El aparente final de la Revolución en Asturias

Al final del libro anterior veíamos al general Eduardo López Ochoa entrando con su pequeña columna en Oviedo el 11 de octubre de 1934. Era el remate de una heroica marcha y la ciudad quedó liberada pocas horas después cuando las fuerzas enviadas por el general Franco desde el norte de África, al mando del teniente coronel Yagüe, irrumpieron en la ciudad mártir y se dispusieron al asalto de las cuencas mineras. Mientras tanto, el general Franco, desde el Ministerio de la Guerra, ordenaba al coronel Antonio Aranda que cerrase todos los puertos asturianos de la cordillera cantábrica y descendiese desde ellos hasta el corazón de las zonas rebeldes, que iban a sufrir el ataque simultáneo de las fuerzas africanas. Así iba a terminar militarmente la Revolución de Asturias, que sin embargo no se liquidó durante el tiempo que restaba de República ni por la represión del Gobierno ni por la condena de las Cortes, donde la Revolución de Octubre ni siquiera se llevó a debate. La Revolución de Octubre, por tanto, cerró en falso y no se liquidó hasta la Guerra Civil de 1936, como veremos.