Dedico este libro con todo mi cariño a tres personas muy especiales. A Bill Woodford, mi padre; de no ser por él, Druss el Legendario jamás se habría alzado sobre las murallas de Dros Delnoch. A Olive, mi madre, que me inculcó el gusto por las historias en las que los héroes no mienten, el mal no suele triunfar y el amor siempre es verdadero. Y a Valerie, mi esposa, que me demostró que la vida puede ser como las historias.

También les debo mi más sincero agradecimiento a Russell Claughton, Tim Lenton, Tom Taylor, Nick Hopkins y Stella Graham, por su ayuda durante la realización de esta obra.