CAPÍTULO 15

Por la noche, mientras cenaba, pensó en lo que había hecho.

Ahora sabía que había sido algo espantoso, y gozó de la idea. Había hecho mal.

Subsanaría el mal repitiéndolo.

Lo subsanaría volviendo al mundo que sólo él conocía…, el otro mundo, en el que lo que había hecho no era el mal.

Disfrutó de ser un transeúnte entre los mundos.

Disfrutó de no ser aquel por el que otros lo tenían.

Disfrutó del miedo, que crecía lentamente y que, por fin, lo engulló por completo.

Durante un rato estuvo mirando el cuadro que había colgado encima de su cama. Esperó hasta perderse en el paisaje hechizado.

Luego salió al balcón y bajó la vista hacia el parque infantil, tendido al sol rojo del atardecer.

Respiró el aire suave.

Al borde del parque había dos borrachos discutiendo. Oyó que los insultos se hacían cada vez más fuertes y ruidosos. En la casa de enfrente se abrió una ventana. Una joven gritó a los que discutían que se fueran al infierno.

Amenazó con llamar a la policía si no volvía la calma.

Por fin la calma…

Los borrachos gritaron algo en dirección a la ventana, que ya estaba cerrada. Al cabo de un rato emprendieron ruta hacia la taberna de la que probablemente habían venido.

Los miró irse. Rieron y se abrazaron, conciliadores. Poco antes de que desaparecieran de su campo de visión, los vio morir.

Esperó a que todo estuviera, poco a poco, más oscuro y más frío.