Las palabras que dicen, van quemando tu frente.
Sus fronteras difusas de altas cumbres
peladas, huellas lentas,
borrosas, el sabor industrial
de un paisaje arrasado: cosas ahí, escondidas,
que llamamos verdad
—aunque fuesen mentira—, luces ahí, arañadas
por entre los humedales de la noche, donde aúlla
la muerte, y tú te llamas todo
y yo me llamo nadie,
vacío, desmemoria,
silencio,
soledad.