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11.30 HORAS, 09 DE MARZO DE 2525 (CALENDARIO MILITAR) / SISTEMA EPSILON ERIDANI, INSTALACIONES SANITARIAS DE LA OFICINA DE INTELIGENCIA NAVAL, EN ÓRBITA ALREDEDOR DEL PLANETA REACH
—Quiero esa transmisión descodificada ya mismo —le espetó la doctora Halsey a Déjà.
—El esquema de cifrado es extremadamente complejo —replicó Déjà, con un deje de irritación en su voz habitualmente suave como la seda—. Ni siquiera sé por qué se han molestado. ¿Quién más, aparte de la División Beta-5 tiene siquiera los recursos para poder usar estos datos?
—Ahórrame las chanzas, Déjà, que no estoy de humor. Simplemente concéntrate en descifrar la transmisión.
—Sí, doctora.
La doctora Halsey se paseó por las antisépticas baldosas blancas de la sala de observación. Un lado de la habitación estaba cubierto del suelo al techo por terminales que controlaban los signos vitales de los niños (los «sujetos de estudio», se corrigió). Mostraban los índices de absorción de sustancias químicas, así como intermitentes indicadores de estado rojos, azules y verdes: electrocardiogramas, ritmo cardíaco y un centenar de otros datos médicos.
El otro lado de la sala de observación permitía ver docenas de cúpulas traslúcidas, ventanas que daban a los quirófanos del nivel inferior. Cada quirófano era un entorno sellado, dotado con los mejores cirujanos y técnicos biológicos que podía reclutar la Oficina de Inteligencia Naval. Los quirófanos habían sido fregados e irradiados, y pasaban por las últimas etapas de preparación para recibir y guardar materiales especiales biológicamente peligrosos.
—Hecho —anunció Déjà—. El archivo espera su inspección, doctora.
La doctora Halsey dejó de pasearse y se sentó.
—En mis gafas, por favor, Déjà.
Las gafas hicieron un escáner de su modelo ocular y cerebral, y se levantó la barrera de seguridad del archivo. Lo abrió con un parpadeo.
Decía así:
Transmisión Prioritaria del Almirantazgo Espacial de las Naciones Unidas 09872H-98
Código encriptado: Rojo
Clave pública: file/excised access Omega/
De: Almirante Ysionris Jeromi, Jefe Médico Of cer, Estación de Investigación Hopeful del UNSC
Para: Doctora Catherine Elizabeth Halsey, asesor civil especial (número de identificación civil 10141-026-SRB4695)
Asunto: Factores mitigadores y riesgos biológicos relativos asociados con los procedimientos de experimentación médica requeridos
Clasificación: RESTRINGIDA (Directiva BGX)
/start file/
Catherine,
Lamento informarte que los análisis no han revelado ninguna alternativa viable para mitigar los riesgos de la «hipotética» experimentación que me has planteado. De todos modos, te adjunto la sinopsis de los hallazgos hechos por mi equipo, así como todos los estudios de caso relevantes. Tal vez te resultarán de utilidad.
Espero que se trate de un estudio hipotético… el uso de chimpancés de Binobo en ese estudio resulta problemático. Son animales costosos y raros, ahora que ya no se los cría en cautividad. Detestaría ver unos especímenes tan valiosos desperdiciados en un proyecto de la Sección Tres.
Con mis mejores saludos,
Y. J.
Hizo una mueca ante la censura velada del comunicado del almirante. Nunca había aprobado la decisión de ella de trabajar para la Oficina de Inteligencia Naval, y manifestaba la decepción que le había causado su alumna estrella cada vez que ella visitaba Hopeful.
Ya era bastante difícil justificar la moralidad del rumbo que estaba a punto de tomar. La desaprobación de Jeromi sólo hacía que la decisión le resultara aún más difícil.
La doctora Halsey apretó los dientes y volvió al informe.
Sinopsis de los riesgos químicos/biológicos
ADVERTENCIA: los siguientes procedimientos están clasificados como experimentales de nivel 3. Los primates sujetos de las pruebas deben cumplir con el código OBF34 de la Oficina del Comisario General de la UNSC. Debe seguirse el protocolo de código Gama para la destrucción de material biológicamente peligroso.
1. Osificación cerámica de carburo: material avanzado injertado en las estructuras esqueléticas para hacer que los huesos sean virtualmente irrompibles. Se recomienda que el recubrimiento no exceda el tres por ciento de la masa ósea total, debido a signos de necrosis leucocitaria en los recuentos. Riesgo especial en los niños pre y casi pubescentes: los crecimientos óseos repentinos pueden causar pulverización ósea irreparable. Ver estudios de casos adjuntos.
2. Inyecciones para el incremento muscular: se inyecta intramuscularmente el complejo proteínico para incrementar la densidad del tejido y disminuir el tiempo de recuperación de la lactosa. Riesgo: un 5 por ciento de los sujetos de la prueba experimentan un incremento fatal del volumen cardíaco.
3. Implante catalítico tiroideo: bolas de platino que contienen hormona catalizadora del crecimiento humano son implantadas en la tiroides para estimular el crecimiento de los tejidos esquelético y muscular. Riesgo: raros casos de elefantiasis. Supresión del impulso sexual.
4. Inversión de la capilaridad occipital: vasos sanguíneos reforzados que pasan por debajo de los bastones y conos de la retina del sujeto. Produce un notable incremento de la percepción visual. Riesgos: rechazo y desprendimiento de retina. Ceguera permanente. Ver informes de autopsias adjuntos.
5. Refuerzo de la capacidad de conducción de las dendritas neuronales: alteración de la transducción nerviosa bioeléctrica para convertirla en transducción electrónica protegida. Incremento del 300 por ciento en los reflejos del sujeto. Pruebas anecdóticas de notable incremento de la inteligencia, la memoria y la creatividad. Riesgos: número significativo de casos de la enfermedad de Parkinson y del síndrome de Fletcher.
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Pulse INTRO para abrir los archivos adjuntos.
La doctora Halsey cerró el archivo, eliminó todo rastro de él, envió a Déjà a seguir las pistas del archivo hasta la mismísima Hopeful, y destruir las notas y archivos del almirante Jeromi sobre este incidente.
Se quitó las gafas y se pellizcó el caballete de la nariz.
—Lo lamento —dijo Déjà—. También yo había esperado que existiera un nuevo proceso que redujera los riesgos.
La doctora Halsey suspiró.
—Tengo dudas, Déjà. Cuando comenzamos con el proyecto SPARTAN, pensaba que las razones para hacerlo eran incontestables. Ahora, la verdad… la verdad es que no lo sé.
—He repasado tres veces las proyecciones de la ONI para la estabilidad de las Colonias Exteriores, doctora. Las conclusiones son correctas: rebelión masiva dentro de veinte años a menos que se emprenda una acción militar drástica. Y ya sabe qué «acciones militares drásticas» le gustarían al alto mando. Los Spartans son nuestra única opción para evitar pérdidas civiles abrumadoras. Serán la perfecta fuerza de ataque selectivo. Pueden impedir una guerra civil.
—Sólo si sobreviven para cumplir con esa misión —matizó la doctora Halsey—. Deberíamos retrasar el proceso. Es necesario hacer más investigaciones. Podríamos aprovechar el tiempo para trabajar en la MJOLNIR. Necesitamos tiempo para…
—Existe otra razón para proceder de manera expeditiva —dijo Déjà—. Aunque aborrezco llamar su atención sobre esto, debo hacerlo. Si la Oficina de Inteligencia Naval detecta un retraso en el proyecto final, es probable que la reemplacen a usted por alguien que abrigue… menos dudas. Y, lamentablemente para los niños, muy probablemente sea alguien menos cualificado que usted.
—Odio esto. —La doctora Halsey se levantó y avanzó hacia la salida de incendios—. Y a veces, Déjà, también te odio a ti. —Salió de la sala de observación.
Méndez la esperaba en el corredor.
—Acompáñeme, sargento —dijo ella.
Él la siguió sin decir palabra mientras subían la escalera en dirección al ala de preoperatorio del hospital.
Entraron en la habitación 117. John estaba acostado en la cama, con un gotero unido a un brazo. Le habían afeitado la cabeza y marcado con láser vectores de incisión por todo el cuerpo. A pesar de estas indignidades, la doctora Halsey se maravilló ante el espécimen físicamente espectacular en que se había convertido. Contaba catorce años y tenía el cuerpo de un atleta olímpico de dieciocho, con la mente de un graduado de honor de la Academia Naval.
La doctora Halsey le dedicó la mejor sonrisa de que fue capaz.
—¿Cómo se siente?
—Estoy bien, señora —replicó él, adormilado—. La enfermera me dijo que la sedación me haría efecto muy rápido. Estoy luchando contra ella para ver durante cuánto tiempo puedo permanecer despierto. —Sus párpados se agitaron—. No es fácil.
John vio entonces a Méndez y se esforzó por sentarse y saludar, pero no lo logró.
—Ya sé que esto es uno de los ejercicios del sargento, pero no sé dónde está la trampa. ¿Me lo puede decir usted, doctora Halsey? ¿Sólo por esta vez? ¿Cómo puedo ganar?
Méndez apartó la mirada.
La doctora Halsey se inclinó hacia John en el momento en que cerraba los ojos y comenzaba a respirar profundamente.
—Te diré cómo puedes ganar, John —susurró—. Tienes que sobrevivir.