RESTOS DE UN INCENDIO

Migala

Ahora que entro, por cierto,

en tu cuerpo, aún más hondo, libremente, al final

de mí mismo, a ese incógnito

ático, al lugar

más secreto de ti, más profundo, a este arcano

de quietud y silencio; ahora —escucha— que digo

con mi vida tu nombre, he juntado palabras

de mi carne en tu carne, penetrada y desnuda,

desnudándome a mí, por si acaso, hacia dentro

como nunca, al final, siempre lejos, más

hondo, a un paisaje reunido

anchamente. Te amo: he juntado residuos, restos solo

de un fuego, el fulgor de un incendio

que no acaba en sus llamas.