15 El dinero
La economía no es sólo dinero, pero el dinero nos convierte en economistas a todos nosotros. Pida a cualquier persona que pague un precio por algo (en lugar de ofrecérselo gratis o a cambio de un favor) y habrá activado un interruptor invisible en su interior.
El economista del comportamiento Dan Ariely realizó un experimento para demostrar eso. Ofreció a sus estudiantes caramelos Starbucks a un centavo cada uno. Por término medio, los estudiantes compraron cuatro caramelos. Luego, Ariely cambió el precio a cero: los caramelos pasaron a ser gratis. La economía tradicional nos dice que, siendo el precio más bajo, la demanda debería aumentar (véase el capítulo 2), pero eso no fue lo que ocurrió. Una vez que se sacó el dinero de la ecuación, sucedió algo extraño. Casi ninguno de los estudiantes cogió más de un caramelo.
El dinero mueve el mundo. El dinero es uno de los elementos clave de la economía. Si no existiera, nos veríamos obligados a recurrir al trueque, es decir, a intercambiar bienes u ofrecer favores o servicios para pagar por las cosas que queremos. Del mismo modo en que la comunicación resulta enormemente más fácil cuando ambos participantes tienen una lengua en común, el dinero proporciona un medio de intercambio sencillo sin el cual toda transacción sería insoportablemente complicada (el equivalente a tener que hacernos entender con gestos).
En los países en los que la gente pierde la fe en el dinero (debido a la hiperinflación, por ejemplo) con frecuencia la población recurre al trueque. Cuando la Unión Soviética estaba derrumbándose a finales de la década de 1980, muchos empezaron a usar los cigarrillos como moneda. No obstante, las economías basadas en el trueque son en extremo ineficientes: imagine sólo cómo sería tener que idear una oferta atractiva de bienes o servicios a cambio de lo que necesita cada vez que va de tiendas. Quizá preferiría quedarse en casa.
«El dinero es el nervio del amor así como de la guerra.»
Thomas Fuller
Además de cumplir su función principal como medio para el intercambio, el dinero tiene otros dos propósitos. En primer lugar, es una unidad contable, en el sentido de que es un baremo para poner precios, lo que nos ayuda a juzgar el valor de las cosas. En segundo lugar, es un depósito de valor, en el sentido de que no pierde su valor con el paso del tiempo (aunque es discutible si el papel moneda actual cumple realmente con esta función). Aunque todos estamos familiarizados con las abundantes formas de dinero actuales (ya sean billetes de dólar, monedas de libra, céntimos de euro o cualquier otra clase de divisa), en términos técnicos cualquier tipo de unidad negociable puede emplearse como dinero: conchas, joyas, cigarrillos o drogas (los dos últimos, por ejemplo, se utilizan con frecuencia como dinero en las cárceles). Y hoy, más que nunca antes, el dinero constituye un flujo invisible de crédito (dinero prestado) entre prestamistas y prestatarios.
Liquidez
La liquidez es una medida de cuán fácil es para alguien cambiar un activo (una casa, un lingote de oro o una caja de cigarrillos) por dinero en efectivo u otro tipo de moneda. Por ejemplo, las acciones de la mayoría de las grandes compañías tienen por lo general una liquidez muy alta: es posible venderlas con facilidad porque lo normal es que tengan compradores potenciales. Las casas son un activo mucho menos líquido porque toda venta de una propiedad inmobiliaria requiere tiempo para organizarse. Cuando las empresas realizan ventas de liquidación, lo que buscan es sencillamente convertir todos sus bienes en efectivo.
Tipos de dinero. Es posible dividir el dinero en dos grandes categorías:
El dinero mercancía. Es aquel que tiene un valor intrínseco, que conserva independientemente de que se utilice o no como dinero. El oro es quizá el ejemplo más obvio, pues puede usarse para hacer joyas y es un metal clave en la industria. Otros tipos de dinero mercancía son la plata, el cobre, ciertos alimentos (como el arroz o los granos de pimienta), el alcohol, los cigarrillos y las drogas.
El dinero fiduciario. Es aquel que representa un valor que intrínsecamente no tiene, por lo que su valor depende de la confianza (fiducia) en el gobierno que ha estipulado que unas monedas y billetes, con un valor intrínseco insignificante, valen ciertas cantidades. Éste es el sistema vigente en las economías avanzadas modernas. La Reserva Federal y el Tesoro estadounidense emiten dólares; el Banco de Inglaterra, libras esterlinas; el Banco Central Europeo, euros; etc. Originalmente, el papel moneda era convertible en metal (dinero mercancía), de modo que, en teoría, los ciudadanos podían exigir cierta cantidad de oro a cambio de sus billetes de dólar, por ejemplo. Sin embargo, desde el 15 de agosto de 1971, tras una orden del presidente Nixon, se abandonó la convertibilidad monetaria y el dólar pasó a ser una moneda fiduciaria pura. La estabilidad de las monedas fiduciarias depende de la fe de la gente en el sistema legal del país y la credibilidad económica del gobierno.
La historia del dinero
Durante cientos de miles de años las civilizaciones humanas utilizaron el trueque y cambiaron conchas y piedras preciosas por alimentos y otros productos importantes. Para conocer los primeros testimonios del uso del dinero como moneda, hemos de remontarnos cinco mil años atrás a Mesopotamia, en el actual Irak, donde nos encontramos con el siclo. Aunque se trata de la primera forma de moneda, el siclo no era en realidad dinero en el sentido en que nosotros lo conocemos. Inicialmente representaba cierto peso de cebada equivalente a oro o plata, y fue más tarde que se convirtió en una moneda por derecho propio. Muy similar es el caso de la libra en Gran Bretaña. La moneda tiene este nombre porque en un principio equivalía a una libra de plata.
En la Antigüedad, los griegos y romanos usaban monedas de oro y plata para sus transacciones; y del denario latino provienen en última instancia el dinar de varios países actuales, como Jordania y Argelia, las palabras «dinero» en castellano y «dinheiro» en portugués, y la «d» que servía como abreviatura del penique británico antes de la división decimal de la libra esterlina en 1971.
Los primeros billetes aparecieron en China en el siglo VII, pero pasaron mil años antes de que la idea del papel moneda fuera adoptada en Occidente. El primer banco europeo que emitió billetes fue el Banco de Estocolmo en 1661.
«Así que piensa que el dinero es la fuente de todos los males. ¿Se ha preguntado alguna vez cuál es la fuente de todo el dinero?»
Ayn Rand
La medición del dinero Medir cuánto dinero circula en una economía es una de las formas claves de determinar qué tan saludable es. Cuando las personas tienen más dinero, se sienten más ricas y tienden a gastar más, mientras que las empresas responden a un aumento en las ventas con mayores pedidos de materias primas y aumentos de producción, lo que a su vez eleva el precio de las acciones y el crecimiento económico.
Los bancos centrales miden el dinero de diversas maneras. La más popular es la que la Reserva Federal denomina M1, que mide la cantidad de papel moneda en circulación fuera de los bancos y la cantidad de fondos que la gente conserva en sus cuentas bancarias. En otras palabras, M1 representa cuánto efectivo tienen inmediatamente disponible las personas. Existen asimismo otras medidas del dinero, más amplias que ésta: M2, que incluye activos menos líquidos (no accesibles de inmediato) como los depósitos de los que no se puede retirar dinero sin preaviso; y M3, que abarca también instrumentos financieros que muchos consideran un sustituto cercano del dinero, como los depósitos a largo plazo y los fondos del mercado monetario. Por alguna razón, en el Reino Unido el Banco de Inglaterra llama M4 al equivalente al M3.
A comienzos del nuevo milenio, había cerca de 580.000 millones de dólares en circulación y 599.000 millones adicionales en depósitos a la vista. Si se divide la cantidad de dinero en circulación por el número de estadounidenses adultos, 212 millones, tenemos que cada adulto tenía en ese momento alrededor de 2.736 dólares, lo que evidentemente es mucho más de lo que las personas normales llevan en la billetera. La razón para que la cifra per cápita sea tan alta es, en parte, que una gran cantidad del dinero en circulación realmente se encuentra en el extranjero, pues los dólares se utilizan como divisa en muchos otros países diferentes de Estados Unidos y, en parte, que algunas personas (como los delincuentes y quienes trabajan en el mercado negro, por ejemplo) prefieren tener su dinero en efectivo en lugar de ponerlo en cuentas bancarias.
«El dinero nunca ha hecho feliz a un hombre, y nunca lo hará. Cuanto más tiene un hombre, tanto más quiere. En lugar de llenar un vacío, el dinero lo crea.»
Benjamin Franklin
El dinero es mucho más que la moneda. Es más incluso que el efectivo en circulación y en las cuentas corrientes de los ciudadanos. Es también un estado mental. Los billetes de papel y las monedas de latón o níquel que llevamos en nuestros bolsillos sólo valen una fracción de su denominación, y las transferencias electrónicas de efectivo de una cuenta bancaria a otra tienen aún menos valor intrínseco. Lo cual explica por qué el dinero debe estar respaldado por la confianza: Confianza en el dinero que entrega el pagador, y confianza en que el gobierno garantizará la validez del dinero en el futuro.
La idea en síntesis: el dinero es una señal de confianza