III

Uno de los peligros con que se enfrenta la ciencia ficción en esta época de su creciente respetabilidad es el hecho de que algunas personas se la toman demasiado en serio. No quiero decir que nunca, o pocas veces, aborde temas serios. Tampoco quiero decir que el escritor no deba reflejar en cada relato lo mejor de sí mismo; pero en los ensayos críticos, conferencias académicas, destinos ficticios y frustraciones actuales que les preocupan, ¿queda acaso espacio para un anticuado sentido del humor?

Bueno, a pesar de lo que opinen los profesores ingleses, al público continúan gustándole las aventuras, los decorados exóticos, y —en ciencia ficción— la exploración de algunas de las infinitas formas posibles que pueden adoptar los mundos y la vida que les rodean. Con todo el respeto e, incluso, admiración, yo seguiré ocupando gran parte de mi tiempo en la elaboración de cuentos fantásticos.