Si no es de Misha, quizá sea del hombre de las gafas oscuras de los Archivos Municipales de la calle Chambers 31, el que me llamó señorita Carne de Conejo.
No le pregunté el nombre, pero él sabe el mío y mi dirección, porque tuve que rellenar un formulario. Quizá haya encontrado algo, una carpeta o un certificado. O quizá imagina que tengo más de quince años.