Agradecimientos

Para Augusto Apastegui, maravillosa persona que antepone la amistad a los triunfos, aunque su grupo de atletas será siempre recordado como único.

Luis Antonio Rubio, buen consejero y magnífico profesor.

Ignacio Santamaría, excelente entrenador y todo un caballero, se adelantó a los tiempos e incorporó el pulsómetro a los entrenamientos.

Esteban Gorostiaga, gran médico deportivo, defensor del deporte limpio y de la mejora del umbral de lactato como máxima deportiva.

Josefina Modrego, mujer valiente y tenaz que acompañó a su hijo en los momentos malos y se alegró en los buenos.

Demetrio Remón, un mecenas del deporte, fundador del club popular de atletismo Beste Iruña. Ha participado en veintinueve maratones y a sus casi ochenta años todavía le quedan muchas millas por recorrer.

Para Alberto Olano, que nos dejó, aunque la luciérnaga que portaba entre las manos aquella noche en la playa todavía ilumina mi camino.

A mis hermanos, porque juntos atravesamos el desierto y sobrevivimos; en especial, a mi hermana Laura, que desde aquella noche en la India no dejó de animarme y de ser la mayor fan de la novela.

A Socorro Medina, por su inmenso amor.

A Adrián listillo y Asier peluche, porque ¡chicos, sois los mejores!

A mi gran amiga Cristina Fernández por su apoyo, su amistad y, por supuesto, sus fabulosos apuntes de patología forense.

A Laura Arnedo, filóloga y poeta, por sus acertados consejos.

A Carlos Adanero, magnífico farmacéutico, inmisericorde con la corrupción.

A Víctor Hugo, alias Popeye, porque su crítica fue la más romántica que tuve.

A la Agencia Pontas, sobre todo a Ricard, por su pálpito, y a Marina, por su manera de ser tan dulce, quizá sea por su sangre irlandesa.

También quiero agradecer a Carlos Arribas por su artículo «Adictos al dopaje»; Loles Vives blog; Jordi Segura, director del Laboratorio de Control Antidopaje de Barcelona; Fundación Miguel Indurain; Randy Alonso, periodista cubano, director del portal Cubadebate; a los habitantes de Les Diablerets. Por último, muchas gracias al Departamento de Prensa de la Oficina de Lyon de la International Criminal Police Organization (Interpol) por su inestimable ayuda.