Estoy decidido a seguir esperando sin moverme de aquí. No tengo nada más que hacer en esta vida. Me escocerán las posaderas, pero podría ser peor. Si me entra sed, no será un crimen que me arrodille y me ponga a lamer la hierba. No estaría mal que mis pies echaran raíces y mis manos criaran musgo. Hasta podría quitarme los zapatos para acelerar el proceso. Sentir la tierra mojada entre los dedos de los pies como cuando era niño. Echar hojas por los dedos de las manos. Quizá un niño trepe por mí. Ése al que antes he visto echar piedras a la pila vacía; no me ha parecido muy mayor para subirse a los árboles. Pero se lo veía muy serio para su edad. Quizá creía que no estaba hecho para este mundo. Me hubiera gustado decirle: «¿Y quién, si no tú?».