Conclusión

Camporesi presentó la dimisión dos meses después de la muerte de Stalin Rossetti. En su último informe reservado, comunicó a sus superiores que los dosieres originales habían quedado destruidos durante el incendio que, efectivamente, devastó la nave.

Tras encontrar a Valeria, Pino Marino se mudó a una pequeña isla del Egeo. Actualmente dirige una próspera granja de cultivo ecológico. No ha dejado de pintar. Diseña personalmente las portadas de los discos de jazz que Valeria graba regularmente.

El cantante B.G. fue elegido dos veces diputado por listas de derecha. Actualmente dirige furiosas campañas contra el tráfico de estupefacientes.

Giulio Gioioso fue condenado a siete años de cárcel por colaboración con la mafia. Está a la espera de que se tramite su apelación.

Maya Donatoni fue la principal testigo de cargo en el juicio contra Giulio Gioioso. Fundó una revista de opinión y colabora activamente con diversos centros antimafia en toda la península.

Raffaella Donatoni estudia en una escuela de cine de Los Ángeles. Su sueño es llegar a ser directora de cine.

En 1994, Ramino Rampoldi fue nombrado administrador delegado de una importante empresa de capital mixto, público-privado. Dimitió en 1997 y volvió a ocupar el puesto entre 2001 y 2006. Actualmente preside una sociedad financiera. Es fiel a su mujer Sonila.

Sonila Landinisi de Rampoldi trabaja como productora de televisión. Sus colaboradores la detestan. Traiciona a menudo a su marido, al que suele definir como «ese mandril pomposo» cuando él no está presente.

Yáñez se ocupa de la seguridad de la filial europea de una importante multinacional.

Emanuele Carú dirige la agencia de prensa Vivacemente-News y dirige Sin pelos en la lengua, exitoso magazín de televisión. Sigue divirtiéndose dejando en ridículo a sus adversarios y es considerado por todos el hombre más inteligente —pero también el más antojadizo— de la derecha.

Mario Argenti sigue ocupando un escaño en el parlamento; libra su batalla política, con mayor o menor éxito, sea desde las filas de la mayoría o desde las de la oposición.

Beatrice escribió una novela de éxito y colabora en el suplemento dominical de La Repubblica.

Tras la captura de Bernardo Provenzano, Angelino Lo Mastro fue identificado por diversas fuentes como el número uno de la Cosa Nostra. Los arrepentidos afirman que, contrariamente al estilo y a la costumbre de la organización, a Angelino le gusta viajar, se traslada a menudo a la península y al extranjero, posee numerosos coches de gran cilindrada y se rodea de guapas mujeres. A pesar del desprecio que manifiesta por las más elementales reglas de la prudencia —y de que figura en la lista de los tres delincuentes más peligrosos en busca y captura—, sigue desaparecido. Según los mismos arrepentidos, se sometió a una intervención de cirugía plástica facial. Lo único que se sabe a ciencia cierta de su aspecto físico es que cojea visiblemente de la pierna derecha.

Nadie sabe qué fue de Nicola Scialoja después de que dimitiera de todos sus cargos.

Con posterioridad a los hechos narrados en esta historia, sólo en una ocasión (marzo de 1994) la Cosa Nostra ha recurrido a los explosivos, cuando intentó eliminar al arrepentido y testigo de excepción Totuccio Contorno, sin conseguirlo.