A causa de aquella esposa que se cansó de esperar a su soldado, yo salvé la vida. Él no tenía más que apartar el heno para descubrir el hoyo. Si no hubiera estado tan preocupado me habría encontrado. Muchas veces me he preguntado qué sería de ella. Me gusta imaginar la primera vez que levantó la cara para besar al desconocido, movida por la atracción que sentía por él, o quizá sólo por el ansia de aliviar su soledad, y aquello vino a ser como una de esas nimiedades que pueden desencadenar un desastre natural en el otro lado del mundo, sólo que fue todo lo contrario de un desastre, fue un acto de gracia por el que, inconscientemente, me salvó, y también esto forma parte de La historia del amor.