17 Producto interior bruto

Si hay una cifra en economía que valga la pena conocer sin duda es el producto interior bruto (PIB). Es, literalmente, la estadística económica más importante de todas; a su lado, cualquier otra empequeñece, desde la inflación y el desempleo a las tasas de cambio y los precios de la vivienda.

El PIB de un país es, sencillamente, la medida de toda su renta (producto = producción o actividad económica; interior = en una economía particular; bruto = total). Es la medida más reconocida de la fortaleza y funcionamiento económicos de un país.

La mayoría de las personas sabe que en las últimas décadas China ha experimentado un ascenso extraordinario hacia la preeminencia económica. Las estadísticas del PIB (véase la página opuesta) muestran que en años recientes ha superado con rapidez a Francia, Gran Bretaña y Alemania, y si mantiene su ritmo de crecimiento actual para el año 2010 habrá superado a Japón como la segunda economía más grande del mundo. Sin embargo, su producción económica sigue siendo apenas una fracción de la de Estados Unidos.

¿Qué incluye el PIB? El producto interior bruto mide dos cosas: la renta total de un país y su gasto total. En una economía, la renta y el gasto son iguales. Si pagamos un euro por un periódico, ese dinero (nuestro gasto) se convierte instantáneamente en la ganancia de otra persona. El PIB mide tanto bienes (como los alimentos) como servicios (como los cortes de pelo), incluyendo elementos invisibles (como los servicios de vivienda: la cantidad que la gente paga por vivir en sus hogares, ya sea que los compre o los alquile).

¿Qué no incluye? La principal exclusión corresponde a todo lo producido en la denominada economía informal. Esto incluye el comercio de mercancías ilegales (como las drogas y cualquier cosa que circule por el mercado negro) que, según se cree, podría ascender a casi una décima parte de la economía en la mayoría de los países ricos. El PIB tampoco incluye los constituyentes de los productos además de los productos en sí. Por ejemplo, el motor de un coche no se contará por separado del vehículo del que forma parte. Otra cuestión es si el motor se vende aparte.

¿Qué pasa con las compañías extranjeras? El PIB mide el valor de cualquier cosa producida dentro de un país, independientemente de quién sea su propietario. Por tanto, si una compañía estadounidense tiene una fábrica en México, la producción de esa fábrica contribuye al PIB mexicano. Sin embargo, hay otra estadística relacionada que mide la producción económica de los ciudadanos de un país, sin importar si residen en su país o en el extranjero. El producto nacional bruto (PNB) de Estados Unidos, por ejemplo, incluye los ingresos obtenidos por los ciudadanos estadounidenses dentro y fuera del país, pero excluye lo que han ganado en Estados Unidos los ciudadanos y compañías de otros países. Las cifras del PIB y el PNB son normalmente muy similares.

PIB por país

(miles de millones de dólares, 2008)

¿Cómo se mide el PIB? Cuando los gobiernos publican sus cifras del PIB, por lo general lo hacen trimestralmente y la cifra que más interés despierta no es la cantidad total sino la tasa de crecimiento. Es importante tener en cuenta que las tasas de crecimiento del PIB que con frecuencia citan los periódicos o los políticos se refieren al crecimiento del PIB real (en otras palabras, una vez descontados los efectos de la inflación). Cuando los cambios en los precios del mercado debidos a la inflación no se descuentan, la cifra resultante es el PIB nominal.

¿Qué abarca el PIB? Como una mandarina, el PIB está dividido en varios segmentos, cada uno de los cuales representa una contribución importante al crecimiento económico de un país. En qué gasta un país el dinero puede describirse de la siguiente forma:

consumo + inversión + gasto público + exportaciones netas

El consumo significa todo el dinero que los hogares gastan comprando bienes y servicios, y en los países ricos ha sido, con creces, el segmento más grande a lo largo de las últimas décadas. En 2005 constituía el 70 por 100 de todo el gasto en Estados Unidos y aproximadamente lo mismo en el Reino Unido.

La inversión es el efectivo colocado en las empresas a relativamente largo plazo, por ejemplo para construir nuevas fábricas o instalaciones. Este factor incluye asimismo el dinero que las familias gastan en la compra de hogares de nueva construcción. Equivale al 16,9 por 100 del PIB estadounidense y 16,7 por 100 del PIB británico.

El gasto público incluye todo lo que los gobiernos nacionales y locales gastan en bienes y servicios. En Estados Unidos equivale al 18,9 por 100 del PIB, pero en la mayoría de los países europeos, donde los gobiernos financian los servicios sanitarios, el porcentaje es mucho mayor. En Gran Bretaña, por ejemplo, ha rondado el 40 por 100 durante gran parte de las dos últimas décadas. Sin embargo, debido a la crisis financiera y económica de 2008, el gasto público se ha disparado en prácticamente todos los países ricos debido a la adopción de soluciones keynesianas (véase el capítulo 9) para hacer frente a la recesión: básicamente inyecciones de dinero público para reactivar la economía.

Como habrá notado, si sumamos estos tres factores, tenemos que los estadounidenses han gastado en realidad más del 100 por 100 de su PIB: el 5,8 por 100 más para ser precisos. ¿Cómo puede ser? En pocas palabras, esto se explica porque en los últimos años Estados Unidos ha compensado el déficit de bienes producidos en el país mediante importaciones del extranjero. En 2005, mientras que las exportaciones fueron un 10,4 por 100 del PIB, las importaciones ascendieron al 16,2 por 100; la diferencia entre unas y otras (en otras palabras, las exportaciones netas) corresponde a ese déficit del 5,8 por 100. Este déficit comercial, como se le conoce, constituye una advertencia de que Estados Unidos ha estado viviendo más allá de sus posibilidades (véase el capítulo 24).

Medir el funcionamiento de la economía usando el PIB. Siendo la medida más amplia del funcionamiento de una economía, el PIB ocupa un primerísimo lugar en las consideraciones económicas. Es frecuente que a los políticos se los juzgue a partir de él, y los economistas dedican enormes esfuerzos a intentar predecirlo. Cuando la economía se contrae, la reducción del PIB llega acompañada, por regla general, de un aumento del desempleo y un descenso de los salarios. Si la reducción se produce durante dos trimestres consecutivos, se dice que la economía se encuentra en recesión. Aunque esta definición técnica de recesión goza de una amplia aceptación, en Estados Unidos el término no se aplica oficialmente a la situación económica hasta que así lo decide la Oficina Nacional de Investigación Económica. Las peores recesiones reciben por lo general el nombre de depresiones. A diferencia de lo que ocurre con «recesión», no existe una definición de depresión aceptada por todos, pero muchos economistas consideran que para que haya depresión una economía debe sufrir una caída en el PIB del 10 por 100 entre su punto más alto y su punto más bajo y la mayoría coincide en que una depresión es bastante más que un año entero de descenso de la producción. Durante la Gran Depresión de la década de 1930 el PIB estadounidense cayó aproximadamente un tercio.

«Puede decirse sin exagerar que a largo plazo probablemente nada sea tan importante para el bienestar económico que la tasa de crecimiento de la productividad.»

William J. Baumol, Sue Anne Blackman y Edward N. Wolff

No obstante, esta versátil estadística económica tiene algunas limitaciones importantes. ¿Qué pasa, por ejemplo, si un país abre de repente sus puertas a un gran número de inmigrantes o exige que sus ciudadanos trabajen más horas? Algo así podría causar un aumento espectacular del PIB, a pesar de que los trabajadores considerados individualmente no son en absoluto más productivos. Por tanto, cuando se trata de valorar la salud de una economía, los estadísticos prefieren centrarse en su productividad, que se calcula dividiendo el PIB por el número de horas que han trabajado los ciudadanos de un país. Otra forma de interpretar el PIB consiste en dividirlo por la población total, lo que da como resultado el PIB per cápita, una cifra que los economistas emplean a menudo para ilustrar el nivel de vida de cada país.

Aunque con frecuencia se cree que el PIB es un reflejo del bienestar de una nación, los economistas modernos son muy conscientes de sus limitaciones en este sentido. Por ejemplo, el PIB no tiene en cuenta la desigualdad potencial ente los distintos miembros de la sociedad. Ni pretende medir el estado del medioambiente, la calidad de vida o la felicidad individual. Para estas cuestiones es necesario buscar en otra parte (véase el capítulo 49). Sin embargo, ninguna estadística puede competir en la actualidad con el PIB como indicador instantáneo de la prosperidad o estancamiento de la economía de un país.

La idea en síntesis: el indicador clave para conocer el funcionamiento económico de un país