La leyenda de La reina Jade es una obra de ficción, pero unos pocos elementos están basados en hechos históricos.
Como conoce la mayoría de la gente, Guatemala sufrió una terrible guerra civil que se inició en los años sesenta y se prolongó hasta la firma del acuerdo de paz entre los rebeldes marxistas y el ejército en 1996. Según libros y artículos que he estudiado, el conflicto supuso la muerte de ciento cuarenta mil civiles, entre indescriptibles horrores y sufrimientos.
Después de este trauma nacional, Guatemala soportó con el resto de Centroamérica una nueva catástrofe, cuando el huracán Mitch asoló la región en la primavera de 1998. La tormenta mató a más de cien mil personas, y cuando yo viajé a Guatemala en 2003 me enteré de que muchas personas en el país siguen padeciendo los efectos del desastre. Un gran número de guatemaltecos perdieron su hogar, las infraestructuras, el acceso al agua potable y la estabilidad económica, y aún no los han recuperado.
La reina Jade menciona también la historia colonial de Guatemala. Beatriz de la Cueva era la esposa de Pedro de Alvarado, conquistador español y gobernador de Guatemala hasta su muerte en 1541. De la Cueva sucedió a su marido en el poder, pero solo fue gobernadora durante un breve período. Según algunos registros históricos apenas duró dos días, según otros varias semanas. En cualquier caso, murió en La Ciudad Vieja, la capital del siglo XVI que se encuentra a escasa distancia de la moderna ciudad de Antigua. En 1541 hubo una terrible tormenta y luego un gran terremoto sacudió la ciudad; el terremoto abrió una grieta en el volcán Agua, que se había llenado de agua. De la Cueva murió en la inundación.
Balaj K’waill es producto de mi imaginación, pero cabe mencionar que la palabra maya para dios de «linaje de sangre real» es K’waill. Así pues, he querido indicar a través del nombre que Balaj K’waill era el rey depuesto de Guatemala cuando conoció a Beatriz de la Cueva.
En cuanto a los códigos, me he tomado ciertas libertades con las claves. El lector hallará un planteamiento mucho más científico de la ciencia de la escritura maya en el libro de Michael D. Coe Breaking the Maya Code. Sin embargo, los jeroglíficos aquí reproducidos se corresponden prácticamente con los significados dados. El signo
por ejemplo, significa «dama», «mujer» o «madre», según la iconografía maya. Lo he empleado para designar la identidad de la reina.
Para mi estudio de los jeroglíficos, la ayuda del Dictionary of Maya Hieroglyphs de John Montgomery ha sido de inestimable ayuda. Las imágenes que ilustran esta novela y su significado se han tomado de ese glosario, con el generoso beneplácito del señor Montgomery.