Mira, detente, escucha,
extraño amigo, hermano
del adónde, tú que pasas de largo, ajeno, escaso
todavía, desafinado, oscuro, escucha, mira,
oye cómo
de repente una música llega, se abre ahí, nos toca
de corazón, alumbra
los rincones ocultos de tu casa; va
reptando, poco a poco, cogiéndonos
desde, por, hacia, sube,
sube sin techo, asciende —porque vamos
a más—, se licúa, te atañe, lame frases
en llamas, se ha instalado en
tus días, entra por tus arterias, ilumina
tus ojos. Como una inundación,
bombeados de azul, somos los hijos
del aire, chispas electrizadas electrónicamente.
Calendarios diluidos,
mares de efectos ópticos, nuestros cuerpos bañados in-
ter-mi-ten-te-
men-te. Un sinfín de colores, un sonido vagando
por el fondo atmosférico, su luz ancha, que fluye
desmintiendo a la muerte.