena blanca. Reduciré a Satanás a la Obediencia Automática, y sublimaré a los perversos subsidiarios. Desterraré al candirú de vuestras piscinas y promulgaré una bula acerca del Control de Nacimientos Inmaculados…

—Cuando con mayor frecuencia pasa una cosa, más única y maravillosa es —dijo el pretencioso joven nórdico sobre el trapecio estudiando sus deberes masónicos.

—Los judíos no creen en Jesucristo, Clem… Lo único que quieren es meterles mano a las muchachas cristianas…

Ángeles adolescentes cantan sobre las paredes de los retretes públicos del mundo.

—Ven y menéatela… —1920.

—Gimpy trapichea con mierda de lactosa… —Johnny ahorcado últimamente, en 1952.

(Deteriorado tenor embutido en un corsé canta Danny Deever travestido…)

Las mulas no paren en este condado decente… Violación del artículo 334 de la Ley de Salud Pública.

Bueno, ¿dónde están los porcentajes? ¿Quién puede decirlo? No poseo La Palabra… En casa sentado en el bidet… El Rey anda suelto con un lanzallamas y el asesino del rey, torturado en la efigie de diez mil vagabundos, baja a la calle para cagar en las gradas del estadio.

El joven Dillinger salió de la casa y nunca miró hacia atrás.

—No mires hacia atrás, muchacho… Te convertirás en estatua de sal lamida por alguna vaca vieja.

Proyectil de policía en la avenida… Rotas alas de Ícaro, aullidos de un muchacho que se quema inhalado por el viejo yonqui… ojos vacíos como una vasta llanura… (alas de buitre chasqueando en el aire seco).

El Cangrejo, envejecido Decano de los Rateros Borrachos Dormidos, se pone el traje de crustáceo para rondar la zona del cementerio… con garras de acero arranca los dientes y las coronas de oro de los vagos dormidos con la boca abierta… Si el vago se incorpora y ofrece resistencia, las garras traseras del Cangrejo se abren y se cierran presentando dudosa batalla en las llanuras de las Locas.

El Ladronzuelo, jodido por una prolongada condena en la cárcel, expulsado del cementerio por falta de pago, entra protestando en el bar de locas con una papeleta de empeño mohosa para recuperar los cojones negros de la Ciudad donde vendedores castrados cantan la canción del IBM.

Los cangrejos jugueteaban en el bosque… luchando duramente con el ángel toda la noche, siguen un camino desviado hasta la cueva de caliza oxidada.

Yen Negro eyacula sobre los pantanos salinos donde no crece nada, ni siquiera una mandrágora…

Ley de los porcentajes… Unos pocos pollos… Única manera de vivir…

—Hola, Cash.

—¿Seguro que lo tiene ahí?

—Claro que sí, seguro… Vamos adentro.

Tren nocturno a Chicago… Conocer a una chica en el pasillo y veo que está puesta y le pregunto dónde puedo conseguir.

—Ven conmigo, solete.

Quiero decir que no es una adolescente, sino una mujer hecha y derecha…

—¿Qué te parece un fije primero?

—Naaa, no quedarías en condiciones.

Tres intentos… despertar temblando enfermo en el cálido viento primaveral que entra por la ventana, agua que quema los ojos como si fuera ácido…

—Date la vuelta… Te lo meteré en el culo.

Introduce profundamente la aguja, la saca y da masaje al músculo.

Se lame una gota de sangre de su dedo.

El hombre se da la vuelta todo empalmado disolviéndose en la bruma gris de la droga.

En un valle de cocaína e inocencia jóvenes de ojos tristes cantan buscando a un tal Danny que se ha perdido…

Esnifamos durante toda la noche y follamos cuatro veces… dedos sobre la tabla negra… raspan el hueso blanco. Mi casa es la casa de la heroína del mar y la casa del chulo del Hombre…

El bateador se agita inquieto:

—Ocúpate de esto, ¿quieres, chico? Tengo que ver a un tipo por lo del mono.

La Palabra está dividida en unidades que juntas formarán una pieza y así deben ser tomadas, pero las piezas pueden ser consideradas en cualquier orden ya que están unidas en sentidos contrarios, dentro y fuera, arriba y abajo, como en una combinación amorosa interesante. Este libro expulsa las páginas en todas direcciones, caleidoscopio de panoramas, popurrí de melodías y ruidos callejeros, pedos y protestas y las cortinas metálicas del comercio que se bajan, aullidos de dolor y angustia y aullidos de simple lamentación, gatos copulando y rechinantes berridos de la cabeza de toro cortada, murmullos de brujo en trance de nuez moscada, cuellos rotos y mandrágoras que aúllan, sollozos del orgasmo, heroína silenciosa como el amanecer en células sedientas. Radio El Cairo gritando como una subasta frenética de tabaco, y flautas del Ramadán abanicando al yonqui enfermo como un ratero de borrachos en el amanecer gris del metro palpando con dedos delicados los frescos billetes de banco…

Esta es la Revelación y la Profecía de lo que puedo sintonizar sin FM en mi receptor de cristal de los años veinte con antena de semen… Amable lector, vemos a Dios a través de nuestros agujeros del culo en el flash del orgasmo… Por esos orificios se transfigura tu cuerpo… El camino hacia FUERA es el camino hacia DENTRO.

Y ahora yo, William Seward, liberaré a mi horda de palabras… Mi corazón vikingo se desliza por el gran río cenagoso donde los motores chuf chuf chuf en el crepúsculo de la jungla y árboles enteros flotan con enormes serpientes en las ramas y lémures de ojos tristes observan la orilla, a través de los campos del Missouri (el Muchacho encuentra una punta de flecha de color rosa) y a lo lejos silba el tren, vuelve hacia mí hambriento como un golfillo que no sabe trapichear con el culo que Dios le dio… Amable lector, La Palabra saltará sobre ti con garras de acero de hombre-leopardo, cortará dedos de manos y pies como un cangrejo terrestre oportunista, te colgará y atrapará tu semen como un perro escrutable, se enroscará en tus muslos como una serpiente grande y venenosa y te inyectará una dosis de ectoplasma rancio… ¿Y por qué un perro escrutable?

El otro día volvía de ese largo almuerzo que pasa de boca a culo todos los días de nuestra vida, cuando veo a un muchacho árabe que está enseñando a su perrito blanco y negro a caminar sobre las patas traseras… Y un gran perro amarillento se acerca al chico buscando una caricia y el chico lo aparta y el perro amarillo aúlla y le tira un bocado al otro más pequeño, y sus gruñidos dirían si, como los humanos, tuviera el don de la palabra:

—Eso es un crimen contra natura.

Por eso digo que el perro amarillento es Escrutable… Y déjenme decir de pasada, y yo siempre estoy de pasada como un maricón sincero, que el Oriente Inescrutable necesita un montón de sal para poder tragárselo… Este cronista se mete veinte gramos de morfa al día y se queda sentado durante ocho horas inescrutable como una cagada.

—¿En qué está pensando? —dice inquieto el Turista norteamericano…

A lo que contesto:

—La morfina ha deprimido mi hipotálamo, sede de la libido y la emoción, y como el cerebro anterior sólo opera de segunda mano en función de las titilaciones del cerebro posterior, pues al ser un tipo sustitutivo de ciudadano sólo puede emocionarse por detrás, debo informar de la virtual ausencia de hechos cerebrales. Soy consciente de su presencia, pero como para mí carece de connotaciones afectivas, dado que mis afectos los ha desconectado el que me vende la droga debido a falta de pago, no me interesa lo que usted hace… Venga o vaya, cague o métase por el culo una lima o una serpiente (lo que sería muy adecuado para un marica), al Muerto y al Yonqui se la suda… Son Inescrutables.

—¿Dónde están los servicios? —pregunté a una acomodadora rubia.

—Por aquí, señor… Dentro hay sitio para uno más.

—¿Ha visto a Rosa Pantopón? —preguntó el viejo yonqui del abrigo negro.

El sheriff de Texas ha liquidado a su cómplice, el veterinario, Browbeck El Nervioso, que estaba metido en un negocio de heroína para caballos… Un caballo enfermo de aftosa necesita un poco de heroína para calmar el dolor y quizá parte de esta heroína atraviese la pradera desierta y relinche por Washington Square… Los yonquis corren gritando:

—¡Yuuuupi! ¡Arriba Silver!

—Pero ¿dónde está la cuadrista?

Este arquetipo patético irrumpió gritando en el salón de té elegante con adornos de bambú, calle Juárez, México, DF… allí estaba acusado de violar a una menor… un coño te arranca los pantalones y estás preparado para que te acusen de violación, hermano…

Chicago llamando… venga por favor… Chicago llamando… venga por favor… ¿Qué pensaría si consiguiera las gomas en Puyo? Un sitio muy húmedo, lector…

—¡Quítatela! ¡Quítatela!

La carroza se encuentra a sí misma viniendo en la otra dirección como representación burlesca de la adolescencia, se pone de rodillas y le penetra su doble de antiguos tiempos… avenida abajo hacia el Museo de la calle del Mercado muestra toda clase de masturbaciones y prácticas solitarias… los jóvenes necesitan algo especial…

Estaban maduros para ser desplumados, olvidados allá abajo en el maizal… perdidos en pequeños fragmentos de placer y rollos de papel ardiendo…

Leer la metástasis con dedos de ciego.

Mensaje fósil de la artritis…

—Vender es una adicción mayor que usar. —Lola La Chata, México, D. F.

Aspirante terror de las marcas de la aguja, grito submarino voceando sordos avisos nerviosos del ansia por venir, palpitante mordisco rabioso…

—Si Dios hizo algo mejor se lo guardó para él —solía decir el Marinero, su transmisión ralentizada por veinte nembutales.

(Fragmentos de asesinato cayendo lentos como briznas de ópalo en la glicerina.)

Vigilándote y canturreando una y otra vez El adiós a la feria de Johnny.

Trapicheando a pequeña escala para pagarse la propia adicción…

—Y usa ese alcohol —dice dejando sobre la mesa un mechero de alcohol.

—Jodido, no puedes —esperar— los yonquis ansiosos me ponen perdidas las cucharas todo el tiempo calentándolas con cerillas… Lo único que me falta para ir al trullo con una ruina encima es que la pasma se ligue una cuchara quemada en mi casa…

—Creía que lo estabas dejando… No me parecía bien joderte la cura.

—Se necesitan muchos huevos para descolgarse, chaval.

Buscando una vena en la carne que se derrite. El reloj de arena de la droga vierte los últimos gramos negros en los riñones…

—Zona seriamente afectada —murmuró mientras se apretaba el pañuelo.

—La Muerte era el Héroe de su Cultura —dijo mi mujer levantando la vista de los códices mayas… —. Obtuvieron el fuego y la palabra y la semilla de maíz de la Muerte… La muerte se convierte en semillas de maíz.

Los Días Ouab han llegado

duros vientos despellejados de odio y desgracia

impulsaron el chute.

—Quítame de delante esas jodidas fotos porno —le dije a ella. El Veterano Schmecker se recostó en el respaldo de la silla, lleno de licor y de barbitúricos… una desgracia para su sangre.

—¿Es que es usted uno de esos artistas de los barbitúricos?

Amarillentos aromas a jerez callejero y a hígado ocluido salieron de su ropa cuando hizo un gesto de yonqui adelantando la mano con la palma hacia arriba pidiendo su ración…

olor a chiles y a abrigos mojados y a testículos atrofiados…

Me miró a través de la carne provisional, ectoplásmica de la cura… quince kilos materializados en un mes cuando te descuelgas… blanda masilla rosada que se desvanece al primer toque silencioso de droga… lo he visto… cinco kilos perdidos en diez minutos… allí tieso con la jeringuilla todavía en la mano… sosteniéndose los pantalones con la otra.

Acre hedor a metal enfermo.

Caminando en un cubo de basura hacia el cielo… hogueras de gasolina dispersas… humo que cuelga negro y sólido como excrementos en el aire inmóvil… manchando la blanca película del calor de mediodía… D. L. camina a mi lado… un reflejo de mis encías desdentadas y mi cabeza sin pelo… carne distribuida sobre los podridos huesos fosforescentes consumidos por lentas llamas frías… D. L. lleva una lata de gasolina abierta y el olor de la gasolina lo envuelve… Al cruzar una colina de hierro oxidado encontramos a un grupo de nativos… caras planas, bidimensionales, de pez carroñero…

—Échale gasolina encima y préndele fuego…

DEPRISA

relámpago blanco… aullido de insecto mutilado…

Me despierto con sabor a metal en la boca de regreso de los muertos.

siguiendo el olor incoloro de la muerte

placenta de un reseco mono gris

punzadas espectrales de amputación…

—Chaperos esperando algún pagano —dijo Eduardo y murió de una sobredosis en Madrid…

Trenes con municiones arden a través de las circunvoluciones color rosa de carne tumescente… desencadenan flashes de orgasmo… instantáneas a gran velocidad de movimiento detenido… brazo liso y marrón doblado para encender un cigarrillo…

Se quedó allí, con un sombrero de paja de los años veinte que alguien le había dado… suplicando con palabras blandas como pájaros muertos en la calle oscura…

—No más… No más… No más…

Un mar hirviente de martillos neumáticos en el crepúsculo violeta y pardo teñido de olor a metal podrido de la cañería del gas… rostros de trabajadores jóvenes vibran desenfocados en halos amarillos de lámparas de carburo… cañerías rotas destripadas…

—Están reconstruyendo la Ciudad.

Lee asintió con aire ausente:

—Sí… Siempre…

En cualquier caso es un mal movimiento hacia el Ala Oriental…

Si lo supiera me alegraría decírtelo…

—No bien… no bueno… yo mismo buscando…

—No tenel… Volvel vielnes.

Tánger, 1959