Venecia, 9 de marzo de 1551
Los ojos que pago en las habitaciones de la Magistratura de Extranjeros hablan de una extraña afluencia a la ciudad en octubre del pasado año. Personajes ambiguos, modestos artesanos, comerciantes, clérigos, literatos, algunos procedentes incluso de lejos. Un centenar de presencias difícilmente atribuibles a los negocios de Venecia. Ninguno de ellos se ha quedado más de una semana. Una mancha negra en los archivos de las autoridades locales.
Los nombres nada dicen. Excepto uno. Pietro Manelfi, hijo de Ippolito Manelfi, clérigo de Ancona.
El mismo nombre que aparecía entre los acólitos del círculo criptoprotestante de Florencia.
El mismo círculo frecuentado por Tiziano entre el 49 y el 50.
Una pista.
Indicar este nombre a los inquisidores de los territorios limítrofes: Milán, Ferrara, Bolonia.
Venecia, 16 de marzo de 1551
Ha llegado una misiva del padre inquisidor de las Romañas.
Interrogados algunos artesanos de Ravena debido a la práctica del bautismo de los adultos. Sostienen haber oído hablar de un tal Tiziano dedicado a esa práctica no hace más de un mes, en las tierras bajas en torno a la ciudad. Asimismo dicen que el dicho Tiziano hablaba contra la autoridad del clero y la propiedad eclesiástica. Dicen que se ganaba la simpatía de la plebe, siempre dispuesta en esa región a acoger cualquier pretexto para dar lugar a imposturas y disturbios.
Venecia, 18 de marzo de 1551
Indicación del inquisidor de Ferrara.
Afirma que el nombre de Tiziano el baptista es conocido en algunos ambientes de esa ciudad.
Venecia, 21 de marzo de 1551
La noche entera pasada reflexionando sobre la estrategia que adoptar con respecto a los judíos. Tal vez haya una manera.
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