Advertencia al lector

Esta novela no traiciona la historia, la interpreta representando acontecimientos reales bajo el signo de la metáfora.

La labor de reconstrucción se basa sobre todo en la lectura de actas judiciales, en conversaciones con protagonistas de la época de las matanzas y en profundas intuiciones de agudos observadores de las relaciones entre la mafia y la política, en particular de Francesco La Licata. A Maurizio Torrealta le debo mucho por su inestimable volumen La trattativa. En cuanto al «vocabulario» y al modus operandi de los mafiosos, me he basado, principalmente, en transcripciones de conversaciones interceptadas.

No obstante, salvo por las fuentes expresamente citadas, los personajes de esta novela son fruto de la fantasía; los nombres de empresas, instituciones, medios de comunicación y personajes políticos se emplean sólo con el fin de señalar ciertas figuras e imágenes, así como la esencia de los sueños colectivos que se formularon en torno a ellos.

Es la metáfora la que transforma en arquetipos literarios a las personas que pueden haber dado base a la inspiración del autor.

A los no pocos amigos que me han echado una mano con valiosas sugerencias y sinceras críticas, «gracias» desde lo más profundo de mi corazón.

En cuanto al coche bomba del Estadio Olímpico, la interpretación que da el libro se aparta de lo que se declaró en el proceso de Florencia, cuyo resultado lleva a pensar que el atentado falló por causas ajenas a la voluntad de sus instigadores intelectuales, y no debido a la situación que plantea la novela.

Por otra parte, siempre he pensado, como Tolstoi, que la historia sería algo bonito, sólo con que fuera cierta.

Y esto, en definitiva, no es más que una novela.