disidencias
Ahondar aún más y más, nos dijimos, al fondo
de la forma: en el rostro, el disfraz; la intemperie, en
la casa; en el hueco, el relleno. En tus brazos tendidos,
esta muerte, que es vida. Escarbar hasta que
las palabras alcancen
la quietud de existir
sin porqué ya, ni adónde. Un sustento mejor
que este suelo agotado (una roca
de agua). Desconfiar de las horas
porque mienten deprisa; auscultar el silencio
en tu cuerpo, que amo: todos esos recodos
que nos llevan muy dentro, reviviendo este fuego
donde arder. Donde ardemos,
uno al fin, sumergidos en
una realidad más profunda (realidad
traspasada): lo que no
nombra ya esto, sino aquello
que no es solo apariencia. Lo otro.