CAPÍTULO 16

Todo estaba borroso, y la cabeza le daba vueltas. Su padre preguntaba qué había pasado, y su madre lloraba.

—Me siento mal —dijo ella.

—¿Te has caído? —preguntó su padre.

—No lo sé.

—Tienes que haberte caído —dijo él—. Oímos un golpe, y cuando fuimos a tu cuarto estabas en el suelo.

—Qué cosas te pasan —dijo su madre, y la abrazó.

—Tengo ganas de vomitar —dijo Margit.

—Mañana temprano llamaré a Järvenpää, para que te examine antes de ir al colegio —dijo su padre—. Quizá tengas una conmoción cerebral —se detuvo un momento—. Huele raro.

—¿Puedes recordar haberte caído? —preguntó la madre.

Margit negó con la cabeza.

—¿Te acuerdas de la noche pasada? —preguntó el padre.

Margit asintió.

—Discutimos —dijo la madre.

Margit trató de reír.

—Lo recuerdo bien, quizá no habría sido malo caer de cabeza y olvidar todo lo que pasó ayer por la noche.

Su padre le tomó torpemente la mano, y la madre la estrechó contra su pecho.

—En el futuro ya no discutiremos más —dijo ella—. Nunca más.