LA BARRERA DEL SILENCIO

Hay insultos que llegan

sin decirse, en silencio: nos taladran

callados. No pronuncian

palabras, quedan solo prendidos

de una mirada, un gesto, de un frío

frívolo, quizá, de su propia ignorancia.

Gesticulan lo suyo, entre muecas

feroces, o aparecen suspensos de su herida sonrisa

disfrazada; o, impasibles, exhiben

su calaña peor. Pesan

sus golpes, aunque no suenen. Dejan

como un daño furtivo, amortiguado

por dentro:

---------------son insultos

sin habla, nunca dicen

su nombre.

No cruzan la barrera del sonido.

No rompen la barrera del silencio.