El frío entró en nosotros con su dura intemperie
como extensa llanura,
con sus frases ya hechas. Con sus constelaciones
de ciudad alejándose. Un frío descampado, un frío
cibernético, paisajes repitiéndose
en medio de la nada. Paneles luminosos, apartados,
señales que conducen a una sola carretera.
El frío de noviembre que ahora dice tu nombre
y vacía las cosas
y nos hace minúsculos,
indigentes, cobardes;
y ha quebrado los días.
Un mundo que se rompe
y nos muestra su grieta:
un mundo sin sonido, un mundo
fracturado.